Torturado por Cristo
Richard
Wurmbrand
Una relación de
los sufrimientos y testimonio
de la
Iglesia Subterránea en los países tras la Cortina de Hierro.
Richard
Wurmbrand, nació en Bucarest el 24 de Marzo de 1909. Fue un pastor evangélico
que paso catorce años en cárceles comunistas de Rumania, su patria. Fue uno de
sus más renombrados dirigentes cristianos, autores y educadores. Pocos
nombres son tan conocidos en su país.
En 1945, cuando
los comunistas ocuparon Rumania, e intentaron controlar a las iglesia para sus
propios fines, Richard Wurmbrand comenzó de inmediato un efectivo y vigoroso
“ministerio subterráneo” entre sus compatriotas esclavizados y los soldados
invasores rusos. Finalmente fue arrestado en 1948, en compañía de su esposa
Sabina. Ella fue condenada a tres años de trabajos forzados. Richard Wurmbrand
pasó tres años de confinamiento solitario, sin ver a nadie, con excepción de
sus guardias comunistas. Después de tres años fue trasferido a una celda común
por cinco años más, donde continuaron las torturas.
Debido a su
prestigio internacional como líder cristiano, algunos diplomáticos de las
embajadas de los países occidentales comenzaron a interesarse por su seguridad.
Se les informo que había huido de Rumania. Por otro lado Policías Secretos,
haciéndose pasar por ex – compañeros de cárcel, contaron a su esposa como
habían presenciado su entierro en el cementerio de la cárcel. Tanto a su
familia en Rumania como a sus amigos en el exterior se les aconsejo que era
mejor olvidarlo, ya que, según estas falsas noticias, estaba muerto.
Después de ocho
años fue puesto en libertad e inmediatamente reanudo su labor en la Iglesia
Subterránea. Dos años más tarde, en 1959, fue vuelto a arrestar y sentenciado a
veinticinco años de cárcel.
Richard
Wurmbrand fue puesto en libertad otra vez en una amnistía general en 1964, y
continuo su ministerio subterráneo. Conscientes del peligro que significaba
para él un tercer arresto. Cristianos de Noruega negociaron su salida de
Rumania con las autoridades comunistas. El gobierno comunista había comenzado a
“vender” a sus presos políticos. El precio habitual de rescate por un preso era
de 2.000 dólares; pero por el pidieron 10.000 dólares.
En mayo de 1966,
mientras prestaba declaraciones ante el Sub-Comité de Seguridad Interior del
Senado norteamericano en Washington, se desnudo hasta la cintura para que
pudieran ver las dieciocho profundas cicatrices que le habían dejado las
atroces torturas a que fue sometido durante su encarcelamiento. Los periódicos
norteamericanos, europeos y asiáticas contaron al mundo su dramática historia.
En el mes de Septiembre de ese mismo año se le advirtió que el régimen
comunista de Rumania había dispuesto su asesinato. Mas, ni siquiera aquellas
amenazas de muerte pudieron silenciar su voz.
Richard
Wurmbrand ha sido llamado “la voz de la Iglesia Subterránea”. Líderes
cristianos lo han llamado “un mártir viviente” y “el Pablo de la Cortina de
Hierro”.
Richard Wurmbrand, encontró el eterno descanso en los
brazos de su Amado Salvador el 17 de Febrero de 2001, Sabina su esposa, se le
había adelantado, el 11 de Agosto de 2000.
Por qué escribo
este libro?
Traigo a todos
los cristianos libres un mensaje de la Iglesia Subterránea detrás de la Cortina
de Hierro.
La Iglesia
Subterránea, que tuve el honor de dirigir durante muchos años, decidió que yo
tendría que hacer todo lo posible para llegar al mundo libre para entregarles a
Uds. este urgente mensaje. Por un milagro extraordinario, del que van a leer
aquí, logre sobrevivir y llegar. En este libro entrego el mensaje que me ha
sido confiado por la fiel y sufrida Iglesia Subterránea en los países
comunistas.
Con el objeto de
que este mensaje de la Iglesia Subterránea reciba toda la consideración que se
merece, en primer lugar doy mi testimonio, para luego contar el trabajo que
ella realiza.
LA AVIDA SED DE
CRISTO DE LOS RUSOS
Un ateo encuentra a Dios
Fui criado en
una familia donde ninguna religión era reconocida. Por lo tanto, en mi niñez no
tuve ninguna instrucción religiosa. A los catorce años era ya un convencido y
empedernido ateo. Era el lógico resultado de mi amarga niñez. Quede huérfano a
muy temprana edad y conocí la pobreza en aquellos difíciles años de la Primera
Guerra Mundial. De allí que, a mis catorce años, fuera un ateo tan convencido
como lo son hoy los comunistas. Había leído libros sobre ateismo y ello no
significaba meramente que no creyese en Dios o en Cristo… odiaba esos conceptos
por considerarlos perjudiciales a la mente humana. Y así crecí sintiendo
amargura y resentimiento hacia la religión.
Pero, como
llegue a entender mas tarde, había sido elegido por la gracia de Dios, por
razones que no alcanzaba a comprender. Esas razones no tenían nada que ver con
mi carácter, pues este era muy malo.
Aun cuando me
consideraba un ateo, algo incomprensible dentro de mí me atraía hacia las
iglesias. Me resultaba difícil pasar frente a una iglesia sin sentir necesidad
de entrar. No obstante, nunca podía entender lo que sucedía dentro de esos
lugares. Escuchaba los sermones, pero estos no apelaban a mi corazón y no me
sentía ni afectado ni conmovido por ellos. Tenía la absoluta seguridad de que
Dios no existía. Aborrecía el concepto errado que tenia de Dios como un amo al
que había que obedecer. Sin embargo, mucho me habría agradado saber que en
algún lugar en el centro de este universo existiera un corazón de amor. Había
conocido tan pocos de los goces de la niñez y la juventud, que anhelaba
encontrar en alguna parte un corazón que estuviera latiendo de amor por mi
también.
Sabia que Dios
no existia, pero me lamentaba que no existiera tal Dios de amor. En cierta
oportunidad, movido por este conflicto espiritual interior, entre en una
Iglesia Católica. Observe la gente arrodillada, y me di cuenta que estaban
murmurando algo. Pensé, me arrodillare cerca de ellos y tratare de captar lo
que dicen, y repetiré sus oraciones a ver si algo sucede. Rezaban una plegaria
a la Santa Virgen: “Ave Maria, llena eres de gracia”. Repetí esas palabras y
otra vez, mirando a la imagen de la Virgen Maria, pero no sucedió nada, lo que
me causo gran pesar.
Un día, a pesar
de ser un ateo convencido, ore a Dios. Mas o menos mi oración fue así: “Dios tengo
el convencimiento absoluto que Tu no existes, pero por si acaso existieras,
cosa que dudo, no es deber creer en Ti, pero si es Tu obligación revelarte a
mi”. Si, yo era ateo, pero eso no traía paz a mi corazón.
Durante ese
periodo de conflicto interior, como lo vine a descubrir mas tarde en un
pueblito situado en las montañas de Rumania, un carpintero anciano oraba de
esta manera: “Mi Dios, te he servido aquí en la tierra y te pido que me des una
recompensa tanto aquí como en el cielo. La recompensa que quiero es que no
muera sin antes haber traído a Ti a un Judío, puesto que Jesús era Judío. Pero
soy pobre y estoy viejo y enfermo, no puedo salir de aquí en busca de uno de
ellos, y bien sabes que en este pueblo no vive ninguno. Trae, Señor un judio hasta
acá, haré todo lo que este en mi para llevarlo a Cristo”
Algo
irresistible me trajo a ese pueblo. Yo no tenía nada que hacer allá. Existen
doce mil pueblos semejantes en Rumania. Sin embargo, yo viaje a ese pueblo.
Viendo el carpintero que yo era judío, me lleno de atenciones como nunca una
hermosa muchacha se vio atendida. En mi había visto la respuesta a su oración y
me obsequio una Biblia. Yo había leído muchas veces la Biblia, pero solo por
interés cultural. En cambio, la Biblia que me obsequiara aquel anciano me dio
la impresión de ser totalmente diferente. Esta parecía no estar escrita
simplemente con letras, sino con las llamas de amor de sus ardientes oraciones.
Según me confeso mas tarde, el y su esposa habían pasado horas enteras
orando por mi conversión y la de mi mujer. Me resultaba difícil leerla, pues
solo atinaba a llorar cuando comparaba mi vida con la vida de Jesús; mis
impurezas con su pureza; mi odio con su amor. Mas a pesar de eso me acepto como
uno de los suyos.
Al poco tiempo
se convirtió mi esposa. Ella atrajo a otras almas a Cristo, las que a su vez
atraían a otros a nuestra fe. De esta manera nació una nueva congregación
luterana en Rumania.
Entonces llego
el Nazismo. Teníamos mucho que sufrir. El Nazismo tomo la forma de una
dictadura de elementos ultra – ortodoxos que persiguieron a los grupos
protestantes además de los judíos.
Aun antes de mi
ordenación formal y de que estuviera preparado para el pastorado, era el líder
virtual de una Iglesia recién fundada. Tenía la responsabilidad por ella. Mi
esposa y yo fuimos arrastrados varias veces a los tribunales. El terror Nazi
fue muy grande, empero era solamente un anticipo de lo que vendría: el
Comunismo. Mihai, mi hijito, debió adoptar un nombre no judío para poder
escapar de la muerte.
A pesar de todo,
la era del Nazismo nos proporciono una gran ventaja, pues nos enseño que los
golpes físicos podían ser soportados, puesto que el espíritu humano, con la
ayuda de Dios, puede sobrevivir a las más horribles torturas. Además nos
obligaron a adoptar los métodos del trabajo cristiano en secreto, que nos
sirvieron como entrenamiento para la prueba aun mas terrible que estaba por
venir y que, sin saberlo, ya se aproximaba.
El remordimiento
de mi pasado ateo me hizo anhelar desde el primer día de mi conversión el
testificar de mi fe a los rusos. Ellos son un pueblo criado desde la infancia
en el ateismo. Mis deseos de alcanzar a los rusos para Cristo se han cumplido.
Su cumplimiento comenzó en los años del Nazismo, pues había muchos prisioneros
de guerra rusos en Rumania, entre los cuales podíamos hacer nuestra obra.
Fue una labor
conmovedora y dramática. Jamás olvidare mi primer encuentro con un prisionero
ruso, quien me contó que era ingeniero. Le pregunte si creía en Dios. Si me
hubiera dicho “no”, no me habría importado tanto, pues que cada hombre tiene el
derecho de creer o no creer. Pero ante mi pregunta si creía en Dios levanto sus
ojos sin comprender y me respondió: “Mis superiores militares no me han dado
ninguna orden para creer. Si tuviera una orden, creería”.
Las lágrimas
corrieron por mis mejillas, y sentí como si el corazón se destrozara dentro de
mí. Allí, frente a mi, había un hombre cuya mente estaba como muerta. Un hombre
que había perdido el don más preciado que Dios concede al ser humano: tener su
propia personalidad. Era solo un instrumento, con el cerebro lavado, en manos
de los comunistas, dispuesto a creer o no, según se lo ordenaran. No tenia
capacidad de pensar por si mismo. ¡Era un ruso típico después de tantos años de
dominación comunista! Después del impacto de ver lo que el comunismo había
hecho con los seres humanos, prometí a Dios dedicar mi vida a esos hombres,
para ayudarles a recuperar su personalidad y llevarles a la fe en Dios y en
Jesucristo.
No necesite ir a Rusia para alcanzar a los rusos.
A partir del 23
de agosto de 1944, un millón de soldados rusos entraron en Rumania, y poco
después los comunistas llegaron al poder en nuestro país. Entonces comenzó la horrenda
pesadilla, ante la cual el sufrimiento bajo el Nazismo parecía poca cosa.
En ese momento
en Rumania, que ahora tiene diecinueve millones de habitantes, el Partido
Comunista tenía solamente mil miembros. Sin embargo, Vishinsky, Ministro de
Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, irrumpió en la oficina de nuestro
muy amado rey Michael I, golpeo en la mesa con los puños y dijo: “Ud. debe
nombrar comunistas para el gobierno” Nuestro ejercito y policía fueron
desarmados y así, por la violencia, y odiados por casi todos, los comunistas
llegaron al poder. Esto sucedió con la pasiva cooperación de los gobernantes
ingleses y norteamericanos de aquel tiempo.
Los hombres son
responsables ante Dios no solamente por sus propios pecados sino también por los
de su nación. La tragedia de todos los países cautivos constituye una
responsabilidad en los corazones de los cristianos ingleses y norteamericanos.
Los norteamericanos deben saber que en algunas oportunidades han ayudado, sin
darse cuenta, a que los rusos nos hayan impuesto regimenes de terror y muerte.
Los norteamericanos deben expiar estas faltas, ayudando a los pueblos cautivos
para que llegue hasta ellos la luz de Cristo.
Una vez que los
comunistas estuvieron en el poder, habilmente pusieron en práctica sus métodos
de seducción para conquistarse la iglesia. El idioma del amor y de la seducción
son idénticos. Tanto el que desea a una joven para hacerla su esposa, como el
que solo la desea para tenerla una noche y después desecharla, dicen: “Te
quiero”. Jesús nos enseño a distinguir entre el lenguaje de la seducción y el
del amor, como también a discernir a los lobos con piel de oveja de las
verdaderas ovejas.
Cuando los
comunistas consiguieron el poder, miles de sacerdotes, pastores y ministros no
supieron distinguir entre ambas voces.
Los comunistas
convocaron un Congreso de todos los grupos cristianos, en el edificio de
nuestro Parlamento. Asistieron unos cuatro mil sacerdotes y pastores que
eligieron nada menos que a ¡Jose Stalin como Presidente Honorario de dicho
Congreso! Al mismo tiempo el era el Presidente del Movimiento Mundial Ateo, y
un asesino en mesa de los cristianos. Uno tras otro, obispos y pastores se
levantaron en aquel recinto para declarar que el comunismo y el cristianismo
fundamentalmente son lo mismo y que por lo tanto podían coexistir. Un ministro
tras otro ensalzo al comunismo y aseguro al nuevo gobierno que podría contar
con la lealtad de la Iglesia.
Mi esposa y yo
estábamos presentes en el Congreso. Ella, que estaba sentada cerca de mi, me
dijo: “¡Richard, levántate y limpia la cara de Cristo de tanta vergüenza! Están
escupiendo en su cara”. Le dije: “Si lo hago, pierdes a tu esposo”. Ella
respondió: “No deseo tener a un cobarde por esposo”.
Entonces me
levante y hable a los congresistas, alabando no a los asesinos de cristianos,
sino a Dios y a Su Hijo Jesucristo, afirmando que nuestra lealtad se debía en
primer lugar a El. Los discursos de aquel Congreso eran difundidos por radio,
así es que se pudo escuchar el mensaje de Cristo en todo el país, proclamado
desde la misma tribuna del Parlamento Comunista. Después tuve que pagar por
semejante temeridad, pero había valido la pena.
Los dirigentes
de las Iglesias Protestantes y Ortodoxa competian entre si en su afán de ceder
al comunismo. Un obispo ortodoxo coloco el emblema de la hoz y el martillo en
sus vestiduras eclesiásticas y solicito a sus sacerdotes que no se dirigieran
mas a el como “Su Señoría”, sino como “Camarada Obispo”. En otra oportunidad
asistí al Congreso Bautista en el pueblo de Resita, que se efectuó
bajo la sombra de la bandera roja, donde todos se pusieron de pie al entonarse
el himno nacional de la Unión Soviética. El presidente de los Bautistas declaro
que Stalin no hizo más que cumplir con los mandamientos de Dios, y lo alabo
como un gran maestro de la Biblia.
Algunos
sacerdotes, como Patrascoiu y Rosianu fueron más directos, convirtiéndose
en miembros de la Policía Secreta. Rapp obispo auxiliar de la Iglesia Luterana
en Rumania, comenzó a enseñar en el seminario teológico que Dios había dado
tres revelaciones: una a Moisés, otra a través de Jesús, y una tercera a través
de Stalin que superaba aun a la anterior.
Debo aclarar que
los verdaderos bautistas, por quienes siento un verdadero aprecio, no estaban
de acuerdo y mantuvieron intacta su fe en Cristo, sufriendo mucho a causa de
ello. Sin embargo, los comunistas “eligieron” a sus dirigentes y los bautistas
no tuvieron mas remedio que aceptarlos. La misma condición se mantiene hoy en
las altas esferas de dirección religiosa.
Aquellos que se
convirtieron en siervos del comunismo en lugar de siervos de Cristo, comenzaron
a denunciar a los hermanos que no se unían a ellos.
Así fue como
los cristianos rusos formaron una Iglesia Subterránea después de la revolución
rusa. La ascensión al poder del comunismo y la traición de fatuos dirigentes de
la Iglesia Oficial nos obligo a fundar también en Rumania una Iglesia
Subterránea que fuera fiel a su fe, que predicara el Evangelio y que ganara a
los niños para Cristo. Los comunistas prohibieron todo esto y la Iglesia
Oficial consintió.
Junto con otros
comencé una obra secreta. Exteriormente yo mantenía una posición bastante
respetable que nada tenia que ver con mi verdadera obra clandestina, pero que
me servia de pantalla para ocultarla. Yo era pastor de la Mision Luterana
Noruega y al mismo tiempo era el representante del Consejo Mundial de Iglesias
para Rumania. (Cabe destacar que en Rumania no teníamos la más remota idea que
esa organización algún día podría cooperar con el comunismo. Por aquel entonces
se dedicaba a mantener programas de ayuda en nuestro país.) Estos dos títulos
me dieron una buena reputación ante las autoridades, que nada sabían de mi obra
clandestina.
La misma tenia
dos facetas
La primera era
nuestro ministerio secreto ente el millón de soldados rusos.
La segunda
faceta era nuestro ministerio subterráneo al esclavizado pueblo rumano.
Para mi, el
predicar el Evangelio a los rusos es el cielo en la tierra. Yo he predicado el
Evangelio a hombres de muchas naciones, pero nunca he visto a un pueblo tan
sediento del Evangelio como los rusos.
Un sacerdote
ortodoxo amigo mío me telefoneo un día para comunicarme que un oficial ruso
había acudido a el para confesarse. Como el no sabia ruso, y yo en cambio si,
le había dado mi dirección. El hombre vino a verme al día siguiente. El amaba a
Dios, aunque nunca había visto una Biblia, ni jamás había asistido a ningún
servicio religioso (pues existen muy pocas iglesias en Rusia). No tenía la
menor instrucción religiosa, pero amaba a Dios a pesar de no tener ni el más
elemental conocimiento de El.
Comencé a leerle
el Sermón de la Montaña y las parábolas de Jesús. Después de escucharlas, en un
arranque de alegría se puso a danzar por todo el cuarto, exclamando: “¡Que
maravillosa belleza! ¡Como pude vivir sin saber nada de este Cristo!” fue la
primera vez que vi a alguien tan cautivado por la persona de Cristo.
Fue entonces que
cometí un error. Le leí acerca de la pasión y crucifixión de Jesús, sin haberlo
preparado para ello. El no la esperaba, pues cuando escucho como Cristo fue
abofeteado, como fue crucificado y al fin murió, cayo en un sillón y comenzó a
llorar amargamente. ¡Había creído en un Salador y ahora su Salvador estaba
muerto!
Al observarle me
sentí avergonzado de llamarme cristiano y pastor, de ser un maestro para los
demás y, sin embargo, jamás haber compartido los sufrimientos de Cristo en la
forma que este oficial ruso ahora los compartía. Mirándole, me pareció volver a
ver a Maria Magdalena llorando al pie de la cruz; llorando fielmente aun cuando
Jesús yacía en la tumba.
Luego le leí la
historia de la resurrección. El no sabía que su Salvador había resucitado de la
tumba. Cuando escucho estas maravillosas nuevas, se golpeo las rodillas
profiriendo una palabra bastante grosera, aunque en ese momento la considere
aceptable, y aun quizás “sana”. Era su cruda manera de expresarse. Nuevamente
se regocijaba, gritando de alegría: “¡El vive! ¡El vive!”, y danzaba, dominado
por la felicidad.
“Oremos”, le
dije, pero el no sabia orar, a nuestra manera por lo menos. Cayo de rodillas
junto a mi, y las palabras que brotaron de sus labios fueron: “¡Oh Dios, que
magnifico eres!. Si Tú fueras yo y yo fuese tú,nunca te habría
perdonado Tus pecados. ¡Eres en realidad magnifico y yo te amo de todo
corazón!”
Pienso que todos
los àngeles en el cielo se detuvieron en cielo para escuchar esta sublime
oración de un oficial ruso. ¡El hombre había sido ganado para Cristo!
En un negocio
encontré a un capitán ruso con una dama que era también oficial del ejercito;
compraban una gran cantidad de cosas, pero tenían dificultades para hacerse
entender con el vendedor, ya que el no entendía ruso. Me ofrecí para actuar de
intérprete para ellos, y trabamos amistad. Los invite a casa par almorzar, y
antes de comenzar a comer les dije: “Uds. están en una casa cristiana y
nosotros tenemos por costumbre orar”. Ore en ruso. Entonces dejaron los
cubiertos sobre la mesa y perdieron el interes en la comida. Comenzaron a hacer
pregunta tras pregunta acerca de Dios, de Jesucristo y la Biblia. Ellos no
sabíannada.
No fue fácil
hablarles. Les narre la parábola de un hombre que tenia cien ovejas y perdió
una; pero no me entendieron, porque me preguntaron: “¿Cómo es posible que tenga
cien ovejas y que no se las haya quitado la granja colectiva comunista?”
Entonces les dije que Jesús es un rey. A esto me contestaron: “Todos los reyes
han sido hombres malos que tiranizaban a su pueblo, y Jesús por lo tanto tiene
que haber sido un tirano también”. Cuando les narre la parábola de los obreros
de la viña, ellos dijeron: “Bueno, esos hombres hicieron muy bien en rebelarse
contra el propietario de la viña. La viña tiene que pertenecer a la granja
colectiva”. Todo era nuevo para ellos. Al relatarles el nacimiento de Jesús,
sus preguntas podrían parecer, en labios de un occidental, una blasfemia: “¿Era
Maria la esposa de Dios?” Fue entonces que comprendí, al discutir con ellos y
muchos otros, que para predicarles el Evangelio a los rusos, después de tantos
años de comunismo, tendríamos que usar un idioma totalmente nuevo.
Los misioneros
que fueron a África Central tuvieron dificultades para traducir las palabras
del profeta Isaías: “Si tus pecados fueron rojos como la grana, como la nieve
serán emblanquecidos”. Nadie, en esa parte de África Central, había visto la
nieve. Ni siquiera existía la palabra “nieve”. Por lo tanto tuvieron que
traducir: “Tus pecados serán blancos como la pulpa del coco”.
Así también
tuvimos que traducir el Evangelio al lenguaje marxista para hacerlo
comprensible a ellos. Era algo que no podíamos hacer solos, mas el
Espíritu Santo lo hizo a través nuestro.
En ese mismo día
se convirtieron el capitán y el oficial. Después, ellos nos ayudaron mucho en
nuestro ministerio clandestino con los rusos.
Imprimimos y
distribuimos en forma secreta muchos miles de Evangelios y otra literatura
cristiana entre los rusos. A través de los soldados rusos convertidos pudimos
introducir de contrabando muchas Biblias y porciones bíblicas en Rusia.
Usamos otra
técnica para hacer llegar copias de la palabra de Dios a las manos de los
rusos. Los soldados rusos habían estado peleando varios años, y muchos de ellos
tenían en su patria hijos que no habían visto en todo ese tiempo (Los rusos
tienen un gran cariño por los niños). Mi hijo Mihai y otros pequeños, menores
de diez años, iban a las calles y parques llevando con ellos muchas Biblias y
Evangelios y otra literatura en los bolsillos. Los soldados rusos los
acariciaban en la cabeza y les hablaban cariñosamente, pensando en sus propios
hijos que no habían visto por tantos años. Luego les daban chocolates y dulces a
los niños, quienes, a su vez, les daban a cambio: Biblias y Evangelios, que
eran aceptados gustosamente. A menudo, lo que era peligroso para nosotros hacer
abiertamente, podía ser hecho por nuestros hijos sin ningún riesgo. Eran
nuestros “pequeños misioneros” para los rusos. Los resultados fueron
excelentes. Muchos soldados rusos recibieron de este modo el Evangelio, que de
otra manera no hubiéramos podido darles.
Nuestra labor
entre los rusos no solo se limito a la obra personal, sino que también tuvimos
la oportunidad de realizar reuniones con grupos pequeños.
A los rusos les
gustan mucho los relojes. Se los robaban a cuanta persona encontraban. Aun
detenían a las personas en la calle con ese fin, y había que entregárselo. Se
les podía ver usando varios relojes al mismo tiempo, preferentemente en los
brazos; y aun en las mujeres oficiales con relojes despertadores colgando de
sus cuellos. Ellos nunca habían tenido relojes antes, y por eso les parecía que
nunca tendrían los suficientes. El rumano que deseara tener un reloj tenía que
ir a los cuarteles del Ejercito Soviético para comprar uno robado; a menudo
adquiría su propio reloj. Así pues era común ver a los rumanos entrar en los
cuarteles rusos; y esto nos proporciono a nosotros, los de la Iglesia
Subterránea, un excelente pretexto para ir allí también – a comprar relojes.
Elegí la
festividad ortodoxa de San Pablo y San Pedro como la primera fecha para ir a
los cuarteles rusos. Pretextando querer adquirir un reloj fui a la base
militar. Con el fin de ganar tiempo, simulaba rechazar uno por encontrarlo muy
caro; otro, por ser muy chico y otro mas grande. Como lógica consecuencia, se
junto a mi alrededor un grupo de soldados que me ofrecieron algo para comprar.
En son de broma les pregunte: “¿Alguno de Uds. se llama Pablo o Pedro?” Algunos
respondieron afirmativamente. Entontes les dije: “¿Sabían Uds. que hoy es el
día en que vuestra Iglesia Ortodoxa honra a San Pablo y San Pedro?” (Algunos de
los más viejos lo sabían). Continué: “¿Saben Uds. quienes eran Pedro y Pablo?”
Nadie lo sabia, así es que comencé a contarles acerca de ellos. Uno de los
soldados rusos me interrumpió para decirme: “Tu no has venido a comprar
relojes. Has venido para hablarnos de la fe. ¡Siéntate aquí y háblanos!, pero
¡Ten cuidado! Sabemos de quienes tenemos que cuidarnos. Cuando coloque mi mano
en tu rodilla deberas hablar solamente de relojes. Cuando la retire puedes
continuar con tu mensaje.” Tenía ya junto a mí a un grupo bastante
numeroso de soldados, a los que seguí contándoles acerca de Pablo y Pedro, y en
especial acerca de Cristo por quien ellos murieron. Al acercarse de cuando en
cuando alguno en quien no tenía confianza, el soldado ponía su mano sobre mi
rodilla y de inmediato comenzaba a hablar acerca de los relojes. Tan pronto se
alejaba, volvía a predicarles de Cristo.
Con ayuda de
soldados rusos cristianos, pude repetir esta visita muchas veces. Muchos de sus
camaradas encontraron a Jesús, y miles de Evangelios fueron repartidos
secretamente.
Lamentablemente,
muchos de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Subterránea que fueron
sorprendidos en estas actividades, fueron brutalmente flagelados. No obstante,
jamás traicionaron nuestra organización.
Durante esta
labor, tuvimos el gozo de conocer a hermanos de la Iglesia Subterránea rusa,
como también escuchar sus experiencias. En primer lugar, pudimos apreciar en
ellos lo que convierte a los hombres en grandes santos. Habían pasado a través
de tantos años de adoctrinamiento comunista. Algunos incluso habían estado en
las universidades comunistas; sin embargo, al igual que el pez que vive en
aguas saladas pero que mantiene dulce su carne, así también ellos habían pasado
a través de las escuelas comunistas manteniendo sus almas limpias y puras para
Jesucristo.
¡Estos rusos
cristianos tenían almas tan preciosas! Nos manifestaban: “Sabemos que la
estrella con la hoz y el martillo que usamos en nuestras gorras es la estrella
del Anticristo”, y lo decían con gran tristeza. Su ayuda nos fue inapreciable
para poder extender el evangelio entre otros soldados rusos.
Ellos poseían
todas las virtudes cristianas, menos el gozo. Lo demostraban solamente en el
momento de la conversión, pero luego desaparecía. Como esto no dejaba de
extrañarme, un día le pregunte a uno de ellos, un bautista: “¿Cómo es posible
que Uds. no conozcan el gozo?” Me contesto: “¿Cómo puedo yo estar gozoso cuando
tengo que esconder del pastor de mi iglesia el hecho de ser un ferviente
cristiano, que dedico tiempo a la oración y trato de ganar almas para Cristo?
El pastor de mi iglesia es un delator de la Policía Secreta. Somos espiados el
uno por el otro, y son los pastores quienes traicionan a sus rebaños. El gozo
de la salvación existe en lo mas profundo de nuestro corazón, pero esa
manifestación externa del gozo que Uds. poseen no podemos mostrarla nunca mas.”
“El cristianismo
ha llegado a ser dramático para nosotros. Cuando Uds., que son cristianos
libres, ganan un alma para Cristo, ganan un miembro para sus iglesias, que
lleva una placida existencia. Pero cuando nosotros ganamos a un hombre sabemos
que este puede ser encarcelado y que sus hijos pueden quedar huérfanos. El gozo
de conquistar un alma para Cristo se mezcla con el sentimiento de que hay un
precio que es necesario pagar.”
Habíamos
encontrado un tipo de cristiano enteramente diferente: el cristiano de la
Iglesia Subterránea.
Aquí también
hallamos muchas sorpresas
Así como hay
muchos que creen que son cristianos, y en realidad no lo son, asi entre los
rusos encontramos a muchos que se dicen ateos y en verdad no lo son.
Conversamos con
un matrimonio ruso, ambos escultores. Cuando les hable de Dios me contestaron:
“No, Dios no existe. Nosotros somos “Bezboshniki”- ateos. Pero permítanos
contarle una curiosa experiencia que nos sucedió.
“Una vez,
mientras esculpíamos una estatua de Stalin, mi esposa me pregunto: “Querido,
¿Qué piensas de los pulgares? Si no pudiésemos oponer el pulgar a los otros
dedos, si los dedos de la mano fuesen como los de los pies, no podríamos
sostener el martillo, un mazo, o cualquier otra herramienta, un libro o aun un
trozo de pan. La vida humana seria imposible sin el dedo pulgar. Dime ahora,
¿Quién hizo el pulgar? Ambos aprendimos el marxismo en la escuela y sabemos que
el cielo y la tierra no fueron creados por Dios, sino que existen por si
mismos, pues así lo hemos aprendido y así lo creemos. Si Dios no ha creado el
cielo y la tierra, pero solamente hubiese creado el pulgar, por esa pequeña
cosa debería ser aclamado.
Nosotros
elogiamos a Edison, a Bell y a Stephenson por haber inventado la bombilla o
lámpara de luz eléctrica, el teléfono y el ferrocarril. ¿No deberíamos entonces
elogiar al que invento el pulgar? Si Edison no hubiese tenido ese dedo no podría
haber inventado nada. Si aceptamos que Dios creo el dedo pulgar es justo que lo
elogiemos por ello”
El marido se
enojo mucho, cosa que a menudo ocurre con los maridos cuando sus esposas dicen
algo acertado. “¡No hables tonterías! Has aprendido que no hay Dios. Por otra
parte, nunca podremos estar seguros que no hay en esta casa algunos micrófonos
ocultos que nos puedan acarrear problemas. Convéncete de una vez por todas que
no hay nadie en el cielo. Dios no existe”
Ella replico:
“esto es aun mas asombroso. Si en el cielo estuviera el Dios omnipotente, en el
cual estúpidamente creían nuestros antepasados, seria natural que tuviéramos
pulgares. Un Dios Todopoderoso puede hacerlo todo, por lo tanto le seria fácil
hacer también pulgares. Sin embargo, si en el cielo no hay nadie, por mi parte
estoy dispuesta a alabar desde el fondo de mi corazón a ese “Nadie” que ha
hecho los pulgares.”
Por lo tanto,
¡se convirtieron en adoradores de ese “Nadie”! Su fe en este “Nadie” aumento
con el tiempo y creyeron en El no solamente como el creador de los pulgares,
sino de las estrellas, las flores, los niños, y todas las cosas bellas de la
vida.
Si, se repetía
lo sucedido en Atenas, cuando San Pablo encontró a los adoradores del “Dios
desconocido”.
Esta pareja se
sintió inmensamente feliz al decirles que sus creencias eran correctas, que en
el cielo realmente hay “Alguien”, Dios que es Espíritu: espíritu de amor,
sabiduría, verdad y poder; que los amo tanto que envió a Su Hijo unigénito para
morir por ellos en la cruz.
Hasta ese
momento habían creído en Dios, sin siquiera saberlo. Tuve el gran privilegio de
llevarles un paso mas adelante – a la experiencia de la salvación y redención.
Cierto día vi a
una oficial rusa en la calle. Me acerque a ella y le dije: “Comprendo que es
mala educación dirigirse a una dama a quien no se conoce, pero yo soy pastor y
mis intenciones son honestas. Deseo hablarle de Cristo”.
Me pregunto:
“¿Ama Ud. a Cristo?” Le conteste: “Si desde lo mas profundo de mi corazón”.
Entonces ella me abrazo y besó una y otra vez. Era una situación bastante
embarazosa, siendo yo pastor, así que, con la esperanza que los transeúntes nos
creyeran parientes, la bese también. Ella exclamo: “¡Yo amo a Cristo también!”
La lleve a mi
casa, y allí descubrí para mi asombro que ella no sabia nada de Cristo,
absolutamente nada, excepto el nombre. Y sin embargo le amaba. No tenia idea
que El era el Salvador, ni tampoco sabía el significado de la salvación.
Ignoraba donde y como El había vivido y muerto. No conocía Sus enseñanzas, Su
vida o Su ministerio. Para mi ella era una curiosidad psicológica. ¿Cómo se
puede amar a alguien, de quien solo se conoce el nombre?
Cuando se lo
pregunte, me explico: “De niña me enseñaron a leer por medio de grabados. La
“a” era una abeja, la “b” era una bandera, la “c” era una campana, y así
sucesivamente. Cuando ingrese a la escuela secundaria, se me enseño que era
deber sagrado defender la patria comunista. Además se me enseño la moral
comunista, pero yo no sabia que era un “deber sagrado” o “moral”; necesitaba un
grabado para esto. Sabía que mis antepasados habían tenido un cuadro que
representaba todo lo que era bello, digno de elogio, y verdadero en la vida. Mi
abuela siempre se inclinaba delante de el, diciendo que ese cuadro representaba
a un hombre llamado Cristo. ¡Yo amaba ese nombre, llego a ser tan
real para mi, que el solo pronunciarlo me llenaba de gozo!”
Escuchándola
recordé que en la epístola a los Filipenses se dice que al nombre de Jesús se
doblara toda rodilla. Quizás el Anti-Cristo llegue a poder borrar del mundo por
algún tiempo el conocimiento de Dios. No obstante, el solo nombre de Jesús
encierra gran poder y conducirá a la luz.
Con gran gozo
ella encontró a Cristo en mi hogar, ahora Aquel cuyo nombre amaba
moraba en su corazón.
Cada una de las
circunstancias que vivía con los rusos estaban llenas de poesía y de profundo
significado.
Una hermana que
difundía el Evangelio en las estaciones del ferrocarril, dio mi dirección a un
oficial que demostró interés.
Una tarde llego
a mi casa. Era un teniente ruso, alto y de buen parecer.
Le pregunte:
“¿En que puedo servirle?”
Me contesto: “He
venido buscando la luz”
Comencé a leerle
las partes mas esenciales de las Sagradas Escrituras y entonces coloco su mano
sobre la mía y dijo: “Le ruego con todo mi corazón no me
conduzca al error. Pertenezco a un pueblo mantenido en la oscuridad. Por favor,
dígame. ¿Es esta la autentica Palabra de Dios?” Le asegure que si era. Me
escucho por horas – y acepto al Señor Jesús como su Salvador.
En materia de
religión no hay nada de superficial en los rusos. Ya sea que luchen en contra
de ella o estén a su favor, buscando a Cristo, ponen siempre toda su alma en
ello. Por esta razón en Rusia cada cristiano es un misionero, ganador de almas.
A esto se debe que no haya en el mundo otro país tan maduro y fructífero para
el evangelio. Los rusos son por naturaleza uno de los pueblos mas religiosos de
la tierra. El curso del mundo puede ser cambiado radicalmente si nos ocupamos
activamente de darles el Evangelio.
Es trágico que
esta tierra de Rusia y su pueblo estén tan hambrientos de la Palabra de Dios y
que sin embargo parezca como si todos los hayan olvidado o descartado.
En un tren un
oficial ruso iba sentado frente a mí. Le había hablado de Cristo solo unos
pocos minutos, cuando el me interrumpió con una verdadera ola de argumentos
ateos. Marx, Stalin, Voltaire, Darwin, y otras citas contrarias a la Biblia
fluyeron de su boca. No me daba oportunidad para contradecirle. Hablo durante
casi una hora para convencerme que no había Dios. Cuando termino le pregunte:
“Si no hay Dios, ¿Por qué reza Ud. cuando tiene problemas?” Reacciono como un
ladrón sorprendido robando y me contesto: “¿Cómo sabe que rezo?” No le permití
que se escapara. “Yo le hice una pregunta a Ud. primero. Le pregunte ¿Por qué
reza? Por favor, ¡contésteme!” Inclino su cabeza y reconoció: “En el frente de
batalla, cuando los alemanes nos rodeaban todos rezábamos. No sabíamos como
hacerlo, solo atinábamos a decir: “Dios y espíritu maternal”” – en realidad,
ante los ojos de Aquel que escudriña los corazones, estoy seguro que era esa
una buena oración.
Nuestro
ministerio con los rusos ha dado mucho fruto.
Recuerdo a Piotr
(Pedro). Nadie sabe en que prisión rusa murió. ¡Era tan Joven! Tendría quizás
unos 20 años. Llego a Rumania con el ejército ruso. Se convirtió en una reunión
secreta y me pidió que lo bautizara.
Después del
bautismo le pregunte cual era el versículo de la Biblia que mas le había
impresionado y había influido en el para venir a Cristo.
Dijo que había
escuchado atentamente cuando en una de nuestras reuniones secretas yo había
leído en el capitulo 24 de Lucas la historia de Jesús que encontró a los dos
discípulos que iban hacia Emaus. Cuando estaban cerca del pueblo, “Hizo como
que iba mas lejos”. Piotr dijo: “Me pregunto por que Jesús dijo eso. No había
duda que deseaba estar con sus discípulos. ¿Por qué, pues, dijo que deseba ir
mas lejos? Le explique que Jesús es cortes. Quería tener la seguridad de ser
bien recibido. Al darse cuenta que así era, entro gozosamente en la casa de
ellos. Los comunistas son descorteses. Procuran penetrar por la violencia
dentro de nuestros corazones y mentes. Nos obligan a escucharles desde la
mañana hasta la noche. Lo hacen a través e sus escuelas, radioemisoras,
periódicos, revistas, carteles, películas, reuniones ateas. Hay que escuchar
continuamente su propaganda atea, quiérase o no. Jesús, en cambio respeta
nuestra libertad. Golpea suavemente la puerta. “Jesús me ha ganado por su
cortesía”, dijo Piotr. Este evidente contraste entre el comunismo y Cristo lo
había convencido.
El no ha sido el
único ruso que se impresiono por esta faceta del carácter de Jesús (Yo, como
pastor, jamás había pensado en ello de esa manera).
Después de su
conversión, Piotr arriesgo muchas veces su libertad y aun su vida, por pasar de
contrabando literatura y ayuda de la Iglesia Subterránea rumana y rusa.
Finalmente fue apresado. Se que en 1959 todavía estaba en la cárcel. ¿Ha
muerto? ¿Esta hoy en el cielo o continua la buena batalla en la tierra? No lo
se. Solo Dios sabe donde se encuentra hoy.
Al igual que el,
muchos otros no solo se convirtieron. Nunca deberíamos detenernos en nuestra
obra, al ganar un alma para Cristo. Solo hemos hecho la mitad del
trabajo. Cada alma ganada para Cristo debe ser transformada en un ganador de
almas. Los rusos no solamente se convertían, sino que llegaban a ser
“misioneros” en la Iglesia Subterránea. En su trabajo por Cristo, actuaban con
valor y temeridad, siempre aclarando que era tan poco lo que podían hacer por
Cristo, en vista de que El murió por ellos.
La segunda
faceta de nuestra obra era nuestro trabajo misionero subterráneo entre los propios
rumanos.
Muy pronto los
comunistas se quitaron sus mascaras. Al principio usaron la seducción para
ganar a los dirigentes cristianos, pero luego comenzó el terror. Miles fueron
arrestados. Ganar un alma para Cristo comenzaba a ser una cosa dramática para
nosotros también, como lo había sido por tanto tiempo para los rusos.
Yo mismo estuve
mas tarde en prisión junto a otras almas a las cuales Dios me había ayudado a
ganar para Cristo.
Estaba en la
misma celda con uno de ellos, que había dejado a sus seis hijos, y que ahora
estaba en prisión por su fe cristiana. Su mujer y sus hijos se hallaban
desamparados y hambrientos. Probablemente nunca más los vería. Le pregunte:
“¿Siente Ud. algún resentimiento hacia mi por haberle traído a Cristo, considerando
que su familia ahora esta en la miseria?” Me dijo: “No tengo palabras
para expresarle mi gratitud por haberme traído a este maravilloso Salvador. No
quisiera que hubiera sido de otra manera”.
Predicar a
Cristo bajo las nuevas condiciones no era tarea fácil. Logramos imprimir varios
folletos, pasándolos a través de la severa censura de los comunistas.
Presentábamos al censor un folleto que tenia en su portad el retrato de Carlos
Marx, el fundador del comunismo. Llevaba el titulo “La religión, Opio de los
Pueblos”, u otros parecidos. Este los consideraba literatura comunista y
colocaba el sello aprobatorio en ellos. Después de unas pocas paginas llenas de
citas de Marx, Lenin y Stalin, con las cuales agradábamos al censor, dábamos el
mensaje de Cristo.
La Iglesia
Subterránea lo es solamente en parte. Al igual que un témpano una pequeña parte
de su obra es visible. Íbamos a las reuniones comunistas y distribuíamos esos
folletos “comunistas”. Estos, al ver el retrato de Marx, competían por
comprarlos. Para cuando llegaban a las páginas que realmente nos interesaban y
se daban cuenta que hablaba de Dios y de Jesús, estábamos muy lejos.
Resultaba, en
cierto modo, difícil predicar entonces. Nuestro pueblo estaba muy oprimido. Los
comunistas les quitaron todo a todos. Al agricultor le quitaron tierras y
ovejas. Al peluquero o sastre le quitaron su pequeño negocio. No solamente
sufrían los “capitalistas”, sino también los pobres. Casi todas las familias
tenían algún familiar en prisión, y la pobreza era extrema. Por eso la gente
preguntaba: “¿Cómo es que un Dios de amor permite el triunfo del mal?”
Tampoco les
hubiera sido muy fácil a los primeros apóstoles predicar a Cristo el Viernes
Santo, cuando Jesús moría en la cruz, pronunciando las palabras: “Dios mío,
Dios mío ¡porque me has desamparado?”
Pero el hecho de
que nuestro trabajo fuera realizado probaba que era de Dios y no de nosotros.
La fe cristiana tiene una respuesta para tales preguntas.
Jesús nos contó
la historia del pobre Lázaro, oprimido en su tiempo como nosotros éramos
oprimidos, aunque al final los àngeles lo llevaron al “seno de
Abraham”.
Como la Iglesia Subterránea trabajo parcialmente en forma abierta
La Iglesia Subterránea se reunía en casas
particulares, en los bosques, en los sótanos; dondequiera que pudiera hacerlo.
Allí, en secreto, a menudo se preparaban los trabajos que se harían en forma
abierta. Bajo el régimen comunista pusimos en práctica un plan de reuniones de
predicación en plena calle, pero con el tiempo llego a ser demasiado peligroso.
Sin embargo, por ese medio llegamos a muchas almas que de otro modo no
habríamos podido alcanzar. Mi esposa era muy activa en esto. Algunos cristianos
se reunían silenciosamente en las esquinas y comenzaban a cantar. Al
escucharlos, mucha gente se reunía para oír el hermoso canto, y entonces mi
esposa aprovechaba para entregarles el mensaje. Abandonábamos el lugar antes
que llegara la policía.
Una tarde, mientras me encontraba en otro lugar, mi
esposa entrego el mensaje delante de miles de trabajadores, a la entrada de la
gran fabrica Malaxa, en la ciudad de Bucarest. Les hablo de Dios y de la
salvación. Al día siguiente muchos obreros de la fábrica fueron fusilados
después de rebelarse en contra de las injusticias de los comunistas. ¡Habían
escuchado el mensaje muy a tiempo!
Éramos una Iglesia Subterránea, pero al igual que Juan
el Bautista, hablábamos abiertamente de Cristo a los hombres y gobernantes.
En cierta oportunidad, en las escalinatas de uno de
nuestros edificios públicos, dos hermanos se abrieron paso hasta donde se
encontraba nuestro Primer Ministro Gheorghiu Dej. En los pocos instantes que
tuvieron testificaron a el de Cristo instándole a que se arrepintiera de sus
pecados y persecuciones. Los hizo encarcelar por su temerario testimonio. Años
mas tarde, cuando el mismo Ministro Gheorghiu Dej estaba muy enfermo, la
semilla del Evangelio que aquellos hombres habían sembrado años atrás, y por la
cual habían sufrido enormemente, dio su fruto. En su hora de necesidad, el Primer
Ministro recordó las palabras que le habían dicho y que eran como la Biblia
afirma: “viva y eficaz, y mas cortante que toda espada de dos filos”. Ellas
penetraron la dureza de su corazón, y se entrego a Jesucristo. Confeso sus
pecados, acepto a su Salvador y comenzó a servirle en su enfermedad. Al poco
tiempo murió, pero fue para estar con su recién encontrado Salvador, porque dos
cristianos estuvieron dispuestos a pagar el precio. Ellos son un típico ejemplo
de los cristianos valerosos en los países comunistas de hoy.
Así, la Iglesia Subterránea no solamente trabaja en
reuniones secretas, haciendo actividades clandestinas, sino también en forma
abierta, con valentía proclamando el evangelio en las calles y a los dirigentes
comunistas. Había un precio, pero estábamos dispuestos a pagarlo. La Iglesia
Subterránea sigue dispuesta a pagarlo hoy también.
La Policía Secreta persiguió mucho a la Iglesia
Subterránea, porque reconocía que esta era la única resistencia efectiva que
quedaba, y precisamente una clase de resistencia, la espiritual que si no era
combatida terminaría por socavar su poder ateo. Reconocieron, como solo el
diablo puede hacerlo, que representaba una amenaza inmediata para su seguridad.
Sabían que si un hombre cree en Cristo jamás llegara a ser un objeto sumiso,
sin voluntad propia. Sabían que podían encarcelar a los hombres, pero no
podrían encarcelar su fe en Dios. Por eso luchaban tanto en su contra.
Pero la Iglesia Subterránea también tiene
sus simpatizantes o miembros aun en los gobiernos comunistas y la
Policía Secreta.
Dimos instrucciones para que algunos cristianos
ingresaran a la Policía Secreta y se pusieran el uniforme mas odiado y
despreciado por nuestro país, y de esta manera pudieran comunicarnos sus
actividades. Por eso varios hermanos de la Iglesia Subterránea se enrolaron,
manteniendo oculta su fe. No es fácil sufrir el desprecio de la familia y
amigos por usar el uniforme comunista, sin poder decirles su verdadera misión.
Pero lo hicieron. Tan grande era su amor por Cristo.
Cuando fui secuestrado en plena calle y mantenido por
años en el mas estricto secreto, un medico cristiano se hizo miembro de la
Policía Secreta. Como medico de esta tenia acceso a las celdas de los
prisioneros y de este modo esperaba poder encontrarme. Todos sus amigos lo
despreciaron, creyendo que se había hecho comunista. Lucir el uniforme de los
torturadores es un sacrificio mucho mayor por Cristo que usar el uniforme de
prisionero.
El medico me encontró en una mazmorra oscura y
subterránea y pudo comunicar que aun me encontraba vivo. ¡Fue el primer amigo
que pudo verme durante esos terribles primeros ocho años y medio! Gracias a el
se supo que yo estaba vivo y cuando se libertaron a presos políticos a raíz de
la amnistía concedida después de la conferencia entre Eisenhower y
Kruschev, en 1956, los cristianos clamaron por mi libertad también.
Entonces me libertaron por un poco de tiempo.
Si no hubiese sido por la valerosa acción de aquel
medico cristiano al enrolarse en la Policía Secreta con el propósito específico
de localizarme, jamás hubiera sido liberado. Es posible que todavía estuviera
en la cárcel (o en la tumba).
Aprovechando su posición en la Policía Secreta, estos
miembros de la Iglesia Subterránea nos advirtieron de peligro muchas veces, y
fueron de gran ayuda. La iglesia Subterránea todavía cuenta con la ayuda de
esos miembros suyos infiltrados en la Policía Secreta. Algunos ocupan altas
posiciones en los círculos comunistas, ocultando su fe. Un día, en el cielo,
podrán hacer pública su proclama de Cristo, a quien ahora sirven en secreto.
Sin embargo, muchos miembros de la Iglesia Subterránea
fueron descubiertos y encarcelados. Entre nosotros también teníamos nuestros
propios “Judas”, que informaban a la Policía Secreta. Los comunistas usaron los
golpes, las drogas, las amenazas y el chantaje con el fin de lograr que
nuestros ministros y laicos informaran sobre sus hermanos.
“NADIE TIENE MAYOR AMOR QUE ESTE”
Trabaje en forma oficial y también oculta, hasta el 29
de febrero de 1948. Era domingo, un hermoso domingo. En ese día en camino hacia
la iglesia, la Policía Secreta me secuestro.
Muchas veces me había preguntado el significado de lo
que era “los que hurtan a hombres” o “secuestradores”, que se mencionan en la
Biblia (1 Tim. 1:10). Los comunistas se encargaron de enseñarnos.
En esos días muchos fueron raptados de ese modo.
Frente a mi se detuvo un furgón de la Policía Secreta, saltaron cuatro hombres
a la calle y me arrojaron al interior del vehículo. Fui encerrado por muchos
años. Por ocho años y medio y nadie supo si estaba vivo o muerto. La Policía
Secreta hizo que algunos de sus miembros se hicieran pasar por prisioneros
recién libertados para visitar a mi esposa. Le dijeron que habían visto mi funeral.
Le destrozaron el corazón.
Miles de fieles de todas las denominaciones cristianas
fueron encarcelados durante esa época. No solamente los ministros fueron
encarcelados, sino también simples miembros, y jóvenes que habían testificado
su fe. Las cárceles estaban repletas, y en Rumania como sucede en todos los
países comunistas, estar en prisión significa ser torturado.
Las torturas eran a veces horribles. Prefiero no
hablar mucho de aquellas que experimente en carne propia. El solo recordarlas
me hace pasar noches enteras sin dormir. Es demasiado doloroso.
En otro libro: “Cristo en Prisiones Comunistas”,
relato muchos detalles de nuestras experiencias con Dios en la cárcel.
Un pastor cuyo nombre era Florescu, fue
torturado con cuchillos y hierros al rojo vivo. Lo golpearon salvajemente. En
seguida introdujeron enormes ratas hambrientas a través de un caño en su celda.
No podía dormir porque tenia que defenderse. Tan pronto se descuidaba y
cabeceaba, las ratas lo atacaban.
Los comunistas querían obligarle a
denunciar a sus hermanos en la fe, pero el resistió firmemente. Por ultimo
trajeron a su hijo, de catorce años, y comenzaron a azotarlo en su presencia,
advirtiéndole que el castigo continuaría hasta que entregara la información
pedida. El pobre hombre ya casi había perdido la razón. Resistió todo lo que
pudo, pero al final cuando no podía mas, se dirigió a su hijo: “Alejandro, debo
decirles lo que quieren. ¡No puedo soportar que te sigan torturando!” Su hijo
le respondió: “¡Papa, no cometas conmigo la injusticia de tener por padre a un
traidor. Sopórtalo. Si me matan, moriré gritando: Jesús y mi patria!” Los
comunistas, enfurecidos por tal respuesta, se lanzaron sobre el muchacho y lo
mataron a golpes. Murió alabando a Dios, mientras su sangre salpicaba las
paredes de la celda. Después de ver aquello, nuestro querido
hermano Florescu nunca pudo ser el mismo de antes.
Se nos engrillaban las muñecas con esposas cuya cara
interior tenia puntas agudas. Si nos manteníamos totalmente quietos, las puntas
no nos herían; pero al tiritar de frío en aquellas heladas celdas, nuestras
muñecas eran destrozadas por los clavos.
Los cristianos eran colgados de los pies y golpeados
en forma tan salvaje que sus cuerpos cimbreaban en el aire a causa de los
golpes. Se introducía a los cristianos en “celdas refrigeradas” tan
tremendamente heladas que el hielo cubría las paredes. Yo mismo fui lanzado
casi desnudo a una de ellas. Los doctores de la cárcel nos observaban a través
de una mirilla, para avisar a los guardias ante los primeros síntomas de
congelamiento. Entonces nos sacaban para revivirnos mediante el calor. Tan
pronto como dábamos señales de recuperación, nos metían nuevamente en la celda.
Nos deshelaban para luego prácticamente congelarnos, hasta que estábamos casi
al borde de la muerte, y este proceso se repetía una y otra vez. Aun en la
actualidad no puedo abrir un refrigerador sin estremecerme.
Los cristianos éramos puestos en cajas de madera solo
un poco más grandes que nuestros cuerpos. Esto nos dejaba sin espacio para
movernos. Docenas de clavos agudos traspasaban las cajas por todos lados.
Mientras permanecíamos de pie y sin movernos, no pasaba nada. Si la fatiga nos
vencía, al buscar apoyo nuestros cuerpos eran perforados por aquellas púas. Si
nos movíamos, o si nos temblaba un músculo, allí estaban aquellos horribles
clavos.
Lo que los comunistas han hecho a los cristianos
sobrepasa toda posibilidad de comprensión humana.
He visto comunistas cuyas caras, al torturarnos,
parecían brillar con alegría satánica, mientras exclamaban: “¡Somos el diablo!”
No luchamos contra carne y sangre sino contra
“principados y potestades del mal”. Vimos que el comunismo no emana del hombre
sino del diablo. Es una fuerza del mal, que solamente puede ser
combatida con una fuerza espiritual mayor, el Espíritu de Dios.
A menudo pregunte a nuestros torturadores: ”¿No tienen
Uds. piedad en sus corazones? Por lo general respondían con citas de Lenin: “No
puedes hacer tortillas sin quebrar los huevos. No puedes cortar la madera sin
que vuelen las astillas” Yo insistía: “Conozco esa cita de Lenin; pero hay una
diferencia. La madera no siente nada cuando se le corta, pero Uds. están
tratando con seres humanos”. Pero todo era en vano; son materialistas. Para
ellos no existe mas que la materia; el hombre no es mas que madera; o como las
cáscaras de huevos. Esta creencia los hace descender a las más increíbles
profundidades de la crueldad.
La crueldad del ateismo es difícil de creer. Cuando un
hombre no tiene fe en que lo bueno será recompensado y que lo malo será
castigado, no tiene motivo para comportarse como un ser humano. No hay
algo que lo detenga de caer en las profundidades del mal que cada hombre
lleva en si. Los torturadores comunistas podían decir: “No hay Dios. No hay Mas
Allá, ni hay castigo para el mal. Podemos hacer lo que nos de la gana”.
Uno de ellos llego a declarar: “Doy gracias a Dios en
quien no creo, que haya vivido hasta esta hora en que puedo expresar todo el
mal que hay en mi corazón.” Expresaba ese mal en la increíble brutalidad y
tortura que infligía a los prisioneros.
Siento pena si un cocodrilo se come a un hombre, pero
no se lo puedo reprochar. Es un cocodrilo, no un ser humano. Por ello no se
puede reprochar a los comunistas. El comunismo ha destruido todo sentimiento de
moral en esas mentes. Se vanaglorian de no tener piedad en sus corazones.
Aprendí de ellos. En vista de que no dejan lugar en
sus corazones para Jesús, decidí no darle el más mínimo lugar a Satanás en el
mío.
Yo he testificado ante el Sub-Comité de Seguridad
Interior del Senado de los Estados Unidos. Allí he descrito todas las cosas más
espantosas, como por ejemplo, como los cristianos son amarrados a cruces
durante cuatro días y cuatro noches. Las cruces eran colocadas en el suelo,
donde cientos de reclusos tenían que hacer sus necesidades fisiológicas, encima
de sus rostros y cuerpos. Luego levantaban las cruces nuevamente y los
comunistas se burlaban, diciendo: “Miren a su Cristo! ¡Que hermoso es! Que
magnifica fragancia trae del cielo.” Descubrí como un sacerdote, al borde de la
locura a causa de las torturas, fue obligado a consagrar su orina y excrementos
humanos y darlo en comunión a los cristianos. Esto ocurrió en la prisión rumana
de Pitesti. Pregunte al sacerdote, después, porque no prefirió la muerte antes
de participar de esa farsa. Me respondió: “No me juzgue, por favor, he sufrido
mas de lo que sufrió Cristo.” Todas las descripciones bíblicas del infierno y
las penas del infierno de Dante son nada en comparación con las torturas en las
prisiones comunistas.
Esto es solamente una pequeña parte de lo que sucedió
un domingo, y muchos otros domingos, en la prisión de Pitesti. Otras cosas
sencillamente no pueden contarse. Se que mi corazón fallaría si tuviese que
volver a repetirlas. Son demasiado terribles y obscenas para ponerlas por
escrito. Todo esto es lo que tuvieron que sufrir sus hermanos en Cristo, y aun
sufren.
Uno de los héroes realmente más grandes de la fe fue
el pastor Milán Haimovici.
Las prisiones rumanas estaban tan colmadas que los
guardias ni siquiera nos reconocían por nuestros nombres. En muchas
oportunidades, cuando venían a buscar a los que habían sido sentenciados para
recibir azotes por haber quebrantado algún reglamento carcelario, el pastor Milán
Haimovici se presentaba para recibir el castigo en lugar de alguno de los
otros. Con esto gano el respeto de los demás prisioneros no solo para si, sino
también para Cristo, a quien representaba.
Si yo siguiera contando todo los horrores y las atrocidades
cometidas por comunistas y los sacrificios de los cristianos, seria algo de
nunca acabar. No solo las torturas fueron conocidas, sino también los hechos
heroicos. El heroísmo de aquellos en prisión, inspiro aun más a los hermanos
que todavía vivían en libertad.
Una de nuestras obreras era una jovencita de la
Iglesia Subterránea. La Policía Secreta había descubierto que ella repartía
secretamente Evangelios y que enseñaba a los niños acerca de Cristo. Decidieron
arrestarla, pero para hacer el arresto lo más doloroso y terrible posible,
postergaron la detención por algunas semanas, esperando al mismo día en que
contraería matrimonio. En el día de su boda, ya se había puesto su traje
nupcial. Para cualquier mujer es el día más maravilloso y alegre de su vida.
Repentinamente se abrió la puerta de su casa, precipitándose al interior la
Policía Secreta. La novia, al verlos, extendió los brazos para ser esposada.
Las esposas le fueron colocadas rudamente en sus muñecas. Mirando a su amado
beso las cadenas, exclamando: “Agradezco a mi Novio celestial esta joya que me
obsequia en el día de mi boda. Le agradezco que me haya considerado digna de
sufrir por El”. Fue sacada de allí en medio del llanto de su novio y de los
presentes. Todos sabían perfectamente la suerte que aguardaba a las jóvenes
cristianas en manos de los comunistas. Después de 5 años fue puesta en
libertad, destruida y físicamente arruinada, aparentando tener treinta años mas
de los que tenia. Su novio la había esperado. Ella se limito a decir que era lo
menos que podía haber hecho por su Cristo. Tan magníficos cristianos están en
la Iglesia Subterránea.
Probablemente los occidentales han oído del empleo del
“lavado de cerebro” en la guerra de Corea y ahora en Vietnam. Yo pase a través
de esta experiencia personalmente. Es una tortura horrible.
Durante años se nos obligo por diecisiete horas al día
a escuchar lo siguiente:
¡El Comunismo es bueno!
¡El Comunismo es bueno!
¡El Comunismo es bueno!
¡El Cristianismo es estupido!
¡El Cristianismo es estupido!
¡El Cristianismo es estupido!
¡El Cristianismo es estupido!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
¡Déjelo!
Diecisiete horas al día – por semanas, meses y años.
Muchos cristianos me han preguntado como pude resistir
el lavado de cerebro. Existe un solo método de resistencia: el “lavado de
corazón”. Si su corazón esta limpiado por el amor de Jesucristo, y en el hay
amor hacia El, Ud. puede resistir cualquier tortura. ¿Qué no haría una novia
amorosa por su prometido? ¿Qué no haría una madre amante por su hijo? Si Ud.
ama a Cristo, como lo hizo Maria, quien tuvo en sus brazos a Jesús cuando era
bebe; si Ud. ama a Jesús como una novia ama a su prometido, entonces puede
resistir tales torturas.
Dios no nos juzgara por lo que fuimos capaces de
soportar, sino por lo que fuimos capaces de amar. Puedo testificar y declarar
que los cristianos en las prisiones comunistas fueron capaces de amar. Ellos
podían amar a Dios y a los hombres.
Las torturas y brutalidades en la cárcel continuaron
sin cesar. Cuando caía inconsciente o estaba demasiado confuso para poder dar
alguna esperanza de confesión a mis torturadores, era devuelto a mi celda. Allí
quedaba, tendido solo y medio muerto hasta lograr recuperar algo de mi energía,
para poder comenzar de nuevo su labor conmigo. Muchos morían en estas
circunstancias, pero en mi caso, sin saber como ni por que, siempre lograba
recuperar algo de mis fuerzas. En los años siguientes, a mi paso por varias
diferentes cárceles me quebraron cuatro vértebras y muchos otros huesos. Me
cortaron, quemaron, y me causaron profundas heridas en diferentes partes del
cuerpo que me dejaron dieciocho cicatrices permanentes.
En Oslo, los médicos que me examinaron y vieron esas
cicatrices y los restos de la tuberculosis pulmonar que sufriera a causa de tan
prolongado martirio, declararon que el hecho de estar vivo hoy, constituía ni
más ni menos que un milagro. De acuerdo a sus conocimientos y sus libros
médicos, yo debería haber muerto hace muchos años. Se muy bien que es un
milagro. Es que Dios es un Dios de milagros.
Llego el año 1956. Ya hacia ocho años y medio que
estaba en la cárcel. Había perdido mucho peso, porque se me privaba de comida,
pero había ganado muchas cicatrices a raíz de haber sido brutalmente flagelado
y golpeado. Además había sido objeto de burlas, amenazas, interrogatorios hasta
el cansancio y abandono. Nada de eso dio los resultados que mis captores
esperaban. Profundamente descorazonados, por una parte, y preocupados por otra,
por las protestas que mi prisión suscitaba, me pusieron en libertad.
Se me permitió volver a mi antiguo puesto en la
iglesia pero por solo una semana. Alcance a predicar dos sermones; luego me
llamaron para advertirme que no podría seguir predicando ni tomar parte en
ninguna actividad religiosa. ¿Qué había dicho? Yo había aconsejado a mis
feligreses que tuvieran “paciencia, paciencia y más paciencia”. “Eso significa
que Ud. esta diciendo que tengan paciencia, pues los americanos vendrán a
libertarlos, me grito la policía.” Yo también había dicho que tal como la rueda
gira, los tiempos cambian. “Ud. les esta diciendo que el gobierno comunista
dejara de existir, y esas son calumnias contrarrevolucionarias”, me gritaron de
nuevo. Y ese fue el fin de mi ministerio público.
Probablemente las autoridades creyeron que yo tendría
temor de desafiar sus órdenes y volver a mi evangelización subterránea. Estaban
muy equivocados en eso. Secretamente regrese a mi trabajo anterior, con el
apoyo de mi familia.
Volví a testificar ante grupos de fieles que se
mantenían ocultos, yendo y viniendo como un fantasma, bajo la protección de
quienes podía confiar. Tenía ahora mis cicatrices para darle mayor fuerza a mi
mensaje respecto a la maldad de la forma de pensar atea, y para alentar y
estimular las almas que flaqueaban, a confiar en Dios y ser valientes. Yo
dirigía una red secreta de evangelistas que se ayudaban mutuamente para
difundir el Evangelio bajo las propias narices de los comunistas. Después de
todo, si el hombre en su ceguera no es capaz de ver la mano de Dios obrando en
lo que le rodea, menos podrá ver la de un evangelista.
Finalmente el incesante interés de la policía por
conocer mis actividades y movimientos dio resultados. Fui descubierto una vez
mas y vuelto a detener. Es posible que la publicidad que se dio a mi caso haya
tenido algo que ver con el hecho de que por alguna razón mi familia no fue
arrestada conmigo. Había estado ocho años y medio en la cárcel y después de
tres años de relativa libertad volvía a la cárcel por otros cinco años y medio.
Mi segundo periodo fue mucho peor en muchos aspectos
que el primero.
Mi condición física empeoro casi inmediatamente. No
obstante, el trabajo oculto de la Iglesia Subterránea continúo en la
clandestinidad de las prisiones comunistas.
Estaba estrictamente prohibido predicar el Evangelio a
otros reclusos. De antemano se sabia que el que fuera sorprendido haciéndolo,
seria brutalmente flagelado. Varios de nosotros decidimos pagar ese precio a
cambio del privilegio de predicar, y aceptamos por ello sus condiciones. Fue un
acuerdo tácito: Nosotros predicábamos y ellos nos golpeaban. Nosotros éramos
felices predicando; ellos lo eran golpeándonos. De esta manera todos estábamos
satisfechos.
La escena siguiente sucedió mas veces de las que puedo
recordar: Un hermano estaba predicando a los otros reclusos, cuando los
guardias entraron sorpresivamente interrumpiéndolo en la mitad de una frase. Lo
arrastraron fuera, llevándolo a lo largo del corredor hasta la pieza que usaban
como cámara de torturas. Después de lo que parecía ser un castigo interminable
lo trajeron de vuelta y lo lanzaron sangrante y magullado al suelo del
calabozo. Se alzo lentamente, se arreglo las ropas y dijo: “¿Qué estábamos
diciendo, hermanos, cuando fuimos interrumpidos?”, y continuo ¡predicando!
¡He visto cosas
maravillosas!
A veces los predicadores eran simples laicos. Hombres
comunes inspirados por el Espíritu Santo, que a menudo predicaban
maravillosamente. Ponían todo el corazón en sus palabras, pues predicar en esas
condiciones punitivas no era cosa para ser tomada a la ligera. Pronto
aparecerían nuevamente los guardias, quienes se llevaban al predicador para
golpearlo hasta dejarlo medio muerto.
En la cárcel de Gherla un cristiano llamado Grecu
fue sentenciado a morir a golpes. La sentencia fue cumplida a través de un
lento procedimiento que duro varis semanas. Se le daba un golpe con una
cachiporra de goma en la planta de los pies. A los pocos minutos se le volvía a
golpear en la misma forma, y después de unos momentos recibía otro golpe. De
igual manera fue golpeado en los testículos. Luego un doctor le aplicaba una
inyección. Una vez que se recobraba, se le daba muy buena comida para restaurar
sus fuerzas, y entonces era vuelto a golpear, hasta que por fin murió a
consecuencia de ese lento pero cruel trato. Uno de los que llevo a cabo esta
tortura, llamado Reck, era miembro del Comité Central del Partido Comunista.
En ciertos momentos Reck repetía al prisionero ciertas
palabras que los comunistas solían decir a los cristianos: “Yo soy Dios. Tengo
sobre ti poder de vida o muerte. Ese que esta en el cielo no puede decidir
esto. Todo depende de mí. Si así lo quiero, puedes vivir; pero también si
quiero te matamos. ¡Yo soy Dios!” Así se burlaba de los cristianos.
En tan horrible situación nuestro hermano Grecu dio a
Reck una respuesta muy acertada.
Un cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que
fuera del mismo Reck, le dijo: “Ud. no sabe la verdad que ha dicho. Ud. es un
dios. Cada gusano es potencialmente una mariposa, y llegara a serlo si se
desarrolla perfectamente. Ud. no fue creado para ser un verdugo, un asesino;
Ud. fue creado para llegar a ser semejante a Dios. Jesús en su tiempo dijo a
los judíos: “Uds. son dioses”. La vida de Dios Padre esta en su corazón. Muchos
que han sido iguales que Ud., muchos perseguidores como el Apóstol Pablo, en
cierto momento de su vida han descubierto que es vergonzoso para el hombre
cometer atrocidades, cuando puede hacer cosas mucho mejores. Así se han
transformado en co-participes de la Naturaleza Divina. Creame, Sr. Reck, su
verdadera vocación es ser un dios, semejante a Dios, y no un torturador.
En ese momento Reck no presto mucha atención
a las palabras de su victima, tal como Saulo de tarso no le dio importancia al
hermoso testimonio de Esteban, que fu asesinado en su presencia. Pero aquellas
palabras comenzaron a trabajar en su corazón, y Reck comprendió mas
tarde cual era su verdadera vocación.
Una magnifica lección que aprendimos de las
flagelaciones, torturas y carnicerías de los comunistas fue que el espíritu es
el amo el cuerpo. A menudo, cuando éramos torturados, sentíamos el castigo,
pero este parecía como algo distante y alejado del espíritu, que estaba como
sumergido en la consideración de la gloria de Cristo y su presencia en
nosotros.
Junto con la inmunda sopa que se nos proporcionaba
diariamente, una vez a la semana se nos daba un trozo de pan. Decidimos
ofrendar nuestro diezmo, un en tales circunstancias. Cada diez semanas, uno de
nosotros daba ese pan a uno de nuestros hermanos mas debilitados, como “diezmo”
al maestro.
Un cristiano fue sentenciado a muerte. Antes de que fuera
ejecutado se le permitió ver a su esposa. La despidió con estas palabras:
“Debes saber que muero amando a los que me matan. No saben lo que hacen. Lo
último que te pido es que tú también los ames. No les guardes rencor en tu
corazón porque matan a quien amas. Nos encontraremos otra vez en el cielo”.
Estas palabras impresionaron profundamente al funcionario que presencio aquel
ultimo encuentro, que me las repitió algún tiempo después en la prisión, donde
el era uno mas entre los nuestros, pues se había convertido.
En la prisión de Tirgo-Ocna había un joven
prisionero llamado Matchevici, a quien habían encarcelado a los 18 años.
Debido a las torturas, la tuberculosis había hecho presa a su cuerpo.
De algún modo su familia llego a conocer su grave estado de salud y le envió
cien frascos de estreptomicina que representaba la diferencia entre la vida y
la muerte. El comisario Político de la prisión ordenó traerlo a su presencia y
mostrándole el paquete, le dijo: “Aquí tengo el remedio que puede salvarte la
vida, pero tu no puedes recibir encomiendas enviadas por tu familia.
Personalmente, me agradaría ayudarte, pues eres muy joven y no me gustaría
verte morir aquí en la cárcel. ¡Ayudémonos mutuamente! Dame los informes que te
pido relacionados con las actividades de tus compañeros aquí en la cárcel y así
podré justificar ante mis superiores el entregarte el paquete”.
Matchevici no demoro en responder: “No quiero
permanecer vivo y tener vergüenza de mirarme en el espejo por estar viendo allí
reflejada la cara de un traidor. No puedo aceptar sus condiciones; prefiero
morir”. El funcionario le estrecho la mano, diciéndole: “Te felicito, no
esperaba otra respuesta de parte tuya. Pero deseo hacerte otra proposición.
Algunos de los presos son informantes nuestros. Alegan ser comunistas, y los
denuncian a Uds. esos hombres juegan un doble papel y no tenemos ninguna
confianza en ellos. Quisiéramos saber hasta que punto son sinceros. Para Uds.
son traidores que les causan mucho daño con sus informaciones. Comprendo que no
quieras traicionar a tus camaradas, pero proporciónanos los datos que te
solicito y podrás ¡salvar tu vida! Matchevici le respondió con la
misma prontitud de antes: “me considero discípulo de Cristo. El nos enseño a
amar a nuestros enemigos. Quienes nos traicionan nos causan un inmenso daño,
pero no puedo devolver mal por mal. Les tengo mucha lastima y ruego a Dios por
ellos; pero no quiero tener nada que ver con los comunistas.” Después de su
entrevista con el Comisario Político, Matchevici regreso a la misma
celda que compartía con nosotros. Lo vi morir alabando a Dios. El amor fue aun
más poderoso que el ansia de vivir.
Si un hombre pobre es un gran amante de la música,
esta dispuesto a dar hasta su último cobre por escuchar un concierto. Aunque por
ello se quede (en lugar de guede) sin dinero, no se siente frustrado, pues ha
escuchado cosas maravillosas.
No me siento frustrado por haber perdido tantos años
en la prisión, donde he visto cosas maravillosas. Yo mismo he sido entre los
más insignificantes y débiles en la cárcel, pero he tenido el privilegio de
vivir con grandes santos, héroes de la fe, comparables a los cristianos de los
primeros siglos, que estaban dispuestos a morir por Cristo. La belleza
espiritual de estos hombres no puede ser descripta.
Las cosas que relato aquí no han sido excepcionales.
Por el contrario, lo sobrenatural se ha transformado en natural para los
cristianos de la Iglesia Subterránea.
La Iglesia Subterránea es la iglesia que ha vuelto a
su primer amor.
Antes de caer en la prisión yo amaba a Cristo. Hoy,
después de haber visto a la “Novia de Cristo” – su Cuerpo Espiritual – en la
prisión, puedo decir que amo a la Iglesia Subterránea tanto como amo a Cristo
mismo. He visto su belleza y espíritu de sacrificio.
Fui separado de mi esposa. Ignoraba lo que podía
haberle sucedido después de mi arresto. Solo después de muchos años vine a
saber que también había sido detenida. Las mujeres cristianas sufren mucho más
que los hombres en la cárcel. Las jóvenes han sido violadas por los guardias.
La mofa, al escarnio y la obscenidad son espantosas. Se les obligaba a trabajos
forzados en la construcción de una canal, exigiéndoles el mismo rendimiento que
a los hombres. Prostitutas eran nombradas capataces, y en su afán de maltratar
a las cristianas competían entre si. Mi esposa ha tenido que comer hierba para
poder sobrevivir. Ratas y culebras eran devoradas por aquellas desdichadas y
hambrientas mujeres. Una de las diversiones favoritas de los guardias, en los
domingos, consistía en arrojar al Danubio a las mujeres para luego sacarlas en
medio de las risotadas, mofándose de sus cuerpos mojados, para volver a
lanzarlas de nuevo, vez tras vez. Mi esposa fue arrojada al Danubio de la misma
forma.
Mi hijo quedo vagando por las calles cuando sus padres
fueron detenidos. Desde muy niño Mihai había sido muy religioso y se interesaba
en las cosas de la fe. Luego, al quedar solo, a la edad de 9 años, paso por una
crisis en su vida cristiana. Se convirtió en un ser amargado e inseguro de su
religión. A esa edad tenia problemas que generalmente otros niños no conocen.
Debía pensar en la manera de poder ganarse la vida.
Como era un crimen ayudar a las familias de los
martires cristianos, dos damas que lo ayudaban fueron arrestadas y flageladas
tan brutalmente que, hasta hoy, después de quince años, aun están inválidas.
Una señora que arriesgo su vida para dar alojamiento a Mihai fue sentenciada a
ocho años de cárcel, por haber concedido ayuda a familiares de los recluidos.
Le sacaron los dientes a puntapiés. Le quebraron los huesos, y nunca más podrá
trabajar. También ella será una inválida toda su vida.
A los once años Mihai comenzó a ganarse la vida como
obrero. Los sufrimientos habían producido cierta vacilación en su fe. Pero dos
años después del encarcelamiento de mi esposa, le fue permitido visitarla. Fue
a la cárcel comunista donde se encontraba y por fin la vio, detrás de rejas de
hierro. Estaba sucia, delgada, con las manos encallecidas y vestía un raído
uniforme carcelario. El niño casi no la reconoció. Sus primeras palabras
fueron: “¡Mihai, cree en Jesús”! Enfurecidos, los guardias la separaron de
Mihai y se la llevaron. Lloro al ver a su madre arrastrada por el suelo. Ese
minuto fue el instante de su conversión. Comprendió que, si Cristo puede ser
amado aun bajo tales circunstancias, El es el verdadero Salvador. Dijo mas
tarde al respecto: “Si el cristianismo no tuviera en su favor ningún otro argumento,
salvo el que mi madre crea en (en lugar de an) el, eso es suficiente para mi”.
Aquel fue el día en que acepto a Cristo de todo corazón.
En la escuela debía mantener una constante lucha por
su existencia. Era un buen alumno, y como recompensa se le obsequio una corbata
roja, símbolo de membresía de los Jóvenes Pioneros Comunistas. Con valentía
afirmo: “Jamás usare la corbata de los que arrojaron en prisión a mis padres”.
Esto significo la expulsión de aquella escuela. Después de perder un año,
volvió a ingresar en ella, ocultando el hecho de ser hijo de presos cristianos.
Mas tarde, debía escribir una composición contraria a
la Biblia. Lo que escribió fue: “Los argumentos en contra de la Biblia no
tienen fuerza, y sus citas son falsas. No hay duda que el profesor jamás la ha
leído. La Biblia esta en armonía con la ciencia.” Nuevamente fue
expulsado, lo que significo perder dos años de estudio.
Finalmente se le permitió ingresar al seminario, donde
se le enseño la “Teología Marxista”. En este Seminario todo se explicaba de
acuerdo a las normas de Kart Marx. Mihai protestaba públicamente de esto. Otros
estudiantes se le unieron en su propuesta, lo que dio como resultado una nueva
expulsión, sin que pudiera terminar sus estudios.
Cierta vez, en la escuela, cuando un profesor daba una
charla atea, mi hijo se levanto y le contradijo, haciéndole notar la
responsabilidad que asumía al conducir a tantos jóvenes al error. La clase
entera se puso de su lado. Solo se necesitaba que uno tuviese el valor
de protestar, para que los demás se le unieran. Para poder educarse,
constantemente trataba de ocultar el hecho de ser hijo de Wurmbrand, el preso
cristiano. Sin embargo, varias veces fue descubierto, volviéndose a repetir la
escena ya familiar. Era llamado a la oficina del rector, para ser expulsado.
Mihai también sufrió mucho a causa del hambre. En los
países comunistas no es raro que los familiares de los presos cristianos vivan
prácticamente al borde de la muerte por inanición, ya que es un delito contra
el Estado ayudarles.
A propósito de esto les relatare solamente un caso de
los muchos que conozco personalmente. Un hermano fue encarcelado a causa de sus
labores en la Iglesia Subterránea. Sus seis hijos y su esposa quedaron
abandonados. Sus dos hijas mayores, de 17 y 19 años, respectivamente, no
pudieron obtener trabajo. En los países comunistas el único que da trabajo es
el Estado, y este no lo proporciona a los hijos de los “criminales” cristianos.
¡Les ruego que no juzguen esta historia desde el habitual punto de vista moral;
acepten solamente los hechos! Las dos hijas de ese mártir cristiano también
cristianas se prostituyeron para mantener a sus hermanos menores y a su madre
enferma. El hermano, de catorce años, enloqueció al saberlo y hubo que internarlo
en un manicomio.
Años después volvió el padre al hogar y al conocer lo
sucedido rogó al cielo: “¡Dios mío, llevame nuevamente a la cárcel; no puedo
soportar todo esto!” Su oración fue escuchada y nuevamente esta en prisión por
el crimen de haber testificado de Cristo a los niños. Sus hijas ya no son
prostitutas, se les ha proporcionado trabajo, al aceptar convertirse en
informantes de la policía. Como hijas de un mártir cristiano se les recibe con
honor en los hogares. Todo lo que escuchan lo repiten a la Policía Secreta. No
se limite Ud. a decir que todo esto es horrible e inmoral. Por supuesto que lo
es, pero pregúntese a si mismo si Ud. no tiene parte de culpa en estas
tragedias, y que tales familias cristianas sean abandonadas sin ayuda de Uds.
que son libres.
RESCATE Y LIBERACION PARA LA OBRA EN OCCIDENTE
Pase catorce años en prisión. Durante todo ese tiempo
jamás vi una Biblia o ningún otro libro. Me había olvidado como escribir. A
causa del hambre espantosa, las drogas y las torturas, me había olvidado de las
Sagradas Escrituras. Sin embargo, precisamente el día en que cumplía catorce
años de cárcel, vino a mi mente el versículo: “Sirvió Jacob por Raquel y
recordé como luego había servido otros siete años mas con gusto, ¡Un total de
14 años!”
Poco tiempo después fui puesto en libertad, gracias a
una Amnistía General que se concedió en el país, en la que mucho tuvo que ver
el peso de la opinión pública norteamericana.
Volvía a ver a mi esposa otra vez. Me había aguardado
esperanzada por espacio de catorce años.
Comenzamos nuestra nueva vida en medio de una extrema
pobreza, porque cuando alguien es detenido se le quita absolutamente todo
cuanto posee.
A los sacerdotes y pastores que recuperaban su
libertad les era permitido obtener pequeñas iglesias. Se me entrego una de
estas en el pueblo de Orsova. El Departamento Comunista de Cultos me dijo
que la iglesia tenia treinta y cinco miembros, advirtiéndome que jamás podría
aumentar ese numero a ¡treinta y seis! Asimismo se me dijo que me debía
convertir en Agente de la Policía Secreta, informándoles de las actividades de
cada miembro; y asegurarme de que la juventud no se acercara a la iglesia. De
esta manera los comunistas usan a la Iglesia como un medio de control.
Sabía que si comenzaba a predicar, muchos vendrían a
escuchar. Por esta razón, ni siquiera intente trabajar en esa iglesia
oficialmente “aceptada”. Volví a mi labor en la Iglesia Subterránea,
compartiendo tanto el peligro como la hermosura de ese trabajo.
Durante mis años de prisión, Dios había obrado en una
forma maravillosa. La Iglesia Subterránea ya no se encontraba olvidada ni
abandonada. Los cristianos norteamericanos y de otras partes del mundo habían
comenzado a orar por nosotros y a enviarnos su ayuda. Cierta tarde, mientras
tomaba una corta siesta en casa de un hermano, en una ciudad de provincia, me
despertó para decirme: “Han llegado hermanos del extranjero”. En el Occidente
había creyentes que no nos habían olvidado. Cristianos de todas las posiciones habían
organizado una obra secreta de ayuda material a las familias de los martires
cristianos y estaban empeñados en introducir de contrabando tanto esa ayuda
como también literatura cristiana.
En la otra habitación encontré seis hermanos que
habían venido con ese fin. Después de una larga conversación me dijeron que
habían oído que en esa dirección encontrarían a alguien que había pasado
catorce años en las prisiones comunistas, y que les gustaría conocerlo. Les
respondí que yo era esa persona. Entonces me dijeron: “Esperábamos encontrar a
un ser triste y melancólico. No puede ser Ud., pues lo vemos lleno de gozo”.
Les asegure que yo era el que buscaban, y que mi gozo era el resultado de su
visita, pues con ello nos dábamos cuenta que ya no vivíamos en el olvido.
Comenzó a llegar ayuda regularmente para la Iglesia Subterránea. Por vías
secretas obtuvimos muchas Biblias y otra literatura cristiana y ayuda para los
familiares de los martires cristianos. Con la inapreciable ayuda de todos
ellos, nosotros los miembros de la Iglesia Subterránea podíamos trabajar mucho
mejor.
No solo nos daban la Palabra de Dios, sino que éramos
estimados y amados. Nos trajeron palabras de consuelo.
Durante aquellos largos años de lavado de cerebro
habíamos escuchado incansablemente: “Nadie los ama, nadie los ama, nadie los
ama.” Pero ese día veíamos a cristianos norteamericanos e ingleses que
arriesgaba sus vidas en su afán de demostrarnos que nos amaban. Actuando de
acuerdo a nuestras instrucciones, montaron un sistema de operaciones secretas
que les permitía entrar en las casas rodeadas por la policía, sin que esta
lo supiese.
El valor exacto que tenían las Biblias introducidas en
esa forma no puede ser comprendido ni valorado por los creyentes
norteamericanos, ingleses y de otros países occidentales que prácticamente
“nadan” en Biblias.
Mi familia y yo no hubiéramos podido sobrevivir sin la
ayuda material que obtuvimos de parte de nuestros hermanos extranjeros. De la
misma manera, muchos otros pastores clandestinos y martires, en los países
comunistas, recibieron ayuda. Puedo testificar – por lo
sucedido con nosotros – la tremenda ayuda moral y socorro espiritual
que nos ha proporcionado la Mision Cristiana Europea, de Gran Bretaña. Para
nosotros sus hombres eran como ángeles enviados por Dios.
Debido a la renovada labor de la Iglesia Subterránea,
existía el grave peligro que se me detuviera una vez mas. En esos momentos dos
organizaciones cristianas, la Mision Noruega para los Judíos y la Alianza
Cristiana Hebrea, pagaron por mí un rescate de 10.000 dólares. Podía ahora
salir de Rumania.
A pesar del inminente peligro no hubiera salido, si no
hubiese recibido órdenes de los dirigentes de la Iglesia Subterránea para que
aprovechara la oportunidad de abandonar mi país y convertirme en “La voz” de la
Iglesia Subterránea para el Mundo Libre. Deseaban que me dirigiese a Uds., los
occidentales, en nombre e ellos, a fin de que les relatase sus sufrimientos y
necesidades. Llegue al Occidente, pero mi corazón permanece con ellos. Si no
hubiese comprendido la urgente necesidad que Uds. tienen de escuchar, conocer y
saber de las tribulaciones y necesidades, como también del valeroso trabajo de
la Iglesia Subterránea, nunca habría abandonado Rumania, “Esta es mi Mision”.
Antes de abandonar el país fui llamado dos veces a las
oficinas de la Policía Secreta. Me informaron que habían recibido el dinero de
mi rescate (Por causa de la crisis económica que le trajo el comunismo, Rumania
vende a sus ciudadanos por dinero). Me dijeron: “Váyase al Occidente y predique
a Cristo cuanto quiera, pero no nos toque a nosotros. ¡No diga absolutamente
nada en contra nuestra! Vamos a indicarle con franqueza lo que puede sucederle
si habla de lo que ha pasado aquí. Por 1.200 dólares podemos contratar a un
gangster para que lo mate, o podemos secuestrarlo.” (Compartí la misma celda
con el obispo ortodoxo Vasile Keul, que fu raptado en Australia y traído a
Rumania. Le habían arrancado las uñas. También he estado con otros que fueron
raptados de Berlín. Además, recientemente varios rumanos han sido secuestrados
desde Italia y Paris). También me dijeron: “Podemos además destruir su
reputación, haciendo correr la historia de sus relaciones ilícitas con una
chica o de algún robo o cualquier otro delito cometido en su juventud. Los
occidentales, especialmente los norteamericanos, son muy crédulos y fáciles de
engañar.”
Habiéndome amenazado, me permitieron llegar hasta el
Occidente. Tenían gran confianza en el lavado de cerebro que había soportado.
En el Occidente viven ahora muchos que sufrieron esa experiencia y que se
mantienen silenciosos. Algunos de ellos aun elogian al comunismo, después de
haber sido torturados por este. Por eso los comunistas estaban seguros que yo tampoco
hablaría.
Así, en diciembre de 1965, pude salir de Rumania con
mi familia. La última cosa que hice antes de salir fue visitar la
tumba del coronel que había ordenado mi arresto y mis años de tortura. Puse
flores en su tumba. Lo hice como un símbolo de mi decisión de
dedicarme a compartir las alegrías de Cristo con los comunistas, que tan vacíos
están espiritualmente.
Odio el comunismo, pero amo a sus hombres. Odio el
pecado, pero amo al pecador. Yo amo a los comunistas con todo mi corazón. Pueden
asesinar a los cristianos, pero no pueden eliminar el amor que estos sienten
aun por quienes les arrebatan la vida. No siento amargura ni rencor en contra
de ellos, ni contra mis torturadores.
DERROTANDO AL COMUNISMO CON EL ESPIRITU DE AMOR DE
CRISTO
Los judíos tienen una leyenda que cuenta que, cuando
sus antepasados fueron salvados de Egipto, y los egipcios se ahogaron en el Mar
Rojo, los angeles se unieron a los cánticos de triunfo entonados por los
israelitas. Dios les dijo: “Los judíos son hombres y puede regocijarse de su
escape, pero de parte de Uds. espero mas comprensión. ¿No los amo acaso a ellos
también? ¿Cómo es que Uds. no comprenden mi pesar por su trágico destino?
Cuando Josué sitiaba a Jericó, levanto sus ojos y vio
a un hombre delante de el, con la espada desenvainada. Josué le dijo: “¿Eres de
los nuestros, o de nuestros enemigos? (Josué 5:13).
Si aquel Ser visto por Josué hubiese sido solo un
hombre la respuesta habría sido: “Estoy con Uds.”; “Estoy con vuestros
adversarios”, o simplemente: “Soy neutral”. Estas son las únicas respuestas
humanas posibles. Sin embargo, el Ser que Josué encontró era de otro mundo y,
por lo tanto, al preguntársele si estaba “con” o “en contra” de Israel, dio una
respuesta completamente inesperada, y difícil de comprender: “No”.
¿Qué significa ese “no”?
Venia de un mundo donde los seres no están en pro ni
en contra, sino donde todo y todos son comprendidos, observados con compasión y
profundamente amados.
Existe un nivel humano. En este, el comunismo debe ser
combatido sin misericordia. En este plano debemos también combatir a los
comunistas, ya que ellos son los que mantienen y apoyan esta ideología cruel y
salvaje.
Pero los cristianos son algo más que simples hombres,
son hijos de Dios, co-participes de la Naturaleza Divina.
Por tanto, las torturas sufridas en las prisiones
comunistas no me han hecho odiar a los comunistas. Son criaturas de Dios. ¿Cómo
puedo odiarlos? No obstante, tampoco puedo ser amigo de ellos. La amistad
significa una identificación total, y yo no puedo identificarme plenamente con
ellos. Ellos odian el concepto de Dios; en cambio yo amo a Dios.
Si me preguntara: “¿Esta Ud. a favor o en contra de
los comunistas?”; mi respuesta seria bastante compleja. El comunismo representa
la amenaza más grande que afronta la humanidad. Estoy completamente opuesto a
ella, y quiero combatirla hasta hacerla desaparecer. Pero en espíritu estoy
sentado en lugares celestiales junto a Jesús. Estoy en la esfera de ese “no” en
la cual, a pesar de todos sus crímenes, los comunistas son comprendidos y
amados. En aquellas esferas existen seres celestiales juntos que tratan de
ayudar a todos en las metas de la vida humana; lo que significa llegar a ser
semejante a Cristo. Por lo tanto, mi meta es predicar el Evangelio a los
comunistas, darles las buenas nuevas de la vida eterna.
Cristo, que es mi Señor, ama a los comunistas. El
mismo ha dicho que ama a todo hombre y que prefiere dejar noventa y nueve
ovejas justas, antes que permitir que se pierda la que erró el camino. Sus
apóstoles y todos los grandes maestros de la cristiandad han enseñado este amor
universal, en Su nombre. San Macario dijo: “Si un hombre ama apasionadamente a
todos los hombres, pero dice no amar a uno solo, no es cristiano, porque su
amor no es total.” San Agustín enseña: “Si toda la humanidad hubiera sido justa
y un solo hombre pecador, Cristo habría venido a sufrir en la cruz
por él. Tanto ama a cada individuo.” La enseñanza cristiana es muy
clara. Los comunistas son hombres y Cristo los ama.
También los ama el hombre cristiano. Amamos al
pecador, aunque odiamos el pecado. Conocemos el amor de Cristo por los
comunistas, porque nosotros también los amamos.
En las cárceles comunistas he visto cristianos arrastrando
con los pies cadenas de 25 kgrs.; torturados con atizadores al rojo y en cuyas
gargantas habían forzado cucharadas de sal para luego negárseles el agua.
Hambrientos, azotados, sufriendo frío y orando con fervor por los
comunistas. ¡Esto es humanamente inexplicable! Es el amor de Cristo que ha
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo.
Mas tarde, los comunistas que nos habían torturado,
también cayeron en prisión. Bajo el régimen comunista, los mismos comunistas,
aun jefes y gobernantes, van a parar a menudo a la cárcel, al igual que sus
adversarios. En esos momentos, torturados y torturadores compartíamos una misma
celda. Mientras los no creyentes demostraban todo su odio contra sus ex
inquisidores y los golpeaban, los cristianos los defendían aun a riesgo de ser
golpeados y acusados de ser cómplices con los comunistas. He visto a cristianos
que daban el ultimo trozo de su pan (nos daban en aquel tiempo solo una tajada
por semana), y la medicina que podría salvar sus vidas, a alguno de sus
torturadores, comunistas enfermos, que en ese momento era compañero de prisión.
Las ultimas palabras de Juliu Maniu, cristiano y
ex Primer Ministro de Rumania, que murió en prisión, fueron: “Si los comunistas
son derrocados en nuestro país, será deber sagrado de todo cristiano salir a la
calle y defenderlos, a riesgo de su propia vida, de la justa furia de las
multitudes a quienes han tiranizado.”
En los primeros días después de mi conversión, sentía
como si no pudiera vivir mucho más. Caminando por las calles, al cruzarme con
hombres y mujeres que pasaban por mi lado, experimentaba una sensación de dolor
físico, como si una puñalada me perforara el corazón. Tan quemante era para mi
el interrogante: “¿Estarán salvados o no? Si un miembro de mi congregación
cometía un pecado, yo lloraba por horas enteras. El íntimo deseo de que todas
las almas se salven ha permanecido en mi corazón, del cual los comunistas no
están excluidos.
En las celdas de confinamiento solitario no nos era
posible orar como antes. Estábamos increíblemente hambrientos; nos habían
drogado hasta convertirnos en idiotas. Estábamos tan débiles que parecíamos
esqueletos. La oración del Padre Nuestro era demasiado larga para nosotros; no
podíamos concentrarnos lo suficiente como para recitarla. La única oración que
podía repetir una y otra vez era: “Jesús, te amo”.
Y luego, un día glorioso, obtuve la respuesta de
Jesús: “¿Me amas? Ahora yo te demostrare cuanto yo te amo a ti”. En ese
instante sentí que una llamarada quemaba mi corazón, como las llamas que
coronan al sol. Los discípulos que iban camino a Emanus dijeron que sentían
arder sus corazones cuando Jesús hablaba. Esa fue la sensación que sentí y
experimente. En ese momento conocí el amor de Aquel que ha dado su vida en la cruz
por todos nosotros. Ese amor no puede excluir a los comunistas, por graves que
sean sus pecados.
Ellos han cometido y continúan cometiendo atrocidades,
pero como dicen las Sagradas Escrituras: “Las muchas aguas no podrá apagar el
amor, ni lo ahogaran los rios. Porque fuerte es como la muerte el amor; duros
como el sepulcro los celos.” Tal como la sepultura insiste en quedarse con
todos, pobres y ricos, jóvenes y ancianos, hombres de todas las razas, naciones
e ideologías; santos y criminales, así también el Amor lo barca todo. Cristo,
Amor encarnado, jamás cesara en Sus esfuerzos por ganar también a los
comunistas.
Un pastor fue arrojado en mi celda. Estaba medio
muerto, la sangre le corría por la cara y el cuerpo. Había sido brutalmente
golpeado; otros reclusos comenzaron a insultar a los comunistas. Con voz
lastimera y quebrada les dijo: “¡Por favor, no los maldigan! ¡Guarden silencio,
deseo orar por ellos!”
Al recordar ese periodo de catorce años en prisión,
a veces pasamos tiempos muy felices. Tanto los carceleros como los otros
reclusos a menudo se extrañaban ante la alegría que solíamos demostrar los
cristianos a pesar de las mas terribles circunstancias. No podíamos dejar de
cantar, aunque fuéramos golpeados por hacerlo. Me imagino que hasta los
ruiseñores cantarían, aunque supieran que después de cantar morirían. Los
cristianos aun expresaban su gozo bailando. ¿Cómo podían ser felices en tan
trágicas condiciones?
Con frecuencia, en la cárcel meditaba en las palabras
de Jesús a sus discípulos: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros
veis”. Los discípulos acaban de volver de una gira por Palestina, durante la
cual habían visto y presenciado muchos horrores. Palestina era un país oprimido.
En todas partes se podía apreciar la terrible miseria. Ellos encontraron
enfermedades, plagas, hambre y dolor. Visitaron hogares en que padres y esposas
lloraban a los ausentes, arrastrados a la prisión por sus ideas. Aquello no
tenia nada de hermoso.
Sin embargo, Jesús les dijo: “Bienaventurados los ojos
que ven lo que vosotros veis”. Hablo así, porque ellos no solo habían visto la
miseria y el sufrimiento; habían visto al Salvador; al Realizador del Ultimo
Bien, La meta a que la Humanidad debe llegar. Por primera vez en su vida
algunos gusanos, gusanos que se arrastran por las hojas, comprendieron que
después de esa miserable existencia, pasan a una vida hermosa, en la forma
multicolor de una mariposa, que vuela de flor en flor. Esa felicidad era nuestra
también.
A mi derredor había varios Job, algunos sufriendo aun
mas que el mismo Job, pero yo sabia el final de esa historia, como recibió el
doble de lo que había tenido antes. Tenía a mi derredor a hombres como el pobre
Lázaro, hambriento y cubierto de llagas. Pero sabia que los angeles los
llevarían al seno de Abraham. En el pobre y sucio mártir cerca de mi, vi al
espléndidamente coronado santo de mañana.
Al observar a hombres como estos, no como son, sino
como serán, también podía descubrir en los perseguidores, al igual que Saulo de
Tarso, a los futuros Pablo. Algunos de estos ya se han transformado.
Funcionarios de la Policía Secreta ante quienes testificamos de nuestra fe, se
hicieron cristianos y se consideraban felices de sufrir después en prisión, por
haber encontrado a Cristo.
En los carceleros que nos flagelaban veíamos al
carcelero de Filipos, que primero azoto a San Pablo y después se convirtió.
Soñábamos en que pronto nos preguntarían: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” En
aquellos que, en medio de burlas y mofas miraban a los cristianos cubiertos con
inmundicias y excrementos cuando eran levantados en sus cruces, veíamos a la
multitud en el Gólgota, que después habría de golpear sus pechos por el temor
de haber pecado.
Fue precisamente en la cárcel donde comenzamos a
comprender que había esperanza para los comunistas, que algún día serian
salvos. En ese lugar fue donde nos dimos cuenta de nuestra responsabilidad para
con esos hombres. Cuando éramos torturados por ellos, aprendimos a amarlos.
Gran parte de mi familia ha sido asesinada. ¡En
mi propia casa el asesino se convirtió! Era también el lugar mas
apropiado. Así también nació en las prisiones comunistas la idea de una Mision
Cristiana para ellos.
Dios ve las cosas de manera diferente a como nosotros
las vemos, de la misma manera que nosotros las vemos diferentes de cómo las ve
una hormiga. Desde nuestro punto de vista humano, ser atado a una cruz,
manchado y sucio de excremento es algo terrible. Sin embargo, la Biblia, ha
hablado de los últimos sufrimientos de los cristianos, se refiere a ellos como
“Leve tribulación”. Para nosotros, pasar catorce años en prisión es un periodo
muy largo. La Biblia lo califica solo como “momentáneo” que “produce en
nosotros un cada vez mas excelente y eterno peso de gloria. Esto nos da derecho
a pensar que los crueles crímenes de los comunistas, inexcusables para nosotros
los hombres, contra los cuales con toda justicia debemos luchar hasta el fin,
son menos graves ante los ojos de Dios. Tal tiranía comunista que dura ya medio
siglo, puede ser ante Dios, para quien mil años son como un día, solo un
instante de extraviado error. Esos hombres aun tienen la posibilidad de la
salvación.
La Jerusalén Celestial es una madre, y como madre nos
ama. Las puertas del cielo no están cerradas para los comunistas. Tampoco la
luz esta apagada para ellos, puesto que pueden arrepentirse como cualquiera de
nosotros y debemos llamarlos al arrepentimiento.
Solo el amor puede cambiar a los comunistas (amor que
no puede ser confundido con complicidad con el comunismo. A menudo estos dos
términos son confundidos por muchos dirigentes religiosos). El odio ciega.
Hitler era anti-comunista, pero odiaba de una manera
tal como los comunistas odiaban también. Por lo tanto, en lugar de
conquistarlos, contribuyo a que ellos conquistaran un tercio del mundo.
Con amor planeamos en la prisión un trabajo misionero
entre los comunistas y de este modo pensamos, antes que nada, en los
gobernantes y jefes comunistas.
Algunos dirigentes y directores de misiones parecen
haber estudiado muy poco la historia de la iglesia. ¿Cómo se gano Noruega para
Cristo? Por medio de la conversión del rey Olaf. Rusia conoció el Evangelio
cuando el rey Rurik fue ganado por el. Convertido el rey Esteban,
toda Hungría siguió sus pasos. Lo mismo sucedió en Polonia. En África, las
tribus se convierten cuando sus jefes son ganados por Cristo. Hemos levantado
misiones para convertir al hombre común, que llega a ser muy buen cristiano
pero que tiene poca, o ninguna influencia para cambiar el estado de cosas
imperante.
Debemos ganar a los gobernantes y estadistas, a las
personalidades políticas, económicas científicas y artísticas. Estos son los
verdaderos arquitectos del alma de un país. Ellos son los que moldean el alma
de los hombres. Ganándolos, atraeremos a las gentes que ellos guían e influyen.
Desde el punto de vista misionero los comunistas
tienen una ventaja que no poseen otros sistemas sociales, pues están mas
centralizados.
Si el Presidente de los EEUU se convirtiera al
mormonismo, no por ello Norteamérica seguiría sus pasos. Pero si Mao Tse-tung
se convirtiera al cristianismo, o Breshnev, o Ceaushescu, todos sus países
podrían ser alcanzados. Tan grande es el impacto de sus dirigentes.
Sin embargo, ¿puede un dirigente comunista
convertirse? Seguramente que si, puesto que viven una existencia infeliz e
insegura, al igual que la de sus victimas. Casi todos los gobernantes
comunistas rusos terminaron en prisión, o fueron ejecutados por sus propios
camaradas. Lo mismo sucede en China. Tenemos el caso de ministros del interior
como Pagoda, Iejov, Beria, quienes parecían concentrar todo el poder en
sus manos, pero que terminaron sus vidas, como el último de los
contrarrevolucionarios, con una bala en la nuca.
Recientemente Zeppelín, ministro del
interior de la Unión Soviética, y Rankovic, de igual cargo en Yugoslavia,
fueron destituidos de sus cargos y arrojados como trapos sucios.
Nadie es feliz bajo el régimen comunista, ni siquiera
aquellos que mas se benefician con el. Aun estos tiemblan, pues en cualquier
noche pueden ser arrastrados al furgón de la Policía Secreta, debido a que la
línea política del Partido ha cambiado.
Personalmente he conocido a muchos dirigentes
comunistas. Son hombres que viven tensos, cansados, abrumados; solamente Jesús
puede darles descanso.
El ganar a los gobernantes comunistas para Cristo
puede significar salvar al mundo de la destrucción nuclear y salvar a la
Humanidad del hambre, ya que los hombres, en estos momentos, en lugar de
alimentar a los pueblos, gastan enormes fortunas en la adquisición de costosos
armamentos. Ganar a los gobernantes comunistas puede constituir el fin de la
tensión internacional. Ganar a los gobernantes comunistas llenara a Cristo y a
los angeles de regocijo. Puede significar el triunfo de la Iglesia. En lugares
como Nueva Guinea o Madagascar en los cuales el trabajo misionero ha sido duro,
se hará fácilmente si nos ganamos a los gobernantes comunistas, y ello dará
nuevo impulso al cristianismo.
He conocido personalmente a muchísimos comunistas
convertidos. Yo mismo fui en mi juventud un ateo militante. Los comunistas y
los ateos convertidos aman mucho más a Jesús, pues han pecado mucho.
El trabajo misionero debe ser estratégicamente
planificado. Desde el punto de vista de la salvación, todas las almas son
iguales; pero desde el punto de vista de la estrategia misionera no lo son. Es
mucho mas importante ganarnos a un hombre influyente, que convertido podrá
atraerse a muchos otros miles, que hablarle a un salvaje, en la selva,
asegurándole la salvación a el solamente. Por estas razones Jesús decidió
terminar su ministerio no en un poblado cualquiera, sino en Jerusalén, capital
espiritual del mundo en esa época. Por la misma razón Pablo se esforzó mucho
por llegar a Roma.
La Biblia habla de que: “La simiente” de la mujer
“herirá en la cabeza” a la serpiente. Nosotros nos hemos limitado a hacerle
cosquillas, sin otro efecto que provocar su risa. La cabeza de la serpiente
esta en alguna parte entre Moscú y el Pekín, no en Túnez o Madagascar. El mundo
comunista debe convertirse en el principal punto de preocupación de los
principales jefes de la Iglesia y los directores de misiones, como también en el
pensamiento de cada cristiano conciente.
Debemos dejar de lado toda labor rutinaria. Esta
escrito: “Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová”.
Se necesita un ataque espiritual frontal de la Iglesia
contra el comunismo.
La guerra se puede ganar solamente con la ofensiva;
nunca con una estrategia defensiva. Lamentablemente, hasta este momento, la
iglesia ha estado siempre en una actitud defensiva, lo que ha significado
perder un país tras otro a favor del comunismo.
Esto debe cambiar inmediatamente en la Iglesia en su
totalidad. Se dice en los Salmos que Dios “quebranto las puertas de bronce y
desmenuzo los cerrojos de hierro”. La Cortina de Hierro es poco para El.
La iglesia primitiva trabajo secretamente en la
clandestinidad y triunfo. Debemos aprender a trabajar nuevamente así.
Hasta que llego el comunismo nunca comprendí la razón
por la que en el Antiguo Testamento a muchas personas se les llama por su
apodo: Simón llamado Níger, Juan llamado Marcos, y así sucesivamente. Nosotros
también nos vemos obligados a usar nombres secretos en nuestro trabajo en los
países comunistas.
Tampoco comprendía porque Jesús, deseado celebrar la
ultima cena, no dio la dirección exacta del lugar en que aquella se realizaría;
sino que dijo: “Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un
cántaro de agua; seguidle” Ahora se la razón. Nosotros también usamos un código
secreto para el reconocimiento de personas en el trabajo de la Iglesia
Subterránea.
Si accedemos a trabajar en esta forma – adoptando los
métodos de los prisioneros cristianos – podemos cumplir un trabajo efectivo
para Cristo en los países comunistas.
Pero cuando encontré algunos dirigentes de la Iglesia
Occidental, que en lugar de amar a los comunistas, caso que habría llevado a la
organización, mucho antes a un trabajo en esos países, halle que su política
estaba de parte de los comunistas. No encontré la compasión del Buen Samaritano
hacia las almas perdidas en la casa de Karl Marx.
El hombre realmente no cree en las oraciones de su
Credo, sino solamente en aquello por lo cual esta dispuesto a morir.
Los cristianos de la Iglesia Subterránea han
demostrado que están dispuestos a morir por su fe. Continúo ahora con una obra
que puede significarme un nuevo encarcelamiento en un país comunista; nuevas
torturas y la muerte. Ello, debido a que estoy al frente de una Mision Secreta
detrás de la Cortina de Hierro, aceptando todos sus riesgos. Yo creo en lo que
escribo.
Tengo derecho a preguntar: ¿Estarían dispuestos a morir
por su fe los dirigentes de la Iglesia en América, que hoy hacen amistad con
los comunistas? ¿Qué les impide abandonar sus posiciones de prestigio en el
occidente, y transformarse en pastores oficiales en el Este, cooperando en ese
lugar con los comunistas? La prueba de esa fe no ha sido dada aun por ningún
dirigente de la Iglesia Occidental.
Las palabras han surgido de la necesidad de los
hombres de hacerse entender en las cosas que le son comunes como cazar y
pescar, y después en las cosas cuya producción es necesaria para la vida, y
para expresar sus sentimientos en relación con los demás. Pero no existen
palabras que puedan expresar adecuadamente los misterios de Dios y las alturas
de la vida espiritual.
Asimismo, no existen palabras que puedan describir las
profundidades de la diabólica crueldad. ¿Puede Ud. describir, o expresar en
palabras las emociones de un hombre a punto de ser lanzado vivo dentro de un
horno por los nazis, o que ve a su hijo sufrir tan cruel destino?
Es igualmente inútil pretender describir lo que han
sufrido y aun sufren los cristianos bajo el régimen comunista.
Estuve en prisión con Lucretiu Patrascanu, el
hombre que trajo el comunismo al poder a Rumania. Sus camaradas recompensaron
sus esfuerzos metiéndolo en la cárcel aunque estaba mentalmente sano, y lo
recluyeron en un manicomio, hasta que se volvió loco. El mismo trato sufrió la
ex – secretaria de Estado, Ana Pauker.
Los cristianos también a menudo reciben este tipo de
tratamiento. Además les aplicaban electro-shocks y se les colocan chalecos o
camisas de fuerza.
El mundo esta horrorizado por los sucesos acaecidos en
las calles de ciertas ciudades chinas. A la vista de todos, la Guardia Roja
ejecuta actos de terror. ¡Ahora trate de imaginar lo que les sucede a los
cristianos en una cárcel china, donde nadie puede ver lo que allí ocurre!
Hemos tenido noticias referentes a la suerte que
corrió un renombrado evangélico chino y otros cristianos que se negaron a
renunciar a su fe: les cortaron las orejas, la lengua y las piernas.
Con todo, la peor cosa que los comunistas hacen no es
el torturar, ni aun el asesinar a los hombres y envenenar a la juventud y la
niñez. Han colocado a sus hombres en puestos estratégicos dentro de las
iglesias, para que efectúen la destrucción a sus organizaciones. No solo
enseñan a la juventud a no creer en Dios y en Cristo, sino que también les
enseñan a odiar a esos nombres.
¿Cómo podemos expresar la tragedia de los martires
cristianos que, de vuelta a sus hogares después de años de prisión, son
recibidos con desprecio por sus hijos que entre tanto se han convertido en
ateos militantes?
Pero al igual que en los tiempos de Daniel, cuando
aquellos tres jóvenes al ser arrojados en un horno fueron salvados del fuego y
salieron sin ni siquiera haber sido chamuscados; así también hoy, los
cristianos que han vivido en las prisiones comunistas salen de ellas sin ni
siquiera sentir amargura en contra de los comunistas.
Si Ud. pisa una flor, esta le recompensa
con su perfume. De la misma manera, los cristianos torturados por los
comunistas recompensan con amor a sus torturadores. Hemos llevado a Cristo a
muchos de nuestros carceleros. Estamos dominados por un solo anhelo: dar a los
comunistas, que tanto nos han hecho sufrir, lo mejor que poseemos: la
salvación, que llega al hombre a través de nuestro Señor Jesucristo.
No tuve el privilegio del que gozaron muchos otros
hermanos en la fe, de morir en el martirio. Fui puesto en libertad y hasta
puede salir de Rumania al Occidente.
En Occidente encontré a muchos dirigentes cristianos
con sentimientos totalmente opuestos al que predomina en la Iglesia
Subterránea, detrás de las Cortinas de Hierro y de Bambú. Muchos cristianos
occidentales no tienen amor por los comunistas. Prueba de ello es que nada
hacen por la salvación de esos hombres. Tienen misiones destinadas a
evangelizar judíos, a los musulmanes y a los budistas. Tienen misiones para
persuadir a los cristianos de una denominación para que se cambien a otra, pero
no tienen misiones para evangelizar a los comunistas. Sencillamente no los
aman. Si los amaran, hace ya mucho tiempo que habrían establecido misiones
destinadas a ese fin, como Carey, que por amor a los hindúes, y Hudson Taylor,
por amor a los chinos, crearon misiones en aquellos territorios.
Pero, lo que es peor es que no solo no aman a los
comunistas, ni hacen nada para ganarlos para Cristo, sino que por complacencia,
negligencia e incluso, por sus actuaciones, que pueden tildarse de complicidad,
algunos dirigentes de la Iglesia Occidental ayudan a los comunistas a
inmiscuirse en las labores de las iglesias occidentales y obtener aun el
liderazgo dentro de ellas. Así logran que los cristianos no adviertan los
peligros del comunismo.
Al no amar a los comunistas y no hacer nada para
ganarlos para Cristo (bajo el pretexto de no estar autorizados para ello, como
si los primeros cristianos hubiesen pedido permiso a Nerón para predicar el
Evangelio), tampoco aman a sus propios rebaños, porque si no ganamos a los
comunistas para Cristo, ellos conquistaran el Occidente, arrasando con el
cristianismo.
En los primeros siglos, el cristianismo floreció en el
Norte de África. De allí surgieron San Agustín, San Cipriano, San Atanasio y
San Tertuliano. Pero los cristianos de allí se olvidaron únicamente de un
deber: ganar para Cristo a los mahometanos.
El resultado fue que los musulmanes invadieron todo el
norte de África y por siglos desterraron al cristianismo. Aun hoy, ese
territorio pertenece a los musulmanes. Las misiones cristianas lo llaman “el
bloque de inconvertibles”.
¡Aprendamos de
la Historia!
Durante la Reforma, los intereses religiosos de Huss,
Lutero y Calvino coincidieron con los intereses de los europeos en liberarse
del yugo papal, que en ese tiempo era un poder opresor, político y económico.
De la misma manera hoy el interés de la Iglesia subterránea de expandir el
Evangelio, tanto a los comunistas, como a sus victimas, coincide con el vital
interés de todos los pueblos libres, o sea, continuar existiendo en libertad.
No hay fuerza política que pueda derrocar al
comunismo. Los comunistas tiene poder nuclear, y atacarlos militarmente significaría
empezar una nueva guerra mundial, con cientos de millones de victimas. Además,
muchos gobernantes occidentales han sido victimas del lavado de cerebro de la
propaganda, y por lo tanto no desean el derrocamiento de los gobiernos
comunista. Esta opinión la han expresado con frecuencia. Desean eliminar las
drogas, el gangsterismo, el cáncer y la tuberculosis, pero no al comunismo, que
ha causado muchas mas victimas que todas las anteriores juntas.
Ilya Ehrenburg, el escritor soviético, dice que si
Stalin no hubiera hecho otra cosa durante toda su vida más que escribir los
nombres de sus inocentes victimas, no habría tenido el tiempo suficiente para
terminar su trabajo antes de su muerte. Khrushchev dijo en el
Vigésimo Congreso del Partido Comunista: “Stalin liquido a miles de comunistas
inocentes y honestos… de ciento treinta y nueve miembros y candidatos del
Comité Central, que fueron elegidos en el décimo séptimo Congreso, noventa y
ocho, es decir el 70% fueron mas tarde arrestados y ejecutados.”
¡Imagínense lo que hizo con los cristianos!
Khrushchev acuso a Stalin, pero siguió haciendo
lo mismo. Desde 1959, la mitad de las iglesias que todavía permanecían abiertas
en Rusia Soviética fueron clausuradas.
En China hay una nueva ola de barbarie, peor que la
del periodo stalinista. La iglesia ha cesado completamente de existir en forma
abierta.
En Rusia y Rumania se efectúan nuevos arrestos.
Recientemente hemos recibido noticias de arrestos en masa de los cristianos en
Rusia. Por medio del terror y el engaño, en los países comunistas que cuentan
con un total de un billón de habitantes, toda una generación de jóvenes esta
siendo criada y educada en el odio hacia todo lo occidental, especialmente el
cristianismo.
Es común observar en Rusia a funcionarios comunistas
estacionados frente a las iglesias, observando para ver si hay niños. Quienes
son sorprendidos entrando, son golpeados y sacados fuera. ¡Los frutos
destructores del cristianismo occidental son cuidados y criados
sistemáticamente.
Solo existe una fuerza capaz de derrocar al comunismo.
Es la misma fuerza que permitió a Estados Cristianos ocupar el lugar del pagano
Imperio Romano, la fuerza que convirtió en cristianos a los salvajes teutones y
vikingos y la que permitió derrocar a la sangrienta inquisición. Esta fuerza es
el poder del Evangelio, representada en la actualidad por la Iglesia
Subterránea que trabaja en todos los países comunistas.
Mantener y ayudar a esta Iglesia no es solo
identificarse con los hermanos que sufren; significa la diferencia entre la
vida y la muerte para sus países y sus iglesias. Además de la manutención de
esta iglesia, el interés de los cristianos libres deberá ser el convertirla a
la política de los gobiernos libres.
La Iglesia Subterránea ya ha ganado a muchos
gobernantes comunistas. El Primer Ministro rumano, Gheorghiu Dej, que
murió convertido después de confesar sus pecados y cambiar su vida pecaminosa,
fue uno de ellos. En esos países hay comunistas que son miembros del gobierno y
que a su vez son cristianos ocultos. Esto puede extenderse. Entonces podremos
esperar un cambio en la política de algunos gobiernos, no como los cambios
introducidos por Tito y Gomulka, que permitieron que siguiera la dictadura
de un partido ateo y cruel, sino una vuelta hacia el cristianismo y la
libertad.
Ahora existen excepcionales oportunidades para ello.
Los comunistas, que muy frecuentemente son tan
sinceros en sus creencias como lo son los cristianos con las suyas,
están experimentando una grave crisis.
Creyeron que el mundo comunista crearía una hermandad
entre las naciones. Ahora en cambio, ven como los países comunistas se pelean
unos contra otros como perros.
Realmente creyeron que el comunismo crearía un paraíso
terrenal, como autentica replica de lo que ellos llaman el ilusorio paraíso
celestial. Por el contrario, sus pueblos están hambrientos. El trigo debe
importarse desde los países capitalistas.
Los comunistas han creído en sus dirigentes. Ahora han
leído en sus propios periódicos que Stalin fue un asesino en masa y
que Krushchev era un tonto. Casi lo mismo se dice de sus héroes
nacionales, Rakosi, Gero, Ana Pauker, Rankovici y otros. Los
comunistas ya no creen en la infalibilidad e sus superiores. Son como católicos
sin un Papa.
En el corazón de los comunistas existe un vació que
solo puede llenarse con Cristo. En todo hombre existe un vacío espiritual que
solo puede ser llenado por Jesús. Esto es también cierto de los comunistas. En
el Evangelio hay un poder de amor que puede atraerlos a ellos también. Lo he
visto obrar. Se que puede hacerse.
A pesar de que los cristianos han sido escarnecidos y
torturados por los comunistas, han olvidado lo que les han hecho a ellos y a
sus familias. Hacen lo imposible para ayudar a los comunistas para que superen
la crisis y así pueden encontrar el camino hacia Cristo. Para este trabajo
necesitan nuestra ayuda.
Y no solo por esto, sino también porque el
amor cristiano es siempre universal, no admite parcialidad.
Jesús dijo que el sol de Dios sale para los buenos y
los malos. Lo mismo es cierto en cuanto al amor cristiano.
Los dirigentes cristianos occidentales que muestran
simpatía o mistad a los comunistas, se justifican diciendo que Jesús nos enseño
a amar incluso a nuestros enemigos. Pero Jesús nunca dijo que deberíamos amarsolo a
nuestros enemigos, olvidándonos de nuestros amigos.
Demuestran su amor bebiendo y comiendo con aquellos
cuyas manos están manchadas con la sangre de los cristianos, en lugar de
mostrarles las buenas nuevas de Cristo. Al mismo tiempo olvidan a los que son
oprimidos por los comunistas. A ellos no los aman.
Desde los últimos siete años las Iglesias Católica y
Evangélica de Alemania Occidental han entregado 125 millones de dólares para ir
en ayuda de hambrientos y necesitados. Los cristianos norteamericanos dan aun
mucho más.
Hay pueblos que sufren hambre, pero no puedo imaginar
a nadie más hambriento y más merecedor de esta ayuda que mandan los cristianos
libres. Si las iglesias inglesas, alemanas, norteamericanas y escandinavas
pueden levantar tal cantidad de dinero para ayuda, esta debería ir, antes de
nada, a los martires cristianos y sus familiares.
¿Sucede así en
la actualidad?
Yo fui rescatado por organizaciones cristianas, y esto
prueba que los cristianos pueden obtener su libertad de la misma manera. Sin
embargo, soy el único rescatado en esta forma. Este hecho hace culpables a las
organizaciones cristianas occidentales del abandono del cumplimiento de su
deber, en casos similares.
Los primeros cristianos se preguntaban si la nueva
Iglesia era solo para los judíos, o era también para los gentiles. La pregunta
recibió respuesta. Aunque en otra forma, el problema se ha vuelto a presentar
en el siglo veinte. El cristianismo no es solamente para occidente. Cristo no
pertenece únicamente a Norteamérica, Inglaterra y otros países democráticos.
Cuando fue crucificado, una de sus manos señalaba el occidente, y la otra el
oriente. El quería ser Rey no solo de los judíos, sino también de los gentiles,
el Rey de los comunistas, también, no solamente del mundo occidental. Jesús
dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio atoda criatura.”
El derramo su sangre por todos, y todos deben escuchar
y creer en su Evangelio.
Lo que nos anima a predicar el Evangelio en los países
comunista es que allá, todos los que se convierten al cristianismo, están
llenos de amor y fervor.
Jamás he conocido a un solo cristiano ruso que sea
indiferente o tibio. Los que antes han sido jóvenes comunistas pueden
transformarse en excepcionales discípulos de Cristo.
Cristo ama a los comunistas y desea liberarlos del
comunismo, tal como ama a los pecadores y desea liberarlos del pecado. Algunos
dirigentes cristianos occidentales adoptan una actitud totalmente contraria, de
conformidad con el comunismo. Favorecen el pecado, ayudan al triunfo del
comunismo, impidiendo de esta manera la salvación no solo de los comunistas
sino también la de sus victimas.
Cuando, de nuevo estuve en libertad, conversaba con mi
esposa, ella me consulto sobre mis planes futuros. Le conteste que, “mi ideal
es vivir como recluso espiritual.” Mi esposa me dijo que ella había pensado lo
mismo.
En mi juventud había sido muy dinámico, pero la
prisión, especialmente los años de confinamiento solitario, me habían
transformado en un ser meditativo y contemplativo. Se habían acallado todas las
tormentas en mi corazón. No me importaba el comunismo, ni siquiera lo notaba.
Estaba en los brazos del Novio Celestial. Oraba por los que nos atormentaban, y
podía amarlos con todo mi corazón.
Había tenido muy pocas esperanzas de ser libertado, pensé que
jamás lo seria, pero cuando a veces se me ocurría pensar en lo
que haría si lo fuera, siempre se me ocurría retirarme a algún lugar desierto,
para continuar una vida de dulce unión con el Novio Celestial.
Dios es “la Verdad. La Biblia es “la verdad
acerca de la Verdad”. La teología es “la verdad acerca de la verdad de la
Verdad. Y los cristianos viven estas muchas verdades sobre la Verdad, y debido
a ello, carecen de la “Verdad”. Hambrientos, golpeados y drogados nos habíamos
olvidado de la teología y la Biblia.
Habíamos olvidado las verdades acerca de la Verdad y
así vivíamos en “La Verdad” directamente. Esta escrito: “El Hijo del hombre
vendrá a la hora que no pensáis.” Ya no podíamos pensar. En nuestras más negras
y amargas horas de torturas, el Hijo del Hombre aparecía entre nosotros; las
murallas parecían brillar cual diamantes y las celdas se iluminaban. En algún
lugar, lejos de nosotros, estaban los torturadores, en un mundo físico. Pero,
el espíritu se regocijaba en el Señor. No habríamos cambiado este gozo por
todos los palacios reales del mundo.
¿Luchar contra algo o alguien? Nada estaba más lejos
de mi mente que eso. No deseaba pelear en ninguna guerra, ni siquiera una
guerra justa. Deseaba más bien construir templos vivientes al Señor Jesucristo.
Deje la prisión con la esperanza de vivir años de tranquila contemplación.
Sin embargo, desde el mismo día después de mi
liberación, me encontré frente a aspectos del comunismo más crueles que todas
las torturas de la prisión. Uno tras otro me tropecé con grandes predicadores y
pastores y aun con obispos de diferentes iglesias que simplemente confesaron,
con gran pesar, ser delatores de sus propios rebaños. Les pregunte si estaban
dispuestos a renunciar a su trabajo aun a costa de ser encarcelados. Todos
contestaron “no”, y explicaron que no era el temor por sus propias personas lo
que los hacia negarse. Me contaron sobre las nuevas practicas en las iglesias
que no existían antes de mi arresto, pues el negarse a ser espías significaba
la clausura de la iglesia.
En todas las ciudades existe un representante del
gobierno, que controla los “cultos” y es miembro de la Policía Secreta
comunista. Tiene derecho de llamar a cualquier sacerdote o pastor para
preguntarle quienes han asistido a la iglesia, quien comulga frecuentemente,
quien es más ferviente y quien es ganador de almas, y lo que la gente dice en
sus confesiones, etc. Si uno no contesta, se le despide y un nuevo “ministro”
viene a ocupar su lugar, siempre que este dispuesto a decir más que usted.
Cuando el representante del gobierno no tiene un sustituto (lo que casi nunca
sucede), simplemente se clausura la iglesia.
La mayoría de los ministros daban informaciones a la
Policía Secreta, con la diferencia que algunos lo hacían de mala gana, tratando
de ocultar ciertas cosas, mientras que otros se habían acostumbrado a hacerlo y
sus conciencias ya no se los reprochaba. Incluso otros se habían entusiasmado
tanto en hacerlo, que hablaban mas de la cuenta.
Escuche confesiones de hijos de martires cristianos
que habían sido obligados a proporcionar informes sobre las familias que los
habían acogido con cariño. Lo hacían bajo la amenaza de perder la oportunidad
de proseguir sus estudios.
Fui al Congreso Bautista, realizado bajo el emblema de
la bandera roja. Los comunistas ya habían decidido quienes serian los
dirigentes “elegidos”.
Yo sabía que a cargo de las iglesias oficiales había
individuos nombrados por el partido comunista. Solo entonces me di cuenta que
estaba viendo lo que Jesús llamo “la abominación desoladora en el lugar Santo.”
Siempre ha habido buenos y malos pastores y
predicadores, pero ahora, por primera vez en la historia de la Iglesia, el
Comité Central de un partido – ateo jurado – cuyo objetivo y propósito
principal y declarado es arrasar con la religión, decide quienes serán los
hombres que guíen a la Iglesia. ¿Guiarles con que propósito? Seguramente para
arrancar de raíz la religión.
Lenin escribió: “Toda idea religiosa, toda idea de
Dios, el mero entusiasmo ante la idea de Dios, es una vileza indescriptible y
peligrosa; es un contagio abominable. Millones de pecados, hechos inmundos,
actos de violencia y contagio físico, son menos peligrosos que la sutil y
espiritual idea de un Dios”.
Los partidos comunistas de la zona de influencia
soviética son leninistas. Para ellos la religión es peor que el cáncer, la
tuberculosis o la sífilis. Y ellos son los que eligen a los guías espirituales.
Y con ellos, comprometiéndose en mayor o menor grado, cooperan los dirigentes
de la iglesia oficial.
He visto como el ateismo envenena las mentes de niños
y jóvenes sin que las iglesias oficiales puedan hacer nada para contrarrestarlo.
En ninguna iglesia de Bucarest, nuestra capital, se efectúan reuniones de
jóvenes o existe escuela dominical para niños. Los hijos de los cristianos se
educan en la escuela del odio.
Entonces, al ver todo esto, odie al comunismo, como no
lo había aborrecido bajo sus torturas.
Lo odiaba, no por lo que me había hecho a mí, sino por
el daño que hace a la gloria de Dios, al nombre de Cristo y a las almas de un
billón de seres que estaban bajo su dominio.
Campesinos de todo el país vinieron a visitarme y me
contaron como se llevaba a cabo la colectivización. Vivian ahora como
hambrientos esclavos en lo que antes eran sus propias tierras y viñedos. No
tenían pan. Sus niños no tenían leche ni fruta – y esto en un país, cuyas
riquezas naturales pueden compararse a las de la antigua Canaan.
Muchos hermanos me confesaron que el régimen comunista
los había convertido a todos en mentirosos y ladrones. El hambre los obligaba a
robar en lo que antiguamente eran sus propios campos, pero que ahora
pertenecían a la colectividad. Después tenían que mentir para ocultar el robo.
Muchos obreros me hablaron del terror implantado en
las fábricas y de la explotación del factor humano, en niveles jamás soñados
por el capitalista. Los trabajadores no tenían derecho a la huelga.
Los intelectuales tenían que ir en contra de sus
convicciones mas intimas, y enseñar que Dios no existe.
La vida entera y los sentimientos de los seres humanos
de una tercera parte del mundo han sido destruidos y falseados.
Algunas jovencitas vinieron para quejarse de que
habían sido llamadas a la Organización de Jóvenes Comunistas, para ser
amonestadas y amenazadas por haber besado a un joven cristiano, dándoles el
nombre de jóvenes a los cuales, ¡si podían besar!
Vivíamos en una
atmósfera horriblemente falsa y fea.
Entonces encontré a los luchadores de la Iglesia
Subterránea – camaradas de antaño – algunos de los cuales nunca han sido
descubiertos y otros que empezaban a luchar de nuevo, después de ser liberados.
Me llamaron nuevamente a su lado. Fui a sus reuniones
secretas, en las que se cantaban himnos de libros que habían sido escritos a
mano.
Recordé a San Antonio el Grande. Había estado treinta
años en el desierto. Había abandonado el mundo, llevando una vida de ayuno y de
oraron pero cuando supo de la lucha entre San Atanasio y Arius sobre la
divinidad de Cristo, abandono su vida contemplativa y fue hasta Alejandría para
cooperar en el triunfo de la verdad. Recordé a San Bernardo de Clairveaux –
monje de un monasterio en la cima de una montaña. Pero supo del ridículo
objetivo de las Cruzadas, de los cristianos que asesinaban árabes, judíos y
seres de otras religiones, con el fin de apoderarse de una tumba vacía.
Entonces abandono su monasterio, dejando las alturas para predicar en contra de
las Cruzadas.
Decidí hacer lo que todo cristiano debe hacer: seguir
el ejemplo de Cristo, del apóstol Pablo y de los grandes santos.
¿Qué clase de
lucha seria?
Los cristianos en prisión siempre han orado por sus
enemigos y les han dado un hermoso testimonio. El deseo de nuestros corazones
era de que fueran salvos, y nos regocijábamos cada vez que ello sucedía.
Pero odiaba el diabólico sistema comunista y deseaba
fortalecer a la Iglesia Subterránea, la única fuerza que puede derrocar
esta terrible tiranía, por medio del poder del Evangelio.
No pensaba solo en Rumania, sino en todo el mundo
comunista.
Sin embargo, he encontrado mucha indiferencia en el
occidente.
Escritores de todo el mundo protestaron cuando dos
escritores comunistas: Siniavski y Daniel – fueron sentenciados a prisión por
sus propios camaradas. En cambio, ni siquiera las iglesias protestan cuando los
cristianos son encarcelados por su fe.
¿Quién se preocupa por el hermano Kuzyck, sentenciado
porque cometió el “crimen” de distribuir literatura cristiana “venenosa”; entre
ella, los libros devocionales de Torrey y porciones de la Biblia? ¿Quién conoce
el caso del hermano Prokofiev, condenado por haber distribuido sermones
impresos? ¿Quién sabe algo del judío – cristiano Grnvald, sentenciado en Rusia
por delitos similares y a quien los comunistas le arrebataron su pequeño hijo,
de quien jamás se volvió a tener noticias? Recuerdo muy bien lo que yo sentí
cuando fui separado de mi Mihai. Por ello sufro con los hermanos Grunvald,
Iivanonko, la abuela Shevchuk, Taisya Tkachenko, Ekaterina Vecasina, Georgi
Vekasin, el matrimonio Pilat, de latvia y así interminablemente, ¡nombres de
santos y héroes de la fe en pleno siglo veinte! Me inclino reverentemente para
besar sus cadenas, como lo hacían los prisioneros cristianos con sus camaradas
cuando eran arrojados a las fieras.
Algunos dirigentes de las iglesias occidentales
sencillamente no se preocupan de nuestros martires de hoy. Sus nombres no
encuentran lugar en sus listas de oración. Mientras ellos eran torturados y
condenados, los dirigentes bautistas rusos y los Superiores de la Iglesia
Oficial Ortodoxa eran recibidos en Nueva Delhi, en Ginebra y otras
conferencias, en medio de grandes honores. Allí aseguraron a todo el mundo que
en Rusia existe amplia libertad religiosa.
Un dirigente del Consejo Mundial de Iglesias besó al
Arzobispo bolchevique Nikodim, cuando este dio tales seguridades. Luego se
sentaron juntos en un magnifico banquete mientras los santos en prisión comían
una inmunda mezcla de repollo y entrañas de animal, como yo la he comido en el
nombre de Jesucristo.
Las cosas no podían seguir así. Por eso la Iglesia
Subterránea decidió que yo debería salir del país, si se presentaba la
oportunidad de hacerlo, para relatar e informar a Uds., los cristianos, todo lo
que esta sucediendo.
He decidido denunciar al “comunismo”, aunque amo al
“comunista”. Creo que no es correcto predicar el Evangelio sin denunciar al
comunismo.
No son pocos los que me dicen: “Limitese al Evangelio
solamente.” Esto me recuerda las palabras de la Policía Secreta, que también me
dijo que predicara a Cristo sin mencionar al comunismo. ¿Será que aquellos que
me insisten en que me “limite a predicar el Evangelio” están inspirados por el
mismo espíritu que mueve a la Policía Secreta Comunista?
No entiendo bien lo que quieren decir con eso de
limitarse solo al Evangelio. ¿Fueron los sermones de Juan el Bautista
exclusivamente evangelizadores? Juan no se limito a decir: “Arrepentíos, porque
el reino de los Cielos esta cerca”; dijo también: “Tu, Herodes, eres perverso.”
Fue decapitado, no por atenerse a una enseñanza abstracta. Jesús no se “limito”
tampoco al Sermón de la Montaña sino que también predico lo que podría ser
considerado por algunos de los dirigentes de la iglesia de hoy como un mensaje
negativo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!... ¡generación de
víboras!” Fue por tal predicación que lo crucificaron. Los fariseos no se
habrían preocupado por el Sermón de la Montaña, porque no les afectaba tan
personalmente.
Al pecado debe llamársele por su nombre. Hoy el
comunismo es el pecado más peligroso del mundo. Por lo tanto, debe ser
denunciado. La Iglesia Subterránea lo denuncia, a riesgo de perder la libertad
y la vida. Menos aun podemos callarnos en el occidente.
He decidido denunciar al comunismo, pero no en el
sentido que lo hacen aquellos conocidos como “anti-comunistas.” Hitler era
anti-comunista y sin embargo fue un tirano. Odiamos el pecado, pero amamos al
pecador.
Sufro más en el occidente que cuando vivía entre los
comunistas.
Mi sufrimiento consiste en primer lugar en que deseo
ardientemente volver a conocer la inexplicable belleza de la Iglesia
Subterránea; la iglesia que cumple aquella cita del latín: Nudis Nudum Christi
seguí (Desnudos sigan al Cristo desnudo).
En el terreno comunista, el Hijo del Hombre y sus
seguidores no tienen donde reposar sus cabezas. Los cristianos de esas regiones
no construyen casas. ¿Para que, si serán confiscadas al ser arrestados sus
dueños? El solo hecho de tener una casa nueva seria motivo suficiente para ser
encarcelado, pues los comunistas desean quedarse con la casa. Allá no es
posible enterrar a su padre, o despedirse de sus familiares antes de seguir a
Cristo. ¿Quién es su madre, su hermano o su hermana? Usted es, en este
respecto, como Jesús. Madre y hermanos son para usted solamente los que cumplen
la voluntad de Dios. ¿Pueden los lazos sentimentales valer algo, cuando es muy
común que una novia denuncie a su prometido, los niños a sus padres y las
esposas a sus maridos? Lo único que permanece es la unión espiritual.
La Iglesia Subterránea es pobre y sufrida, pero no
tiene miembros tibios.
Un servicio religioso en la Iglesia Subterránea es
similar al que se efectuaba en la Iglesia Primitiva, hace ya mil novecientos
años. El predicador no tiene estudios avanzados de teología. No conoce la
homiletica, pero tampoco Pedro la conocía. Cualquier profesor de teología
habría dado a Pedro una pésima nota por su sermón en el día de Pentecostés. Los
versículos de la Biblia no son muy conocidos en los países comunistas, porque
las Biblias son escasas. Además, es seguro que el predicador haya pasado muchos
años en la cárcel sin siquiera ver una Biblia.
Cuando expresan su fe en un Padre, esto tiene gran
significado, porque encierra un verdadero drama. En prisión, diariamente ruegan
a este Padre Todopoderoso por un pedazo de pan, y en cambio reciben repollo con
inmundicias. No obstante, creen en Dios como en el Padre amantísimo. Son como
Job, que aseguraba que continuaría creyendo en Dios aunque El lo matara. Se
parecen a Jesús, que llamo “Padre” a Dios cuando al parecer lo había abandonado
en la cruz.
Quienquiera que haya conocido la belleza espiritual de
la Iglesia Subterránea, no se conformaría con el vacío y frialdad que se
encuentra en algunas iglesias occidentales.
Sufro mas en el occidente de lo que sufrí en la cárcel
comunista, porque ahora contemplo con mis propios ojos que la civilización occidental
esta muriendo.
Oswald Spengler escribió en su libro La Decadencia de
Occidente: “Ustedes están muriendo. Veo en ustedes todas las características
del estigma de la decadencia. Puedo probar que vuestra gran riqueza y gran
pobreza, vuestro capitalismo y socialismo, vuestras guerras y revoluciones,
vuestro ateismo, pesimismo, cinismo e inmoralidad; vuestros matrimonios
destruidos, y el control de la natalidad, los están desangrando desde los
cimientos y aniquilando vuestras mentes. Les puedo probar que estas eran las
mismas características que marcaron el comienzo del fin para antiguas
civilizaciones de Alejandría, Grecia, y la neurótica Roma.”
Esto fue escrito en 1926. Desde entonces la democracia
y la civilización han muerto en más de la mitad de los países europeos, incluso
Cuba. El resto del Occidente duerme.
Pero existe una fuerza que no duerme: el comunismo.
Mientras los comunistas en el oriente mantienen su virulencia. Los comunistas
occidentales simplemente no creen lo que se les dice acerca de las crueldades,
miserias y persecuciones desatadas en los países comunistas. Esparcen
incansablemente y con celo su credo político en todas partes, en los salones de
la sociedad, en clubes de intelectuales, en escuelas, universidades, en los
barrios de gente pobre y en las iglesias. Nosotros, los cristianos, estamos en
la Verdad, pero mostramos poco valor en su defensa. Los comunistas, en cambio
de todo corazón apoyan la mentira.
Mientras tanto los teólogos occidentales se preocupan
de nimiedades.
Me recuerda que mientras las tropas de Mohamed II
rodeaban Constantinopla, en 1493, y se iba a decidir si los Balcanes
pertenecerían al dominio religioso cristiano o mahometano por varios siglos, se
efectuaba un concilio en una iglesia local de la ciudad sitiada, discutiéndose
los siguientes problemas: ¿Qué color tenían los ojos de la Virgen Maria? ¿Qué
Sexo tienen los angeles? ¿Qué sucedería si una mosca cayese en agua bendita?
¿Seria santificada la mosca y el agua contaminada? Lo anterior puede ser solo un
leyenda de estos tiempos, pero si leen los periódicos de las iglesias, se darán
cuenta que hoy se están discutiendo las mismas insignificancias. La amenaza del
comunismo y los sufrimientos de la Iglesia Subterránea casi nunca son
mencionados.
Hay discusiones interminables, sobre asuntos
teológicos, rituales, y otras cosas no esenciales. En una fiesta, alguien
pregunto: “¿Si estuviera en un barco que esta a punto de hundirse y pudiera
tomar un solo libro de la biblioteca de a bordo, que libro escogería? Uno
contesto “La Biblia”, otro “Shakespeare”, pero un escritor dio la respuesta mas
acertada “Yo escogería un libro que me explicara como construir un bote y como
llegar a tierra firme; una vez allí, estaría en condiciones de leer lo que
quisiera.”
Mantener la libertad de culto para todas las
denominaciones y libertad de expresión para todas las doctrinas y sentir pesar
cuando se pierde todo esto debido a las persecuciones comunistas, es mucho más
importante que insistir sobre determinada opinión teológica.
Jesús dijo: “La verdad os hará libres”; de la misma
manera, solo “la libertad puede darnos la verdad.” En vez de discutir
acaloradamente sobre cuestiones sin importancia, deberíamos unirnos en esta
lucha de la libertad en contra de la tiranía del comunismo.
Sufro también al saber de los padecimientos de la
sufrida Iglesia tras la Cortina de Hierro. Habiendo pasado por esos
sufrimientos puedo apreciarlos más.
En el mes de Junio de
1966, los diarios soviéticos Izvestia y Derevenskais Jizn acusaron a los
bautistas rusos de enseñar a sus miembros a matar a sus hijos con el fin de
expiar sus pecados. Es la misma vieja acusación del asesinato ritual, de que se
acusaba a los judíos.
Pero se lo que esto significa. Yo estaba en la prisión
de Cluj, en Rumania, en 1959, con el preso Lazarovici, acusado de
haber dado muerte a una joven. Tenia solo 30 años, pero sus cabellos se habían
tornado totalmente blancos de un día para otro, a causa del dolor de las
torturas. Parecía un anciano. No tenia uñas, pues se las habían arrancado, con
el fin de hacerlo confesar un crimen que no había cometido. Después de un año
de torturas se logro establecer su inocencia y fue puesto en libertad, pero la
libertad ya no significaba nada para el. Ya era un hombre destruido para siempre.
Otras personas leen los artículos de los diarios y
pueden reírse con las absurdas acusaciones de la prensa soviética en contra de
los bautistas. Yo se lo que estas significan para los acusados.
Es horrible estar en el occidente y tener constantemente
tales imágenes ante los ojos de uno.
¿Dónde esta ahora el Arzobispo Yemogen, de Kalgua
(URSS) y los otros siete obispos que protestaban contra los excesos de
cooperación con el régimen soviético, que puso en practica el Patriarca Alexei
y el Arzobispo Nikodin, quienes son meros instrumentos en las manos de los
comunistas? Si no hubiese visto morir a mi lado a los obispos rumanos que
protestaron, no me preocuparía por la suerte de estos otros obispos piadosos.
Los ministros Nicolai Eshliman y Gleb Yakunin fueron
disciplinados por el Patriarca porque pidieron libertad religiosa para la
iglesia. El occidente solo conoce ese detalle, pero yo estuve en prisión con el
Padre Ioan, de Vladimireshti, Rumania, a quien le sucedió lo mismo.
Aparentemente era solo una medida “disciplinaria” eclesiástica. Más, nuestros
dirigentes de la iglesia oficial, al igual que todos los dirigentes de la
iglesia oficial comunista, son pagados por la Policía Secreta. Los que son
castigados por ellos, sufren también la mas eficiente “disciplina” – torturas,
golpes y drogas – de la prisión.
Tiemblo ante el sufrimiento de aquellos que son
perseguidos en el mundo comunista. Tiemblo pensando en el destino eterno de sus
torturadores. Tiemblo también, por los cristianos occidentales que no
prestan ayuda a sus hermanos perseguidos.
En el fondo de mi corazón, quisiera no verme envuelto
en tan inmensa batalla. Preferiría retirarme a algún lugar tranquilo donde
pudieses descansar. Pero me es imposible, pues el comunismo esta a la puerta.
Cuando los comunistas invadieron el Tibet, terminaron con aquellos que solo se
interesaban en las cosas espirituales. En nuestro país terminaron con todos los
que deseaban alejarse de la realidad. Se disolvieron iglesias y monasterios,
manteniendo solo algunos para engañar a los extranjeros. Por medio de esta
quietud y descanso a que tanto aspiro, podría escapar de la
realidad, pero seria demasiado peligroso para mi alma también.
Estoy obligado a dirigir esta batalla, aun cuando ello
me signifique grave riesgo personal. Si desaparezco, tengan la completa
seguridad que he sido raptado por los comunistas. Me raptaron en la calle en
1948, y me encarcelaron bajo nombre supuesto. Nuestra Secretaria de Estado, en
esos años, Ana Pauker, contesto al Embajador sueco, Sir Patrik von
Reuterswaerde: “¡Oh!, ¿Wurmbrand?, esta paseando por las calles de Copenhague.”
El Embajador en esos momentos tenia en sus bolsillos una carta que yo había
logrado enviarle desde la prisión. Sabía que ella le estaba mintiendo. Esto puede
volver a suceder. Si soy asesinado, mi asesino será alguien asignado por el
partido comunista. Nadie en el mundo, fuera de ellos, tiene motivos para
matarme. Si llegan a sus oídos rumores sobre mi depravación moral, mis robos,
mi homosexualidad, adulterio, desconfianza en la solidez de mis principios
políticos y mis mentiras, serán estos, solo el cumplimiento de la amenaza que
me hizo la Policía Secreta: “¡Le destruiremos moralmente!”
Se, de muy buena fuente, que los comunistas rusos han
prometidos asesinarme debido al testimonio que preste ante el Senado
norteamericano. Trataran de extorsionarme, aterrorizando a mis amigos en
Rumania. Tienen medios para hacerlo y no vacilaran en usarlos.
Sin embargo, a pesar de ellos, no puedo
callar. Es deber de Uds. estudiar y considerar todo lo que aquí relato. Aunque
digan que mis sufrimientos me ha causado un delirio de persecución, deben
preguntarse a si mismos, ¿Cuál es ese terrible poder del comunismo que hace que
sus ciudadanos sufran de semejantes complejos? ¿Qué poder es el que lleva a
padres en la Alemania Oriental a tomar a un niño en una maquina topadora para
así pasar a través de las alambradas de púas, aun al riesgo de ser balaceados
junto con toda su familia? ¿Qué es este terrible poder del comunismo, que
inspira a los seres tales complejos?
¡El occidente duerme, y es hora que despierte!
Los hombres sufren, buscan a un “responsable”, alguien
a quien culpar por su situación. Encontrar a ese “alguien” alivia la carga. Yo
no lo puedo hacer.
No puedo culpar a ciertos guías de la iglesia
occidental que cooperan con el comunismo, pues el mal no viene de ellos. Es
mucho más antiguo. Estos mismos dirigentes son victimas de un mal que se
arrastra desde muchos años. Ellos no crearon la caótica situación actual de las
iglesias; la encontraron así.
Desde que estoy en el occidente he visitado muchos
seminarios teológicos. Allí escuche conferencias sobre la historia de las
campanas y la historia de los himnos litúrgicos, de leyes canónicas hace tiempo
en desuso, o sobre reglamentos de la iglesia, que no existen. He visto enseñar
a los estudiantes de teología la poca veracidad de la Biblia en su historia de
la Creación, y de Adán; negar el Diluvio y los milagros de Moisés; sostener que
las Profecías fueron escritas después de su cumplimiento; que el nacimiento
virginal es un mito, como también lo es la resurrección de Jesús, que sus
huesos permanecen enterrados en algún lugar; que las Epístolas no son
autenticas, que el Apocalipsis fue escrito por un loco. A pesar de todo esto la
Biblia – sostienen – es un libro sagrado (esto quiere decir que el Libro
Sagrado es mas mentiroso que un diario comunista).
Esto es lo que los dirigentes actuales de algunas de
las iglesias aprendieron en los seminarios. Este es el ambiente que viven. ¿Por
qué han de ser fieles a (en lugar de) un Maestro de quien se dicen tantas
barbaridades? ¿Cómo van a respetar una iglesia en la se puede enseñar
libremente que Dios esta muerto?
Son guías de la iglesia oficial, no de la Novia de
Cristo. Son dirigentes de una iglesia en la cual muchos han traicionado a su
Maestro. Cuando se encuentran con alguien de la Iglesia Subterránea –
martirizada y sufrida – lo miran como a un ser extraño.
Por otra parte, no esta bien juzgar a los hombres
basándose en algunas de sus actitudes Si lo hiciéramos, seriamos como los
fariseos, que creyeron malo a Cristo porque El no respeto sus reglamentos y
ordenanzas sobre la observación del Sábado.
Ellos cerraron sus ojos enteramente a lo que aun a su
vista hubiera sido hermoso en Jesús.
Estos mismos dirigentes de la iglesia, aunque estén
equivocados respecto al comunismo, pueden estar en lo cierto en otras cosas y
ser personalmente sinceros en sus creencias.
Y aun en lo que están equivocados, pueden cambiar.
Una vez estuve en Rumania con un Obispo Metropolitano
Ortodoxo, que era espía de los comunistas y delataba a sus propias ovejas. Tome
su mano entre las mías y le conté la parábola del Hijo Prodigo. Estábamos en su
jardín y atardecía. Le dije: “Vea usted con que amor Dios recibe al pecador
arrepentido. Recibe con gozo, aun al obispo que se arrepiente” Le cante himnos
cristianos. Este hombre se convirtió.
En prisión compartía la misma celda con un sacerdote
Ortodoxo, que con la esperanza de ser libertado, escribió artículos elogiando
el ateismo. Le hable y rompió lo que había escrito, perdiendo así toda
posibilidad de ser puesto en libertad.
No puedo responsabilizar a nadie, no puedo aliviar de
esta manera el peso que llevo en mi corazón.
Tengo otro pesar. Aun mis mejores amigos no me
comprenderán. Algunos me acusan de amargura y resentimiento contra los
comunistas, lo que yo se muy bien que no es cierto.
El escritor Mosaico Claude Montefiori dijo
que la actitud de Jesús hacia los escribas y fariseos, y la pública denuncia
que hizo de ellos, era contraria a su mandato de amar a nuestros enemigos y
bendecir a los que nos maldicen. El doctor W. R. Matthews, recientemente
jubilado como decano de la iglesia de San Pablo, en Londres, dice que
esto es una incoherencia e inconsistencia en Jesús. Lo acusa diciendo que
Jesús… ¡no era un intelectual!
La idea de Montefiori sobre Jesús estaba
errada. Jesús amaba a los fariseos, aun cuando los denuncio públicamente. Y yo
amo a los comunistas y sus “instrumentos” en las iglesias, aunque también los
denuncio.
Constantemente me dicen: “¡Olvídate de los comunistas.
Preocúpate solo de las cosas espirituales!”
Encontré a un cristiano que había sufrido bajo los
nazis y el cual me dijo que estaría siempre de mi parte, mientras yo
testificara de Cristo, pero que no hablara palabra alguna contra el comunismo.
Le pregunte si acaso los cristianos que lucharon contra Hitler en Alemania
estaban equivocados y debieron haber hablado solamente de la Biblia, sin
denunciar al tirano. Me contesto: “¡Pero Hitler mato a seis millones de judíos!
¡Teníamos que hablar en su contra” Le conteste: “El comunismo ha hecho lo
mismo, ha asesinado a treinta millones de rusos, millones de chinos y otros. Ha
asesinado a judíos también. ¿Debemos protestar solamente por la muerte de los
judíos y no por la muerte de los rusos?” Me respondió: “¡Esto es muy
diferente!” No recibí otra explicación.
He sido golpeado por la policía en los tiempos de
Hitler y también en el tiempo de los comunistas; no he podido notar diferencia
alguna: ¡dolían igual!
El cristianismo debe luchar en contra de muchas clases
de pecado, no solo contra el comunismo. No estamos obsesionados por este solo
hecho. No obstante, por el momento, el más grande y peligroso enemigo del cristianismo
es el comunismo. ¡Debemos unirnos contra el!
¡Quiero volver a insistir! La meta del hombre es ser
como Cristo. El objetivo principal del comunismo es evitarlo. Son
fundamentalmente antirreligiosos. Creen que después de muerto, el hombre se trasforma
en sales y minerales, nada mas. Desean que la vida entera sea vivida al nivel
de lo material.
Se preocupan solo de las masas. Su palabra es la misma
del demonio en el Nuevo Testamento, que dio cuando se le pregunto su nombre:
“Somos legión.” La personalidad – el más grande don que Dios dio a los hombres
– debe ser aplastada. Han encarcelado a un hombre porque lo encontraron leyendo
un libro del Alfred Ader, “Psicología Individual”. Los oficiales de la policía
gritaron: “¡Ah, individual, siempre individual! ¿Por qué no colectiva?”
Jesús en cambio, desea que seamos individuos con
nuestra propia personalidad. Por eso no existe posibilidad alguna de llegar a
algún arreglo con comunistas. Ellos lo saben. Su revista Nauka i
Reeligía (Ciencia y Religión), dice: “la religión es incompatible con el
comunismo; le es hostil… El contenido del programa del partido comunista es un
golpe mortal para la religión… es un programa para la creación de una sociedad
atea, en la cual la gente será liberada para siempre de la esclavitud
religiosa.”
¿Puede el cristianismo coexistir con el comunismo? A
esto los comunistas responden “…el comunismo es un golpe mortal para la
religión.”
LA INVENCIBLE Y EXTENSA IGLESIA SUBTERRANEA
Hablare nuevamente sobre la Iglesia Subterránea, que
funciona en circunstancias muy difíciles. El ateismo es la religión del Estado
en todos los países comunistas. Se les da cierta libertad religiosa a los
ancianos, pero los niños y jóvenes no deben creer. Todos los medios
de difusión – radio, televisión, cine, teatro, prensa e imprentas – se emplean
con el objeto de borrar toda creencia en Dios.
Los medios que posee la Iglesia Subterránea son
insuficientes e incapaces para oponerse a las inmensas fuerzas del estado
totalitario. Los ministros, predicadores y pastores clandestinos rusos no han
tenido estudios teológicos. Hay pastores que ni siquiera han podido leer una
Biblia completa por ser tan escasas.
Les relatare la manera como han sido ordenados.
Conocimos a un joven ruso que era ministro secreto. Le preguntamos quien lo
había ordenado. Contesto “No tenemos realmente un obispo que cuente con la
aprobación del partido comunista. Por esta razón, diez de nosotros fuimos hasta
la tumba de un obispo que murió como mártir. Dos pusimos nuestras manos sobre
la lapida y los demás formaron un circulo en derredor, y le pedimos al Espíritu
Santo que nos ordenara. Estamos seguros de haber sido ordenados por las manos
horadadas de Jesús.”
¡Para mí, la ordenación de ese joven es valida ante
Dios!
Hombres ordenados en esta forma, que no han tenido
ningún estudio teológico y que muchas veces saben muy poco de la Biblia, llevan
adelante la obra de Cristo.
Es como la iglesia de los primeros siglos. ¿A que
seminario asistió esa gente, que estremeció al mundo en nombre de Cristo?
¿Sabían todos ellos leer acaso? ¿De donde sacaron todas las Biblias? Dios les
hablo.
Nosotros, los de la Iglesia Subterránea, no tenemos
catedrales, pero ¿hay catedral más hermosa, que el cielo que observábamos cuando
nos reuníamos en los bosques? El canto de los pájaros reemplazaba al órgano. La
fragancia de las flores era nuestro incienso. Las ropas raídas de algún mártir
recién salido de la prisión, causaba mas impresión que un habito clerical.
Teníamos a la luna y las estrellas por cirios. Los angeles eran los acólitos
que las encendían.
¡Jamás podré
describir la belleza de esta iglesia!
A menudo, después de celebrar un servicio secreto,
algunos cristianos eran sorprendidos y enviados a prisión. Allí los cristianos
lucen sus cadenas con el gozo con que una novia luce la más linda joya regalada
por el novio. En prisión los ánimos están tranquilos. Al recibir el beso y el
abrazo de Dios, no cambiarían su condición ni por la de un rey. He encontrado
cristianos verdaderamente gozosos solo en tres lugares: en la Biblia, en la
Iglesia Subterránea y en la cárcel.
La Iglesia Subterránea es oprimida, pero también
cuenta con muchos admiradores y amigos, aun en la Policía Secreta y entre los
miembros del gobierno. A veces estos creyentes secretos protegen a la Iglesia
Subterránea.
Recientemente los diarios rusos se quejaron del
creciente número de los que son incrédulos solo de nombre. Estos, explicaba el
diario, son incontables hombres y mujeres que ocupan posiciones de privilegio
dentro del comunismo, en las oficinas del gobierno, departamentos de propaganda
y en todas partes y que fingen ser comunistas pero en su fuero interior son
creyentes y miembros de la Iglesia Subterránea.
La prensa comunista relato la historia de una joven
que trabajaba en el Departamento de Propaganda. Después de su trabajo diario
regresaba a su casa a recibir a su marido, que también volvía de sus labores a
esa hora. Después de cenar, el matrimonio se reunía a un grupo de jóvenes de
otros departamentos del mismo edificio para tener estudios bíblicos secretos y
reuniones de oración. Esto esta sucediendo en todo el mundo comunista.
Decenas de miles de estos “supuestos incrédulos” existen en cada país
comunista. Estiman mejor no asistir a las iglesias oficiales, donde serán
espiados y en donde escucharan un Evangelio insípido. En cambio permanecen en
sus posiciones de autoridad y responsabilidad, para que después allí, con
sigilo y éxito, puedan testificar de Cristo.
La fiel Iglesia Subterránea cuenta con miles de
miembros en tales lugares. Celebran reuniones en sótanos, desvanes,
departamentos y hogares.
En Rusia ya nadie recuerda las discusiones que había
en pro o en contra del bautismo de párvulos o de adultos, o en torno a la
infalibilidad papal. No son pre o post milenialistas. No pueden interpretar las
profecías, y no se pelean respecto a ellas. En cambio a menudo me llama la
atención la manera como prueban la existencia de Dios a los ateos.
Sus respuestas a los ateos son sencillas: “Si fueran
invitados a un banquete donde hubiera toda clase de platos exquisitamente
preparados, ¿creerían Uds. que se habrían preparado solos? ¡La naturaleza misma
es un banquete preparado para nosotros! Uds. tienen tomates, duraznos, leche y
miel. ¿Quién ha preparado todo esto para el hombre? La naturaleza es ciega. Si
no creen en Dios, ¿Cómo pueden creer que una naturaleza ciega pudo preparar las
cosas que justamente necesitamos, y en tal cantidad y variedad?
Pueden probar que existe la vida eterna. Una vez
escuche a uno decirle a un ateo: “Supongamos que fuera posible hablar con un
embrión en el vientre de su madre, y que le dijéramos que su estado embrionario
es corto y que después le espera una larga vida futura. ¿Qué contestaría el
embrión? Diría lo mismo que dicen ustedes, los ateos, cuando les hablamos del
Paraíso y el Infierno. Diría que la vida dentro del vientre de su madre es la
única vida, y que todo lo demás son patrañas religiosas. Pero si el embrión
pudiera pensar, se diría a si mismo: “Aquí me están creciendo los brazos, pero
no los necesito; ni siquiera los puedo estirar. ¿Para que me crecerán?
Probablemente los voy a necesitar para un estado futuro de mi existencia. Me
crecen (en lugar de creen) las piernas, pero tengo que tenerlas encogidas. ¿Por
qué crecerán? Tal vez me espera una vida en un mundo más grande, donde tendré
que caminar. Comienzan a desarrollarse mis ojos, aunque estoy en completa
oscuridad y no los necesito. ¿Para que los quiero? A lo mejor, afuera hay un
mundo de luz y color. Así, si el embrión pudiera reflexiona sobe su desarrollo,
llegaría a la conclusión que fuera del vientre de su madre hay otro mundo,
aunque por el momento no lo pudiese ver. Lo mismo sucede a nosotros. Cuando
somos jóvenes tenemos vigor, pero carecemos de experiencia para encauzarlo en
la forma mas provechosa. Cuando, con el paso de los años hemos adquirido
cordura y conocimientos, la carroza fúnebre nos lleva a la tumba. ¿Con que fin
adquirimos todos estos conocimientos, si ya no nos sirven de nada? ¿Para que le
crecen brazos, piernas y ojos al embrión? Es para la vida que ha de seguir. Así
es para nosotros. Aquí adquirimos experiencia, conocimientos y sabiduría para
la vida futura. Estamos preparados para servir en un nivel mas alto después de
la muerte”.
La doctrina oficial comunista asevera que Jesús nunca
existió. Los miembros de la Iglesia Subterránea dan fácil respuesta a eso:
“¿Qué diario lleva usted en su bolsillo? ¿Es la Pravda de hoy o de ayer?
¡Déjeme mirar, ah… 14 de enero de 1964! ¿Desde cuando empiezan a contar los
años de la era actual? ¿Desde el tiempo de UNO que no existió, ni tuvo ninguna
actuación en el mundo? Dicen que El no existió y sin embargo cuentan los años
desde su nacimiento. El tiempo existía desde antes que el viniera, pero cuando
El vino, le pareció a la Humanidad que había vivido en vano y que su verdadera
vida comenzaba en ese momento. Su propio diario comunista es una prueba de la
existencia de Jesús no fue un personaje ficticio.”
Los pastores en el occidente consideran, por lo
general, que todos los asistentes a la iglesia son cristianos convencidos de la
verdad, pero no es así. Es raro escuchar un sermón que pruebe la verdad de
nuestras creencias. Pero tras la Cortina de Hierro hay hombres que jamás han
estudiado para ello, y que sin embargo dan a sus convertidos una sólida base de
fe.
No existe una clara división que permita señalar el
punto en que termina la Iglesia Subterránea, que es el más grande bastión o
baluarte del cristianismo, y comienza la iglesia oficial. Están
entremezcladas. Muchos de los pastores “títeres” desarrollan
paralelamente un ministerio secreto que sobrepasa las limitaciones impuestas
por los comunistas.
La Iglesia
Oficial, la iglesia de los colaboracionistas, tiene una larga historia.
Comenzó inmediatamente después de la Revolución
Socialista Soviética, con la “Iglesia Viviente” que presidía un sacerdote
llamado Sergio. Esta “Iglesia Viviente” proclamaba abiertamente durante ese
tiempo, en Moscú: “Nuestro objetivo no es reconstruir la iglesia, sino abolirla
y terminar, de una vez por todas, con la religión.” ¡Lindo programa para una
iglesia!
En todos los países hemos tenido individuos como
Sergio.
En Hungría, entre los católicos fue el
Padre Valgo. El, junto con algunos ministros protestantes apoyaron a los
comunistas en sus afanes de obtener el completo control del Estado.
En Rumania, los comunistas llegaron al poder con la
ayuda de un sacerdote ortodoxo llamado Burducea, un antiguo fascista que
buscaba justificar sus pecados pasados contra los Rojos, tornándose mas “rojo”
que sus propios jefes. Este sacerdote se mantuvo de pie cerca
de Vishinsky, Secretario de Estado Soviético, sonriendo en tacita
aprobación cuando aquel declaro, durante la inauguración del nuevo gobierno
comunista: “Este gobierno construirá para ustedes un paraíso terrenal, por lo
que ya no necesitaran uno celestial”.
En lo que se refiere al Arzobispo Nikodin de
Rusia, existen suficientes antecedentes y pruebas para señalarlo como espía del
gobierno. El mayor Deriabin, que deserto de su puesto en la Policía
Secreta rusa, ha testificado que Nikodin era agente de ese servicio.
La misma situación predomina en casi todas las
denominaciones. Los actuales dirigentes bautistas rumanos fueron impuestos por
la fuerza. Su deber es denunciar a los cristianos reales. Con la directiva
bautista rusa sucede lo mismo. Tachici, presidente de los adventistas
rumanos, me contó que había sido espía de la Policía Secreta rusa desde el
mismo día en que asumieron el poder.
En lugar de clausurar todas las iglesias, aunque ya
han cerrados muchos miles, los comunistas, con aviesas intenciones, decidieron
permitir el funcionamiento de algunas pocas iglesias oficiales. Sus propósitos
eran usarlas como “ventanas” a través de las cuales podían observar, controlar
y, eventualmente destruir a los cristianos y al cristianismo. Decidieron que
seria mejor permitir que la estructura de la iglesia permaneciera, y
convertirla en instrumento para el control de los cristianos, y como un medio
para engañar a los turistas que llegan a sus países. Se me ofreció una de esas
iglesias, con la única condición de que, como pastor, delatara a sus miembros a
la Policía Secreta. Me parece que los occidentales, acostumbrados a que todas
las cosas sean o una cosa u otra – blanco o negro – no pueden entender eso.
Pero la Iglesia Subterránea no aceptara jamás a las iglesias controladas, como
substituto de una evangelización significativa y efectiva para “toda criatura”,
incluyendo a la juventud.
A pesar de algunos dirigentes traidores, se observa
una real vida espiritual de los miembros de la iglesia oficial (tengo la idea
que sucede lo mismo en muchas iglesias occidentales. Las congregaciones son
fieles a veces, no por causa de sus guías, sino a pesar de ellos).
La liturgia ortodoxa ha permanecido igual y alegra los
corazones de los ministros de la iglesia, a pesar de que en sus sermones alaban
a los comunistas. Los luteranos, presbiterianos y otros protestantes cantan los
mismos himnos antiguos y hasta los sermones de los traidores deben mencionar
algo de las Escrituras.
La gente se convierte hasta por la influencia de
hombres reconocidos como traidores; saben positivamente que llevaran la noticia
de sus conversaciones a la policía; que tienen que esconder su fe del mismo ser
que los convirtió con sus corruptos sermones. Ese es el gran milagro de Dios,
que halla su paralelo en las palabras simbólicas de Levítico 11:37: “Si cayere
algo de los cadáveres (que de acuerdo a la ley de Moisés eran impuros) sobre
alguna semilla que se ha de sembrar, será limpia.”
La veracidad nos obliga a confesar que no todos los
guías ni siquiera todos los jefes de las iglesias oficiales, son miembros del
partido comunista.
Algunos miembros de la Iglesia Subterránea tienen
también puestos importantes en las iglesias oficiales,
exceptuando los que deben luchar a escondidas. Ellos se preocupan
por que el cristianismo sea una fe luchadora y no tibia. Cuando la policía
llego para clausurar el Monasterio de Vladimireshti, en Rumania, y en muchos
otros lugares de Rusia, les fue bastante mal. Algunos comunistas han pagado con
sus vidas el crimen de tratar de suprimir la religión.
Pero las iglesias oficiales están escaseando. Creo que
en toda la Unión Soviética no quedan más de cinco o seis mil iglesias. (En los
Estados Unidos, con la misma población, hay cerca de trescientas mil.) A menudo
esas iglesias son solo pequeñas piezas, no una “iglesia” en el verdadero
sentido de la palabra.
En Moscú llevan a las visitas extranjeras a ver una
iglesia repleta de fieles. Es la única iglesia protestante de la ciudad. Los
visitantes se extrañan de la libertad de culto que existe. “¡Hasta las iglesias
se ven llenas de gente!”, exclaman con gozo. ¡No se dan cuenta de
la tragedia que significa una sola iglesia protestante para
siete millones de almas! Ni aun las habitaciones, que hacen el papel de
iglesia, están al alcance de un ochenta por ciento de la población de la Unión
Soviética. Estas multitudes deben o ser olvidadas o evangelizadas por el
sistema de trabajo clandestino. No queda otra opción.
Mientras mas avanza el comunismo en un país, más están
las iglesias oficiales obligadas a trabajar en forma subterránea.
En los edificios de las iglesias oficiales clausuradas
se celebran las reuniones de las organizaciones antirreligiosas.
Como la iglesia subterránea se “nutre”
de la literatura atea
La Iglesia
Subterránea sabe como usar incluso la literatura atea. Se nutre de ella como
Elías fue alimentado nada menos que por los cuervos.
Con mucha habilidad
y empeño los ateos ridiculizan y critican los versículos bíblicos. Publican
libros tales como La Biblia Cómica y la Biblia para
creyentes e Incrédulos. Se empeñan en demostrar la estupidez de los
versículos bíblicos, y con este fin citaron muchos de ellos. ¡Que alegría nos
causaba! La critica era tan absurda, que nadie la podía tomar en serio. No
obstante, hicieron millones de copias llenas de citas bíblicas increíblemente
hermosas, aunque ridiculizadas por ellos. En el pasado, los “herejes” sentenciados
a morir quemados por la Inquisición, eran llevados en procesión al lugar del
suplicio y eran obligados a lucir ridículas vestimentas que mostraban llamas
infernales y toda suerte de demonios u otras figuras parecidas. ¡Cuan santos
eran esos “héroes”! De esta manera, la Biblia mantiene su autenticidad y
veracidad, aunque sea el demonio quien cite sus versículos.
Los impresores
comunistas recibieron, con mucha alegría, miles de cartas solicitando este tipo
de literatura en que se citaban versículos bíblicos a objeto de ridiculizarlos.
Lo que no sabían era que esas cartas eran enviadas por la Iglesia Subterránea,
que ante la imposibilidad de obtener de otra manera ejemplares de las
Escrituras, recurría a ese ingenioso sistema para conseguirlas.
También sabíamos
perfectamente como aprovechar reuniones ateas.
En cierta
oportunidad en que un profesor pretendía demostrar que Jesús era solo un mago,
tenia ante si un jarro con agua, al que le introdujo un polvo que torno rojo su
contenido: “Esto es todo el milagro” – exclamo – Jesús había escondido en sus
mangas un polvo similar, con cuya ayuda pretendió haber cambiado
espectacularmente el agua en vino.
“Como mago, soy
superior a Cristo, pues puedo ahora cambiar el vino en agua”. Diciendo esto
lanzo otro tipo de polvos en el jarro que, neutralizando al anterior, aclaro el
líquido, tornándolo transparente. Luego arrojo de nuevo otro polvo y se volvió
rojo.
En ese momento
se levanto de su asiento un cristiano y le dijo: “Usted nos ha asombrado,
camarada profesor, y desearía pedirle una sola cosa: beba un poco de su vino.”
El profesor respondió que no podía hacerlo, explicando: “Los polvos que use son
venenosos.” La respuesta del cristiano no se hizo esperar: “Esta es la
diferencia entre usted y Jesús. El con su vino nos ha proporcionado inmensa
felicidad durante dos mil años, mientras que usted nos envenena con el suyo.”
El cristiano fue a prisión, pero el relato de este incidente se esparció por
todas partes, contribuyendo a fortalecer la fe.
Somos débiles,
pequeños David, pero somos mas poderosos que el Goliat ateo, porque Dios esta
de nuestra parte. La verdad nos pertenece.
En otra ocasión,
un conferencista comunista daba una charla atea en una fábrica. A todos los
operarios los obligaron a concurrir. Entre ellos, muchos eran cristianos. Se
sentaron en silencio, a escuchar argumento tras argumento contra Dios, y con
respecto a la estupidez que significaba creer en Cristo. El conferencista
procedió a probar que no existe el mundo espiritual, que no hay Dios, ni Mas
Allá, que el hombre es solamente materia y no tiene alma. Insistió una y otra
vez que solo la materia existe.
Un creyente se
puso de pie y pidió permiso para decir unas palabras. Cuando le fue concedido
el permiso, tomo una silla plegadiza, la alzo y la arrojo contra el suelo. La
observo durante un momento y después avanzo hasta acercarse al conferencista, a
quien dio un fuerte golpe en la cara. Como era lógico, causo la indignación de
aquel. Enrojecido de ira, y en medio de horribles obscenidades, llamo a sus
camaradas comunistas para que arrestaran al atrevido, exclamando: “¿Cómo se
atreve usted a golpearme, que razón tiene para ello?” El cristiano replico:
“Acaba usted de probarnos que miente. Usted ha dicho que todo es materia, y
nada más que materia. Lance una silla al suelo, y como es solo materia, no se
enojo por ello. Es pura materia. Al golpearle a usted, ¡su reacción ha sido muy
distinta! ¡La materia no se irrita ni se enoja; pero usted si lo hizo! Por lo
tanto camarada profesor usted esta equivocado. El hombre es almo mas que
materia: ¡es un ser espiritual!
En forma
similar, en miles de oportunidades, los cristianos de la Iglesia Subterránea
refutaban y desbarataban aun los más convincentes argumentos ateos.
Estando en
prisión, un comisario político, en forma bastante ruda, me pregunto: “¿Hasta
cuando va usted a creer en su ridícula religión?” Le conteste: “he visto a
muchos ateos que en su lecho de muerte se han lamentado de su incredulidad y,
arrepintiéndose, han acudido a Cristo. ¿Se imagina usted a un cristiano que, al
ver acercarse la muerte, se lamente de haber sido cristiano y recurra a Lenin o
a Marx para que lo rescaten de esa fe?” Riéndose, exclamó: “¡Formidable
respuesta!” Continué: “Cuando un ingeniero construye un puente, el hecho que lo
cruce un gato no prueba su resistencia, sino cuando lo atraviese un tres. El
hecho que Ud. pueda ser ateo cuando todo marcha bien, no prueba la verdad del
ateismo; este se desmorona en los momentos de grave crisis.”
Citándole libros
de Lenin pude probarle que, siendo aquel Primer Ministro de la Unión Soviética,
solía orar cuando las cosas no marchaban bien. Estamos tranquilos y
tranquilamente esperamos el desarrollo de los acontecimientos. Son los
comunistas los que están intranquilos y los que lanzan, una y otra vez, nuevas
campañas anti – religiosas. Por esto ellos prueban lo que San Agustín dijo: “El
corazón no halla descanso hasta encontrarlo en Ti.”
La Iglesia
Subterránea, si es ayudada por ustedes los cristianos libres, ganara el corazón
de los comunistas y cambiara la faz de la tierra. Los ganara para si, porque no
es normal ni natural ser comunista. Aun los perros desean tener su propio
hueso. El corazón de los comunistas se rebela ante el papel que hacen y los
absurdos que están obligados a creer.
Cuando los
comunistas individuales aseveraron que la materia es todo, que nosotros no
somos mas que un puñado de compuestos químicos, y que después de muertos nos
convertimos en sal y minerales, era el momento de preguntarles: “¿Cómo es que
los comunistas de tantos países han dado sus vidas por su ideal? ¿Tienen ideal
los compuestos químicos? ¿Pueden los minerales sacrificarse por los demás”?
Para estas preguntas no tienen respuesta.
Se nota algo
positivo, aun en el recrudecimiento de la ebriedad en los comunistas. Ello se
debe al ansia de una vida más amplia, que no la puede proporcionar el sistema.
El ruso, en general, es una persona seria, generosa y de gran corazón. El
comunismo es hueco y superficial. Por lo tanto, el ruso busca el lado serio de
la vida, y al no encontrarlo, ahoga sus inquietudes en el alcohol. Cuando esta
bebido, expresa su horror ante la vida bestial y falsa que debe llevar. Durante
algunas horas el alcohol lo libera de ese peso, así como la verdad lo liberaría
para siempre, si el lo supiera.
Durante la
ocupación rusa de Bucarest, una vez sentí un irresistible impulso de entrar en
una taberna. Pedí a mi esposa que me acompañara. Entonces vi a un capitán ruso,
que revolver en mano, amenazaba a los presentes, exigiendo que se le diera de
beber. No deseaban atenderlo, pues ya había bebido más de la cuenta y estaba
bastante ebrio. Los parroquianos estaban aterrorizados. Hable con el tabernero,
que me conocía, y le pedí que le sirviera otro trago al capitán, prometiéndole
que yo me sentaría con el, para tranquilizarlo. Nos trajeron botella tras
botella. En la mesa se pusieron tres vasos. El capitán, muy cortésmente, servia
los tres vasos… y se los bebía; mi esposa y yo no bebimos. Estaba acostumbrado
al alcohol. Comencé a hablarle de Cristo y me escucho con inusitada atención.
Por fin, dijo:
“Ya que me han dicho quienes son ustedes, les voy a decir ahora, quien soy yo.
Soy un sacerdote ortodoxo, que estuvo entre los primeros que renunciaron a su
fe, cuando empezó la gran persecución desatada por Stalin. Fui de aldea en
aldea, dando conferencias, negando la existencia de Dios y confesando que yo,
como sacerdote, había sido un embaucador. “Soy un embaucador” – les decía –
“tal como lo son todos los otros ministros y pastores.” Debido a mi fervor me
conquiste el aprecio de todos y pronto me hicieron oficial de la Policía
Secreta. El castigo que Dios me envió fue tremendo, ¡debía asesinar a inocentes
cristianos, después de haberlos torturado! Ahora bebo buscando olvidar lo que
hice, pero todo es en vano”
Muchos
comunistas se suicidan. Así lo hicieron sus dos más grandes
poetas, Essein y Maikoski. También se suicido el gran escritor
Fadeev. Acababa de terminar su novela que titulo “Felicidad”, en la que
sostenía que la felicidad consiste en trabajar incansablemente por el
comunismo. El mismo se sintió tan feliz con ello, que termino pegándose un
tiro, apenas terminada la novela. Era demasiado para su alma soportar el peso de
tan inmensa mentira. Joffe y Tomkin, grandes dirigentes y luchadores
comunistas, en Los Tiempos del Zar, no pudieron soportar el comunismo hecho
realidad, y también terminaron quitándose la vida.
Los comunistas
son desdichados. También lo son sus grandes dictadores. ¡Que desdichado era
Stalin! Después de hacer matar a casi todos sus antiguos camaradas, vivía en
continua zozobra, pensando que alguien pretendía envenenarlo o asesinarlo.
Tenía ocho dormitorios, que eran cerrados herméticamente como una caja de
caudales. Nadie sabia en cual de estos dormitorios dormiría cada noche. No
probaba bocado sin que el cocinero lo probara primero en su presencia. El
comunismo no hace feliz a nadie, ni siquiera a sus dictadores. Necesitan mucho
a Cristo.
Derrocando al
comunismo, no solo libraríamos a sus victimas, sino también al comunista mismo.
La Iglesia
Subterránea representa una necesidad imperiosa para nuestro pueblo esclavizado.
¡Ayúdenla!
El rasgo mas
distintivo de la Iglesia Subterránea es su dedicación y su fe.
Un ministro
protestante que escribe bajo el pseudónimo de “George”, cuenta en su libro
respecto a la Iglesia Subterránea el siguiente incidente: Un capitán del
ejercito ruso se acerco a un ministro, en Hungría, y pidió hablar a solas con
el. El muchacho era muy joven e impetuoso, y se sentía muy importante
y consciente de su papel conquistador. Fue llevado a una pequeña sala de
conferencias, y al cerrarse la puerta tras el, vio un crucifijo en la pared.
“Usted sabe que
ese asunto es mentira. ¡Vamos, ahora que estamos solos, admita que nunca creyó
en la patraña que Cristo es Hijo de Dios!”
El ministro
sonrió: “Pero mi pobre joven, ¡¡por supuesto que creo y es totalmente cierto!!”
“¡No le
permitiré estas bromas!”, grito el capitán. “¡Esto es serio, no se ría usted de
mi!”
Saco su
revolver, y encañonando al pastor, le dijo: “Si no admite su error, disparare.”
“No puedo
admitir que estoy errado, cuando estoy en la Verdad. Nuestro Señor es en verdad
el Hijo de Dios”, dijo el ministro.
El capitán
arrojo el arma al suelo y se abrazo al hombre de Dios. Sus ojos se llenaron de
lágrimas.
“¡Es verdad!”,
grito, “¡Es verdad; yo también creo pero no creí que los hombres morían por
esta verdad, hasta que lo descubrí por mi mismo. ¡Oh, gracias, usted ha
fortalecido mi fe con sus palabras. Ahora yo también puedo morir por Cristo,
pues Ud. me ha indicado como.”
He conocido
otros casos similares. Cuando los rusos ocuparon Rumania, dos soldados rusos
armados entraron a una iglesia y dijeron: “¡No creemos en su fe. Los que
renuncien a ella, pasen a la derecha!” Algunos se colocaron a la derecha. Estos
recibieron órdenes de regresar a sus hogares. Corrieron como perseguidos por el
diablo. Cuando los soldados rusos quedaron solos con los cristianos restantes,
los abrazaron, diciendo: “Nosotros también somos cristianos, pero deseábamos
tener comunión solo con aquellos que aman tanto a la verdad que estén
dispuestos a morir por ella.”
Estos son los
hombres que luchan por el Evangelio en nuestros países. No solamente luchan por
sus creencias y su fe, también lo hacen por la libertad.
En muchos de los
hogares cristianos occidentales, se pasan horas enteras escuchando música
mundana. En nuestros hogares también se puede escuchar música a todo volumen;
pero se toca solamente para que los vecinos no puedan oír la charla acerca del
evangelio y darse cuenta de nuestros trabajos clandestinos, y delatarnos a la
policía.
¡Como se
regocijan en las raras ocasiones en que se encuentran con auténticos cristianos
del occidente!
El que escribe
estas líneas es solo un hombre insignificante. Pero soy la voz de los que están
sin voz, de esos que están amordazados y jamas son representados en el
occidente. En su nombre, pido mucha sinceridad en la fe y en la discusión de
los problemas cristianos. En su nombre, pido para ellos vuestras oraciones y
ayuda material para la leal y sufrida Iglesia Subterránea, de los países
comunistas.
Vamos a ganar a
los comunistas, en primer lugar porque tenemos a Dios de nuestra parte.
En segundo
lugar, porque nuestro mensaje corresponde a las mas profundas necesidades del
corazón y las satisface.
Algunos
comunistas que habían estado presos bajo el régimen nazi, me confesaron que
habían orado en los momentos más difíciles. Hasta me ha tocado ver morir
oficiales comunistas, con las palabras “Jesús, Jesús”, en sus labios.
Ganaremos,
porque toda la herencia cultural de nuestros antepasados esta de nuestro lado.
Los rusos pueden prohibir todo lo escrito por cristianos contemporáneos, pero
hay libros de Tolstoi y Dostoievsky donde la gente encuentra la Luz de Cristo.
Sucede lo mismo con Goethe en Alemania Oriental y con Szienkiewicz, en
Polonia, y otros.
El más grande
escritor rumano fue Sadoveanu. Los comunistas han publicado su libro “La
Vida de los Santos”, bajo el titulo “Leyendas de los Santos”, pero aun bajo
este titulo, las vidas ejemplares de los santos son inspiradoras.
No pueden
excluir las reproducciones de los cuadros de Rafael, Miguel Angel, Leonardo Da
Vinci, que aparecen en la Historia del Arte. Estos cuadros hablan de Cristo.
Cuando hablo
sobre Cristo con un comunista, sus más profundas necesidades espirituales son
mis aliadas. Su más grande dificultad no es el no poder refutar mis argumentos,
sino el no poder acallar la voz de su propia conciencia, que esta de mi parte.
¡He conocido
personalmente a profesores del marxismo quienes, antes de dar una conferencia
atea, oraban a Dios para que El los ayudara en eso! He sabido de comunistas que
caminaban muchas millas para asistir a una reunión secreta. Si eran
descubiertos negaban haber asistido a ella. Luego lloraban arrepentidos, por no
haber tenido valor para defender la fe que los había impulsado a asistir a esa
reunión. ¡Son hombres, después de todo!
Una vez que el
individuo ha llegado a la fe, aunque sea muy primitiva, la misma crece y se
desarrolla. Estamos seguros que al fin la fe triunfara, porque la Iglesia
Subterránea ha conocido este triunfo una y otra vez.
Cristo ama a los
comunistas. Pueden y deben ser ganados para Cristo. Solamente pueden ser
ganados por la Iglesia Subterránea que esta detrás de la Cortina de Hierro.
Aquellos seres
que deseen satisfacer el ansia del corazón de Jesús, de salvar las almas de
toda la humanidad, deben ayudar a la Iglesia Subterránea a proseguir su labor.
Jesús dijo: “Enseñad a todas las naciones”. Jamás hablo de detenerse frente a
la Cortina de Hierro. La fe de Dios y la Gran Comisión nos obliga a pasar más
allá de esa cortina y llegar a esos hombres – que representan la tercera parte
de la humanidad – que viven esclavizados por el comunismo.
Podemos llegar a
ellos, colaborando estrechamente con la Iglesia Subterránea que ya esta
allí.
Primero: los
pastores y ministros remplazados por los comunistas
Tres son los
grupos que componen la Iglesia Subterránea en los países comunistas. El primero
lo forman miles y miles de ex – pastores y ministros que han sido sacados de
sus iglesias y arrancados de sus rebaños, por negarse a tergiversar el
Evangelio. Muchos de ellos han vivido años de prisión y torturas por causa de
su fe… Puestos en libertad, han vuelto a reasumir sus ministerios, trabajando
secreta y clandestinamente en la Iglesia Subterránea. Aun cuando los comunistas
hayan clausurado sus iglesias, o los hayan remplazado por otros pastores “mas
dignos de confianza”, continúan su ministerio mas efectivamente en reuniones
subterráneas, en graneros, desvanes, sótanos, pastizales de noche, o en
cualquier otra parte. Estos hombres son martires vivientes, que no cesaran en
su ministerio, a pesar del riesgo de nuevos encarcelamientos y mayores
torturas.
Segundo: la
iglesia laica
Este segundo
grupo lo forman un vasto ejército de hombres y mujeres laicos. Debe entenderse
que no existen cristianos nominales, poco entusiastas, y poco decididos en
Rusia y China. El precio que los cristianos pagan es demasiado alto. Debe
recordarse también que las persecuciones siempre han producido mejores
cristianos, los cuales dan testimonio de su fe y atraen y ganan almas. La
persecución hecha por los comunistas ha tenido un resultado muy distinto al
esperado, ya que ha creado cristianos sinceros, decididos, luchadores, de los
cuales no se ven muchos en las naciones libres. Ellos no pueden comprender como
se puede ser cristiano y no anhelar luchar por conquistar a las almas que los
rodean.
La Estrella Roja
(órgano del Ejército ruso) ataco a los cristianos rusos, expresando: “A los
adoradores de Cristo les agrada asir a todos con sus ambiciosas garras” Pero
sus inmaculadas vidas cristianas le ganan el respeto y el afecto de sus vecinos
y coterráneos. En cualquier pueblo y ciudad, los cristianos son los más
queridos y apreciados residentes. Cuando una mujer esta demasiado enferma para
cuidar a sus hijos, es una madre cristiana la que viene a ayudarle con ellos.
Cuando un hombre esta demasiado enfermo para salir a cortar leña, es un
cristiano el que viene a hacerlo. “Viven” su cristianismo y cuando testifican
por Cristo, la gente escucha y cree, porque han visto a Cristo en sus vidas.
Dado que solo un
ministro autorizado puede predicar en las iglesias, millones de cristianos
dedicados y fervorosos, en cada rincón del mundo comunista predican, testifican
y ganan nuevas almas en los mercados, las plazas y cualquier lugar en donde
van. Los diarios comunistas conocen el hecho que los carniceros cristianos
deslizan copia de los evangelios en los paquetes con carne que entregan a sus
clientes. La prensa comunista reconoce que algunos cristianos que ocupan
puestos de responsabilidad en imprentas y diarios, se introducen de noche en
los talleres para imprimir a escondidas algunos miles de copias de literatura
cristiana, saliendo antes del amanecer sin ser vistos. La prensa
comunista también reconoce que los niños cristianos en Moscú han recibido, de
“alguna fuente”, Evangelios que copian a mano, para colocarlos después en los
bolsillos de los abrigos que sus profesores han dejado colgados en los
percheros. Este vasto ejercito de laicos es ya una fuerza misionera poderosa,
efectiva y ganadora de almas en cada país comunista.
Ex misioneros en
Cuba comunista han declarado que se ha formado en ese país una “iglesia laica”
que ha tomado el lugar de los auténticos ministros y pastores que fueron
perseguidos, encarcelados y remplazados por “ministros” comunistas.
Estos millones
de fervientes, sinceros y dedicados creyentes de la iglesia laica,
han sido purificados por el fuego de las persecuciones con que los comunistas
creyeron aniquilarlos.
Tercero:
pastores y ministros oficiales, que se niegan a ser controlados y silenciados
El tercer grupo,
parte vital de la Iglesia Subterránea, es el gran número de pastores fieles de
las “Iglesias oficiales” controladas y amordazadas. La Iglesia Subterránea no
esta completamente separada de la Iglesia oficial. Muchos países comunistas
como Yugoslavia, Polonia y Hungría, tienen pastores de la iglesia oficial que
trabajan secretamente en la Iglesia Subterránea. En algunos países existe una
interrelación entre ambas. A estos pastores se les prohíbe hablar de Cristo
fuera de los pequeños recintos que son sus iglesias. No se les permite
reuniones juveniles o infantiles. Los no creyentes temen asistir a ellas. A los
pastores les esta prohibido acudir a la casa de algún miembro enfermo, para
consolarlo y orar con el. Están encerrados en un circulo tal de reglamentos y
ordenanzas, decretadas por los comunistas, que sus “iglesias” han perdido todo
sentido. A menudo estos pastores, enfrentados a ese circulo de controles que
convierten en una farsa grotesca la llamada “libertad religiosa”, y haciendo
gala de un tremendo valor, arriesgan su libertad, ejerciendo un ministerio
secreto a los niños y la juventud, en hogares cristianos y sótanos.
Secretamente reciben y distribuyen literatura cristiana a las almas
hambrientas. Arriesgan su libertad al desatender las limitaciones oficiales que
se les imponen, ministrando entre las almas hambrientas que los rodean.
Aparentemente dóciles y obedientes, arriesgan todo en su afán de cumplir con su
ministerio, que es esparcir la Palabra de Dios. Varios hombres como estos
fueron descubiertos en Rusia recientemente y condenados a largos años de
cárcel.
Ellos son las
partes vitales de la Iglesia Subterránea. Ex – pastores – descubiertos y
perseguidos por los comunistas; la iglesia laica; pastores oficiales, que
además continúan con un ministerio clandestino mucho mas eficaz y de un alcance
mucho mas amplio que el autorizado – todos estos están trabajando en la Iglesia
Subterránea, la que existirá hasta que el comunismo sea derrotado.
En algunas
regiones, uno de los grupos es mas activo que los otros dos, pero
todos están presentes, trabajando por Cristo, con grave riesgo de ser
descubiertos.
Un hombre que
viaja constantemente por los países comunistas y que se interesa profundamente
por los asuntos religiosos, al volver de su último viaje declaro que jamás
durante ellos había conocido ninguna Iglesia Subterránea.
Es como viajar
por África Central, en medio de tribus salvajes y expresar al regreso: “He
investigado concienzudamente; les he preguntado si hablan en prosa y me han
respondido que no.” La verdad es que todos hablan en prosa, sin saberlo.
Los cristianos
de los primeros tiempos no sabían que eran cristianos. Si se les hubiese
interrogado acerca de religión, habrían respondido que eran judíos, israelitas,
que creían en Jesús como el Mesías, hermanos, santos, hijos de Dios. El nombre
de “cristianos” se les aplico por primera vez, mucho mas tarde en Antioquia.
Ninguno de los
partidarios de Lutero sabia que eran luteranos; Lutero mismo protesto
enérgicamente de ese nombre.
“Iglesia
Subterránea” es el nombre dado por los comunistas y por los investigadores y
observadores occidentales de la situación religiosa en aquellos países, a una
organización secreta que se formo espontáneamente en todo el mundo dominado por
el comunismo. Sus miembros no se refieren a ella por ese nombre. Se llaman a si
mismos cristianos, creyentes, hijos de Dios. Pero, dirigen un trabajo
clandestino, se reúnen secretamente, predican el Evangelio en reuniones
secretas a las que muchas veces asisten precisamente los extranjeros que
sostienen no haber conocido la Iglesia Subterránea. Es un nombre muy apropiado,
acuñado por sus adversarios y por aquellos que, desde el extranjero, observan
con asombro, admiración y afecto a esa maravillosa organización secreta.
Usted puede
viajar durante años por el occidente, sin jamás llegar a conocer una red de
espionaje soviético; lo que no significa que no exista. Lo que sucede es que
esa organización no es tan entupida como para mostrarse ante los ojos del
curioso.
En el siguiente
capitulo cito extractos de la prensa soviética que prueba la existencia y
creciente importancia de esta valerosa Iglesia Subterránea.
COMO EL
CRISTIANISMO ESTA DERROTANDO AL COMUNISMO
Ya he relatado
nuestras propias experiencias en lo relativo a diseminar secretamente el
mensaje de Cristo en el ejercito ruso, como asimismo en la Rumania Comunista.
He apelado a
Uds. para ayudar a predicar a Cristo a los comunistas y a los pueblos oprimidos
por ellos.
¿Es mi desafío
“visionario” e “irrealizable?
¿Es práctico?
¿Existe la
Iglesia Subterránea ahora en Rusia y otros países? ¿Es todavía factible tal
labor subterránea en esas regiones?
A estos
interrogantes podemos responder con muy buenas noticias.
En estos
momentos el comunismo celebra medio siglo de poderío. Pero su victoria es, al
mismo tiempo, su derrota. El cristianismo es quien ha ganado, no el comunismo.
La prensa llena de informaciones sobre la Iglesia Subterránea. Esta Iglesia ha
obtenido tal fuerza que, por primera vez, esta trabajando casi públicamente, lo
que no deja de alarmar a los comunistas. Estas noticias son confirmadas por
informes que poseemos y que nos han sido proporcionados por otras fuentes.
Recuerde que la
Iglesia Subterránea es igual que un témpano. Gran parte de su masa esta bajo el
agua, pero un pequeña porción esta visible.
En las páginas
siguientes doy un corto resumen de las noticias más importantes.
El 7 de
noviembre de 1966, en Suhumi (Caucazo), la Iglesia Subterránea
celebro una grandiosa manifestación al aire libre. Muchos creyentes vinieron de
otras ciudades para asistir a esa reunión. Después del llamado al Altar,
cuarenta y siete jóvenes aceptaron a Cristo y fueron bautizados en el mismo
lugar – en el Mar Negro. Tal como en los tiempos bíblicos.
No hubo un
periodo de instrucción previa. Después de cincuenta años de dictadura
comunista, en que no ha sido posible adquirir Biblias u otros libros
cristianos, y debido a la carencia de seminarios, los ministros de la Iglesia
Subterránea no tienen educación teológica; pero tampoco la tenia Felipe, el
diacono, cuando el eunuco, con quien había hablado durante menos de una hora,
le pregunto: “Vea, aquí hay agua, ¿Qué impide que yo sea bautizado?” De
inmediato fueron al agua y el convertido fue bautizado (Hechos 8:36-38).
En el Mar Negro
hay suficiente agua, y la Iglesia Subterránea ha empezado otra vez con las
prácticas de los tiempos bíblicos.
Uchitelskaia Gazeta
(Revista de los Profesores), del 23 de agosto de 1966, informó que
en Rostovon-Don, algunos bautistas, que se negaron a inscribir a sus
miembros de acuerdo con la ley y obedecer a los supuestos
“dirigentes” nombrados por los comunistas, organizaron un desfile callejero.
Fue un primero
de Mayo. Así como Jesús hizo Sus milagros en día sábado, desafiando a los
fariseos opositores, la Iglesia Subterránea también elige los días de
celebración comunista para desafiar las leyes comunistas.
El primero de
Mayo es día de fiesta para los comunistas; es día de organizar grandes
demostraciones, con asistencia obligatoria. Pero esta vez, la segunda fuerza de
Rusia – La Iglesia Subterránea – también hizo su aparición ese día en las
calles.
Llegaron mil
quinientos creyentes. Los guiaba solamente el amor a Dios. Sabían que
arriesgaban su libertad. También sabían que en la prisión les aguardaban las
privaciones, hambre y torturas.
Todo creyente
ruso conoce “El Manifiesto Secreto”, impreso por los evangélicos cristianos
de Barnaul, en el cual se describe como la hermana Hmra, de la aldea
de Kulunga, recibió las noticias que su marido había muerto en prisión.
Cuando recibió el cuerpo de su marido, pudo notar las huellas de las esposas en
sus muñecas. Las manos, dedos y la planta de los pies estaban horriblemente
quemados. La parte baja del estomago tenia marcas de cuchillos. El pie derecho
estaba hinchado. En ambos pies había señales de golpes. El cuerpo entero estaba
cubierto de llagas, producidas por los horribles golpes.
Cada creyente
que había venido a la demostración publica en Rostovon-Don sabia que
ese también podía ser su destino. A pesar de todo vinieron.
También sabían
que este mártir, quien había dado su vida a Dios, solo tres meses después de su
conversión, fue sepultado ante una gran multitud de creyentes que portaban
letreros con el siguiente texto:
“¡Para mi, el vivir es Cristo y el morir es ganancia”!
“¡No temáis a
los que matan el cuerpo mas no pueden matar al alma!”
“Vi debajo del
altar las almas de los que habían muerto por la palabra de Dios”
El ejemplo de
ese mártir inspiro a los concurrentes en Rostovon-Don. Una verdadera
multitud se junto frente a una pequeña casita. Estaban por todas partes,
algunos en los terrados vecinos; otros, encaramados en los árboles como Zaqueo
en la antigüedad. Ochenta se convirtieron, en su mayoría jóvenes. De estos
veintitrés eran ex – komsomols (miembros de la Organización de
Juventudes Comunistas).
Los creyentes
cruzaron la ciudad, hasta las riberas del río Don, donde se efectuaron los
bautismos.
Los automóviles
de la policía llegaron hasta ese lugar, rodeando a los creyentes. Sus
intenciones eran detener a los hermanos responsables (ya que les era imposible
arrestar a los mil quinientos presentes).
Todos los allí
reunidos cayeron entonces de rodillas, rogando a Dios que defendiera a sus
hijos, permitiéndoles finalizar el servicio de ese día.
En seguida, los
hermanos se juntaron hombro con hombro y rodearon a los que presidían, con la esperanza
de impedir que la policía los detuviera. Como puede comprenderse, la situación
era muy tensa.
La revista
Uchitelskaia Gazeta, informa que la “Ilegal” organización bautista
en Rostov-Don tiene una imprenta clandestina (en Rusia, el termino
“bautista” incluye a los Evangélicos y Pentecostales), donde se imprimen
folletos y volantes en los que se exhorta a la Juventud a mantenerse firmes en
la fe. Uno de esos folletos pedía a los padres cristianos que hicieran algo que
considero muy oportuno “lleven a sus hijos a los funerales para que aprendan a
temer lo transitorio.” También se les pedía que dieran a sus hijos una
educación cristiana, como antídoto al ateismo con que se envenena a sus
espíritus en las escuelas comunistas.
Termina la
revista preguntando: “¿Por qué son tan tímidos los profesores, en su obligación
de inmiscuirse en la vida de esas familias cuyos hijos son idiotizados por la
religión?
Esta “Revista de
los Profesores” también relata lo sucedido durante el juicio seguido contra uno
de los miembros de la iglesia, que bautizaron secretamente a los convertidos.
“Los jóvenes creyentes citados como testigos, se portaron en forma prepotente y
desafiante en la corte comunista. Su comportamiento fue fanáticamente violento.
Las jóvenes que asistían al juicio observaban llenas de admiración a los
acusados, a la par que mostraban su desprecio por el publico ateo presente”.
Los miembros de
la Iglesia Subterránea han arriesgado prisión y golpes para exigir mayor
libertad religiosa frente al cuartel general del Partido Comunista en Rusia.
Tenemos en
nuestro poder un documento secreto emanado del Comité “Ilegal” de las Iglesias
Evangélicas Bautistas de la Unión Soviética que contradice y rechaza lo
expresado en “Vida Soviética Hoy, (Nro. 6, 1963), por la “Unión Bautista”,
organismo controlado por los comunistas y dirigido por el traidor Karen, en el
cual se alaba la “humanidad” de los asesinos en masa de cristianos y se
desfigura y agranda la mal llamada “Libertad Religiosa” en ese país. Este documento
ha sido enviado de contrabando a occidente, por medio de canales secretos.
En este
documento se da cuenta de otra heroica demostración pública, efectuada esta vez
en Moscú mismo.
Traduzco el Manifiesto:
Comunicado
urgente
“Amados hermanos
y hermanas. Sea con ustedes las bendiciones y la paz de Dios nuestro Señor
Jesucristo.”
“Deseamos
informarles que quinientos delegados de las iglesias cristianas bautistas, que
viajaron a Moscú el 16 de mayo de 1966 con el objeto de intervenir ante los
organismos centrales del poder, se dirigieron a la Casa del Comité Central del
Partido Comunista de la Unión Soviética Socialista, pidiendo ser recibidos y
escuchados.”
“Entregamos una
petición que iba dirigida al Secretario General, Brezhnev.”
Se dice que también
en el Manifiesto, que estos quinientos representantes permanecieron todo el día
ante el edificio. Era la primera demostración anti-comunista llevada a cabo en
Moscú, y fue hecha por la delegación de la Iglesia Subterránea. Al atardecer
presentaron una segunda petición a Brezhnev en la cual se quejaban de que
un cierto “camarada” Stroganov rehusó transmitir la petición a Brezhnev y
los amenazo.
Los quinientos
delegados permanecieron en la calle toda la noche. A cada rato pasaban
automóviles, con el fin de salpicarlos de barro y lodo y para insultarlos. A
pesar de la lluvia y los insultos, permanecieron en su lugar frente al edificio
del partido comunista hasta el amanecer.
Al día
siguiente, los quinientos delegados fueron invitados a entrar al edificio, para
entrevistarse con algunas autoridades comunistas de menor jerarquía, pero,
“sabiendo que otros creyentes que habían sido invitados por las autoridades a
entrar en algún edificio, a menudo eran golpeados si no había testigos
presentes, la delegación rechazo de plano la invitación y continuaron
aguardando hasta ser recibidos por Brezhnev.”
Entonces sucedió
lo inevitable.
A las 13.45
llegaron veintiocho autobuses llenos de policías que iniciaron una brutal
represión contra los creyentes. “Formamos un circulo tomados de las manos, y
empezamos a cantar el himno: “los mejores días de nuestras vidas son los días
en los que podemos cargar la cruz.” Los hombres de la policía secreta empezaron
a golpear a viejos y jóvenes, sin piedad. Sacaban a los hombres de la fila y
los golpeaban en la cara y la cabeza y luego los tiraban en la calzada. A
algunos hermanos los arrastraron por los cabellos para meterlos en los
autobuses. Si alguno trataba de escaparse era golpeado hasta quedar sin
sentido. Después que los vehículos estuvieran repletos de cristianos, se
dirigieron a un lugar desconocido. Los cantos de nuestros hermanos y hermanas
se escuchaban desde los autobuses. Todo esto sucedió ante la vista de una
multitud de personas.”
Ahora continúa
algo más hermoso. Después que los quinientos fueron arrestados y
seguramente torturados, el hermano G. Vins y otro dirigente, el
hermano Hover (los reales pastores del rebaño de Cristo), todavía
tuvieron el valor de llegar hasta el Comité Central del Partido Comunista – tal
como después del arresto de Juan el Bautista, Jesús empezó su predicación
publica en el mismo lugar y con las mismas palabras por las cuales Juan el
Bautista fue arrestado: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos esta cerca”
(Mateo 4.17)
Vins y Hover solicitaron saber donde se encontraba la delegación
que había sido arrestada, y demandaron se les pusiera en libertad. Estos dos
valientes cristianos desaparecieron del mundo. Después supimos que habían sido
llevados a la cárcel Lefortovskia.
¿Estaban
atemorizados estos cristianos de la Iglesia Subterránea? ¡No!, inmediatamente,
y arriesgando su libertad, otros hermanos se pusieron en campaña para publicar
este manifiesto que tenemos frente a nosotros, que cuenta la historia de lo que
sucedió, expresando, que “porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo,
no solo que creáis en El, sino que también padezcáis por El” (Fil. 1:29).
Exhortan a los hermanos “a fin de que nadie se inquiete por estas
tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos”
(1ª. Tes. 3:3) También citan Hebreos 12.2 piden a los creyentes “que
pongan los ojos en Jesús, el autor y consumador de la (en lugar de le) fe, el
cual, por el gozo puesto delante de El, sufrió la cruz menospreciando el
oprobio.”
La Iglesia
Subterránea ha combatido abiertamente el envenenamiento ateo de la juventud en
Rostov, Moscú y en toda Rusia. Están combatiendo contra el veneno
comunista y contra los dirigentes traidores de la Iglesia Oficial, de quienes
dicen en uno de sus manifiestos secretos: “En nuestros días Satanás dicta y la
“iglesia” acepta todas las decisiones que son contrarias a los mandamientos de
Dios.” (Citado en Pravda Ukaini, 4 de octubre de 1966).
Pravda Vostoka
dio publicidad al juicio seguido contra los hermanos Alexei Neverov,
Boris Garmashov y Axen Zubov, que organizaron grupos para escuchar el
Evangelio transmitido desde una emisora norteamericana. Captaban estos mensajes
en cintas magnetofónicas que luego circulaban entre los fieles. También fueron
acusados de organizar reuniones secretas de evangelización, bajo la forma de
“excursiones” y “círculos artísticos”. Así trabaja la Iglesia Subterránea, tal
como trabajaba la Iglesia Primitiva en las catacumbas de Roma.
Sovietskaia
Moldavia, 15 de septiembre de 1966, se queja también de que la Iglesia
Subterránea imprime folletos en mimeógrafo, para ser destruidos. Se congregan
en los lugares públicos – aunque la ley los prohíbe – y salen a dar testimonio
de Cristo.
Este mismo
diario dice que en un tren que iba de Reni a Chisinau, tres jóvenes y
cuatro niños cantaron un himno cristiano llamado “Dediquemos nuestra Juventud a
Cristo”. El reportero dijo estar asqueado de estos creyentes que predican “en
las calles, en las estaciones, en trenes, autobuses incluso en edificios
públicos.” Esto es otra demostración de cómo la Iglesia Subterránea trabaja hoy
en Rusia.
Cuando en el
juicio de estos cristianos se anuncio la sentencia por el crimen de cantar
himnos cristianos, ellos cayeron de rodillas, diciendo: “Nos entregamos en las
manos de Dios. Te agradecemos, Señor, que Tu nos hayas permitido sufrir por
esta fe.” Luego el público, guiado por el “fanático” hermano Madan,
comenzó a cantar en la sala del Tribunal el himno por el cual sus hermanos
acababan de ser sentenciados a prisión y torturas.
¡El primero de
mayo, los cristianos de Copceag y Zaharovka, aldeas que carecen de
iglesias, organizaron en forma secreta un servicio en el bosque!
También
organizaron reuniones disimuladas como “fiestas de cumpleaños” (muchas familias
cristianas compuestas por cuatro o cinco miembros, celebran hasta treinta y
cinco cumpleaños por año para encubrir reuniones secretas).
Ni la prisión ni
la tortura pueden amedrentar a los miembros de la Iglesia Subterránea. Tal como
sucedió con los primeros cristianos, la persecución solo aumento su dedicación.
Pravda Ukraini,
del 4 e octubre de 1966, dijo del hermano Prokefiev – uno de los
dirigentes de la Iglesia Subterránea rusa – que ya ha cumplido tres sentencias
de cárcel y que, apenas recobra la libertad, comienza a organizar nuevas
escuelas dominicales secretas. Ahora ha sido arrestado de nuevo.
El escribió en
un manifiesto secreto: “Al someterse a las ordenanzas humanas (se refiere a las
leyes comunistas), la iglesia oficial ha perdido la bendición de Dios.”
Cuando escuchen
hablar de un hermano condenado a pena de cárcel, no piensen que en las
prisiones rusas se vive igual que en las prisiones occidentales. Estar preso en
ellas significa hambre, torturas, y lavado de cerebro.
Nauka i
Reeligía (Ciencia y Religión), No. 9, de 1966, advierte que los cristianos
imprimen literatura evangélica en el interior de las tapas de Ogoniok –
revista parecida a Look o Time. Además reparten
libros en cuya portada se puede ver Ana Karenina, novela de León Tolstoi, y
dentro de ella hay ¡una porción de la Biblia!
También, para
sus himnos usan la melodía de “La internacional”, pero sus versos alaban ¡a
Cristo! (Kasakstanskaia Pravda, 30 de junio de 1966).
En una carta
secreta publicada en Kulumda (Liberia), los cristianos dicen que los
dirigentes oficiales de los “bautistas”, “han destruido la iglesia y sus
verdaderos servidores en el mundo, de la misma manera que los sumos sacerdotes,
escribas y fariseos entregaron a Jesús a Pilatos.” Sin embargo, ¡La fiel
Iglesia Subterránea sigue adelante!
¡La novia de
Cristo continúa sirviéndole! Los mismos comunistas admiten que tengo razón
cuando sostengo que la Iglesia Subterránea atrae comunistas a Cristo. ¡Pueden
ser ganados!
Bakinskii
Rabochi. (El obrero de Baku), 27 de abril de 1966, reprodujo una carta de Tania
Ciugunova (miembro de la Liga Juvenil Comunista) que fue ganado para
Cristo. La carta fue confiscada por las autoridades comunistas:
“Querida tía
Nadia, te envío las bendiciones de nuestro amado Señor. Tía Nadia, ¡Cuánto me
ama! No somos nada delante de el. Tía Nadia, creo que tu entiendes estas
palabras: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien
a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.”
La confiscación
de esta carta significó el arresto del hermano Meter Serebrennikov, quien
fue el instrumento de la conversión de Tania y otros jóvenes comunistas. El
periódico comunista cita de una de sus sermones: “Nosotros debemos creer en nuestro
Salvador, como los primeros cristianos lo hicieron. Para nosotros, la ley
principal es la Biblia. No reconocemos otra cosa. Debemos apurarnos para salvar
a los hombres del pecado, especialmente a la juventud.” Cuando se le informo
que la ley soviética prohíbe hablar de Cristo a la juventud, respondió: “Para
nosotros solamente la Biblia es la ley” - , respuesta muy normal donde una
cruel dictadura atea gobierna el país.
Luego, el diario
comunita describe un “cuadro salvaje”: “Los jóvenes y las niñas cantan himnos
espirituales. Reciben el bautismo ritual y cumplen con las peligrosas y
traidoras enseñanzas de amar a nuestros enemigos”
Bakinskii
Radochi dice que muchos jóvenes y señoritas que pasan por miembros de la
Liga de Jóvenes Comunistas, son en realidad, ¡cristianos! Concluye el articulo
con las siguientes palabras: “Que poco poder tendrá la escuela comunista, que
aburrida y falta de luz… si delante de las propias narices de los indiferentes
educadores, los pastores conquistan a sus discípulos.”
Kazakstanskaia Pravda,
30 de junio de 1966, se horrorizo al descubrir que el mejor alumno, que tenía
las más altas notas y calificaciones, ¡era un muchacho cristiano!
Kirgiskaia Pravda,
17 de enero de 1966, cita un párrafo de un panfleto cristiano, dirigido a las
madres cristianas: “Unamos nuestros esfuerzos y oraciones para poder dedicar a
Dios la vida de nuestros hijos, desde la cuna misma. ¡Salvemos a nuestros hijos
de la influencia mundana!” Estos esfuerzos se han visto coronados por el éxito.
Los mismos diarios comunistas lo testifican. El cristianismo avanza y progresa
entre la juventud.
Un diario
de Cheliabinsk, Rusia, describe como una señorita de la Liga de Jóvenes
Comunistas, llamada Nina, se hizo cristiana al asistir a una reunión secreta.
Sovietskaia Justitia,
Nro. 9, 1966, describe una reunión semejante: “Se reúnen a medianoche.
Escondidos, temerosos, desconfiando aun de sus propias sombras, acudía la gente
de todas partes. Los hermanos reunidos llegaron a una pieza oscura, de techo
bajo. Había tantos que no era posible arrodillarse. Debido a la falta de aire
se apago la llama de la antigua lámpara de gas. El sudor corría por todos los
rostros. Uno de los hermanos vigilaba en la calle, por si llagaba la policía.”
Sin embargo, Nina dijo que en una reunión igual, había sido recibida con
abrazos ternura y atenciones. “Ellos tienen, como yo tengo ahora,
una fe grande e iluminadora – una fe en Dios – El nos protege. ¡No importa que
los komsomols que me conocen, pasen cerca de mí, en la calle, sin
querer reconocerme! ¡No importa que me desprecien y que me lancen a la cara,
cual bofetada, el termino “bautista”! ¡Que lo hagan, no los necesito!
Así también,
otros jóvenes comunistas, como ella, han tomado la decisión de servir a Cristo
hasta el fin.
Kazakstanskaia Pravda,
del 18 de agosto de 1967, describe el juicio de los hermanos Klassen, Brondar y
Teleghin. No se nos dice cual fue la sentencia que se les dio, pero si
cual había sido su “crimen”. Habían enseñado a niños acerca de Cristo.
Sovietskaia
Kirghzia del 15 de junio de 1967, se queja de que los cristianos “provocan
la aplicación de medidas administrativas contra ellos.” Así las inocentes
autoridades comunistas, siendo continuamente provocadas por estos obstinados
cristianos a arrestarlos, acaban por hacerlo con otro grupo de ellos. Su
“crimen” fue tener una imprenta ilegal y seis aparatos para encuadernar libros,
con los cuales imprimían literatura cristiana.
Pravda, del 21
de febrero de 1968 – informa que miles de mujeres y muchachas fueron
descubiertas usando cintas y cinturones sobre los cuales había impresos
versículos bíblicos y oraciones. Las autoridades investigaron y descubrieron
que la persona responsable de lanzar esta nueva moda (que yo recomendaría
también en el occidente) era nada menos que un miembro cristiano de la policía
comunista, el hermanoStasiuk de Liubertz. El periódico luego anuncia su
arresto.
Las respuestas
que dan los cristianos de la Iglesia Subterránea, cuando deben prestar
declaraciones en las cortes comunistas, son de clara inspiración divina. Un
juez pregunto: “¿Por que Ud. intentaba atraer gente a su secta, que esta
prohibida?” Una hermana cristiana respondió: "Nuestra
meta es ganar al mundo entero para Cristo”.
“Su religión es
anti – científica…”, increpo el juez, en otra prueba, a una señorita acusada –
una estudiante -, a lo que ella respondió: “¿Sabe Ud. mas sobre ciencia que
Einstein y Newton? Ellos eran creyentes. Nuestro universo lleva el nombre de
Einstein. En el colegio me han enseñado que se llama universo Einsteniano.
Einstein escribe: “Si pudiera purificar al judaísmo de los profetas y enseñar
el cristianismo como lo enseño Jesús, de lo que siguió después, especialmente
el clericalismo, tendríamos una religión que salvaría al mundo de toda perversidad
social. Es sagrado deber de todo hombre predicar esta religión hasta lograr el
triunfo.” Y recuerde Ud., por otra parte, a nuestro gran filosofo Pavlov…
¿no dicen nuestros propios libros que el era cristiano? Aun Marx, en el
prefacio de su libro “El capital”, dijo: “El cristianismo, especialmente, el
protestantismo, es la religión ideal para reformar los caracteres que han sido
destruidos por el pecado”. Mi carácter fue destruido por el pecado. Marx me
enseño a convertirme en cristiana, para recobrarlo. ¿Cómo pueden ustedes, los
marxistas, juzgarme por esto?
Es fácil
comprender por que el Juez no supo que contestar.
A esta misma
acusación de tener una religión anti – científica, otro cristiano contesto a
sus jueces: “Estoy seguro que usted no es tan gran científico que pueda
compararse a Simpson, descubridor del cloroformo y muchas otras medicinas. El,
cuando se le pregunto cual era su mayor descubrimiento, contesto: “No el
cloroformo. Mi mayor descubrimiento fue reconocer que soy pecador y que podía
ser salvo por la gracia de Dios.”
La vida, el
sacrificio personal y la sangre que están dispuestos a derramar por su fe es el
mejor argumento que puede presentar la Iglesia Subterránea para defender su fe.
Forma lo que el renombrado misionero en África, Alberto Schweizer, llamo “la
sagrada cofradía de los que llevan el estigma del dolor.” Cofradía a la
pertenencia a Jesús, Varón de dolores. La Iglesia Subterránea esta unida a su
Salvador por un lazo de amor, y ese mismo lazo une a los miembros de la
iglesia. No hay fuerza en el mundo que pueda derrotarlos.
En una carta,
que fue enviada de contrabando, la Iglesia Subterránea sostiene: “No
oramos para poder ser mejores cristianos, sino para ser la única clase de
cristianos validos ante Dios; cristianos igual a Cristo, esto es, cristianos
capaces de cargar la cruz, por la gloria de Dios.”
Con la sapiencia
de las serpientes, de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, los cristianos se
niegan a dar los nombres de sus dirigentes, cuando se les interroga al respecto.
Pravada
Vostoka (la Verdad del Este), 15 de enero de 1966, nos cuenta como la
acusada Maria Sevciuk, al serle preguntado quien la había convertido,
contesto: “Dios me atrajo hacia su congregación.” A otra pregunta, “¿Quién es
su dirigente?”, contesto: “No tenemos ningún dirigente humano.”
Se le pregunto a
un grupo de niños. “¿Quién les enseño a que renuncien a los Pioneros y se
sacaran la corbata roja?” Respondieron: “Lo hemos hecho por nuestra propia
voluntad; nadie nos ha enseñado.”
Aunque en
algunos lugares es posible ver la “Cima” del témpano, en otros lugares, los
cristianos practican el auto bautismo, para evitar el encarcelamiento de sus
dirigentes. En algunas partes se bautiza en los rios. Tanto el bautizado como
el bautizador llevan mascaras en sus rostros, para evitar ser fotografiados.
Uchitelskaia
Gazeta, del 30 de enero de 1964, describe una conferencia atea, en la aldea
de Veronin, del distrito Volnecino-Korkii. Tan pronto termino de
hablar el conferencista, “los creyentes rebatieron sus enseñanzas, con palabras
y preguntas capciosas”, a las que el hombre no supo responder. Les preguntaron:
“¿De donde sacan, ustedes los comunistas, los principios morales de que tanto
hacen alarde – pero que no practican, tales como “no robar y no matar”? A
renglón seguido le demostraron que tales enseñanzas se encuentran en la Biblia,
tan despreciada por los comunistas. El conferencista se turbo, y la reunión
termino con una clara victoria para los cristianos.
Los cristianos
de la Iglesia Subterránea hoy sufren más que nunca. En la Rusia de hoy se
persigue a todas las religiones. Para los cristianos es muy doloroso saber de
las opresiones a que se someten en los países comunistas a los judíos. No
obstante, el objetivo principal del ataque es la Iglesia Subterránea. La prensa
Soviética habla de una ola de arrestos en masa, con los consiguientes juicios y
sentencias condenatorias. En cierto lugar, ochenta y dos cristianos fueron
internados en un manicomio. Veinticuatro de ellos murieron a los pocos días,
por “exceso de oraciones” ¿Desde cuando las oraciones matan? Pueden Uds.
imaginarse los padecimientos que debieron soportar?
El peor
sufrimiento al que se les somete es que si se les sorprende enseñando a sus
hijos sobre Cristo, estos le son quitados para toda la vida, y no tienen,
siquiera, el derecho de visitarlos.
La Unión
Soviética firmo la Declaración de las Naciones Unidas contra “la discriminación
en materia de educación”, que estipula: “los padres deben tener el derecho de
asegurar la educación moral y religiosa de sus hijos de acuerdo a sus propias
convicciones.” El traidor Karen, dirigente de la Unión Bautista Oficial en la
Unión Soviética, hablando de lo antedicho, aseguro que en Rusia esto es una
realidad… ¡y los ingenuos lo creen! – Ahora, escuchen lo que dice la Prensa
Soviética.
Sowjetskaia
Russia, del 4 de junio de 1963, relata el caso de la bautista Markrinkowa,
a quien le quitaron sus seis hijos porque les enseño la fe cristiana y les
prohibió usar la corbata roja de los Pioneros.
Cuando escucho
la sentencia, dijo solamente: “Sufro por la fe.”
Es su obligación
pagar por el mantenimiento de los niños que le fueron quitados. Ahora son
paulatinamente envenenados con la doctrina atea. ¡Madres cristianas, imaginen
su agonía!
Uchitelskaia Gazeta
nos cuenta que lo mismo le sucedió a Ignatti Mullin y a su esposa. El juez
le ordeno que abandonara su fe. Les dijo: “Escojan entre Dios y su hija.
¿Escogen a Dios?” El padre respondió: “No renunciare a mi fe.”
Pablo dice:
“Todas las cosas obran para bien…” He visto a niños que fueron criados como
cristianos, arrebatados a sus padres y colocados en escuelas comunistas. ¡En
vez de convertirse en ateos, esos niños enseñaban su fe a los demás! La Biblia
dice que, quien ama a sus hijos más que a El, no es digno de El. Estas palabras
tienen gran significado detrás de la Cortina de Hierro.
Traten de estar
una semana sin ver a sus hijos, y entonces conocerán los sufrimientos de
nuestros hermanos en Rusia.
Seria injusto
hablar solamente de la Iglesia Subterránea Protéstate. Los cristianos ortodoxos
en la Rusia de hoy están totalmente cambiados. Millones de ellos han estado en
la cárcel. Allí no tenían rosarios, crucifijos, imágenes, incienso ni velas.
Los laicos no contaban, ni siquiera con un sacerdote ordenado. Los sacerdotes
no tenían sotanas, pan de trigo ni vino de consagrar. No poseían santos, oleos,
ni libros de oraciones preparadas para leer. Por todo esto, descubrieron como
prescindir de esos objetos dirigiéndose directamente a Dios por medio de la
oración. Empezaron a orar y Dios les envío su Espíritu Santo. Un autentico
despertar espiritual, muy parecido al cristianismo fundamental, esta invadiendo
a los ortodoxos en Rusia.
Sucede así en
Rusia, al igual que en los países satélites. Hay una Iglesia Subterránea
Ortodoxa, que en realidad es evangélica, fundamental y que esta muy cerca de
Dios manteniendo solamente por la fuerza de la costumbre un poco del ritual
ortodoxo. Esta Iglesia Ortodoxa Subterránea también ha dado grandes martires.
¿Quién podría decir donde se encuentra ahora el anciano
arzobispo Yermogen, de Kalgua?, El osó protestar contra la pérfida
colaboración entre el Patriarcado y el gobierno comunista ateo.
¡Cincuenta años
de gobierno comunista! Y la prensa rusa esta llena de comentarios sobre la
Iglesia Subterránea y de sus triunfos. Pasa a través de indecibles injusticias,
no obstante, permanece fiel… ¡y crece!
Nosotros los
rumanos hemos sembrado la semilla con nuestro trabajo subterráneo dentro del
ejército ruso. Así también lo han hecho otros dentro de la misma Rusia y en
países invadidos por ellos. ¡La semilla ha dado fruto!
¡El mundo
comunista puede ser ganado para Cristo! Los comunistas pueden convertirse en cristianos.
También pueden convertir y liberar a los que son oprimidos por ellos, si
nosotros vamos en su ayuda.
La prueba de que
estoy en lo cierto es el auge que ha tomado la Iglesia Subterránea dentro de la
Unión Soviética, en China y en casi todos los países comunistas.
Para mostrar a
ustedes el noble comportamiento de nuestros hermanos cristianos bajo
circunstancias terribles, cito a continuación algunas cartas enviadas desde
Rusia. Las últimas nos llegaron desde prisiones de aquel país.
Como Varia,
una joven comunista, encuentra a Cristo,
testifica y llega a ser condenada a trabajos forzados
testifica y llega a ser condenada a trabajos forzados
Las primeras
tres cartas son de Maria, la joven cristiana que llevo a Varia a Cristo.
Primera Carta:
“…sigo viviendo
aquí.” Todos me quieren mucho. También soy amiga de un miembro de la célula
local del Komsomol (Liga Juvenil Comunista). Ella me dijo: “No comprendo la
clase de persona que eres. Aquí muchos te insultan y te dañan, pero todavía, tu
los amas.” Le conteste que Dios nos ha enseñado a amar a todos; no solo a los
amigos, sino también a los enemigos. Tiempo atrás, esta joven me hizo mucho
daño, pero ore por ella de manera especial. Cuando me pregunto si acaso también
la amaba a ella, la abrace y las dos nos pusimos a llorar. Ahora oramos juntas.
“Por favor, ora
por ella. Su nombre es Varia”.
Cuando escuchas
a aquellos que ruidosamente niegan a Dios, parece que realmente lo creen. No
obstante la vida muestra que muchos de ellos, aunque blasfeman con sus labios,
en sus corazones sienten una angustia tan grande que puedes oír los lamentos de
sus corazones… Esos hombres buscan algo, y desean cubrir su vacío interior con
su impiedad.
Tú hermana en
Cristo, Maria.
Segunda Carta:
“En mi carta
anterior te escribí acerca de Varia, la joven atea. Ahora me apresuro a
contarte a ti y a mis amados, de nuestra gran alegría: Varia recibió a Jesús
como su salvador personal, testificando públicamente ante todos.”
“Cuando creyó en
Cristo y supo de la dicha de la salvación, ella al mismo tiempo sintió gran
pena. Le dolía haber propagado que no había Dios. Ahora esta dedicada a expiar
su culpa.”
“Cuando fuimos
junto con Varia a la reunión atea, aunque le advertí del peligro de la
indiscreción, fue inútil. Varia insistió en ir y yo la acompañe, para tratar de
evitar un incidente. Después que se canto el himno comunista (ella no participo
del canto), avanzo hasta colocarse delante de la asamblea. Con mucho valor y
sentimiento testifico ante todos los allí reunidos, declarando que Cristo era
su Salvador, y al mismo tiempo pidió perdón a sus camaradas por haber tenido
cerrados sus ojos espirituales hasta ese momento, y no ver que ella misma iba a
la perdición y estaba conduciendo a otros a ese mismo destino. Les pidió que
renunciaran a sus vidas pecadoras y que acudieran a Cristo.”
“Todos
permanecieron en silencio y nadie se atrevió a interrumpirla. Al terminar de
hablar, canto, con su maravillosa voz, el himno cristiano: “No me avergüenzo de
proclamar al Cristo que murió por defender Sus mandamientos y el poder de Su
cruz”.
“Después que
termino el himno… fue arrestada.
“Hoy estamos a 9
de mayo, no sabemos nada de ella, pero si estamos seguros que Dios puede
salvarla. ¡Oremos!
“Tu Maria”
Tercera Carta
“Ayer, 2 de
agosto, pude conversar en la prisión, con nuestra querida Varia. Mi corazón
sangra cuando pienso en ella. Es que es tan joven. Tiene solamente diecinueve
años. Así también, como creyente en el Señor, es solo un bebe espiritual. Pero
ama al Señor de todo corazón y ha seguido el camino más difícil. La pobre niña
esta hambrienta. Cuando supimos que estaba en la cárcel, comenzamos a enviarle
paquetes, pero solo recibía un poco de lo que le enviábamos.”
“Cuando la vi
ayer, estaba delgada, pálida y arruinada. Solo los ojos le brillaban con la paz
de Dios y con una alegría extraterrenal.”
“Si, mis amados,
aquellos que no han tenido la experiencia de la maravillosa paz de Cristo, no
pueden entenderlo… pero, cuan felices son los que tiene esta paz. Para nosotros
que estamos en Cristo, no debiera haber ni sufrimiento ni frustraciones que nos
detuvieran.”
“A través de las
rejas le pregunte: ¿Varia, no estas arrepentida de lo que hiciste? No,
contesto. Y si me libertaran, volvería a ese lugar para hablarles del gran amor
de Cristo. Estoy muy gozosa de haber sido elegida por el Señor, para sufrir en
su Nombre.”
“Les ruego con
todo fervor, oren por ella, en forma muy especial. Probablemente la enviaran a
Liberia. Le han quitado sus ropas y demás pertenencias. Se ha quedado sin nada
excepto lo puesto. No tiene familiares, y debemos proporcionarle las cosas más
esenciales. Puse aparte la última remera que me mandaron. Si fuese deportada,
se la entregare. Creo que Dios le concederá fuerza y valor para soportar las
penalidades futuras. ¡Que Dios la guarde!”
“Tu Maria”
Cuarta Carta
“Querida Maria:
Por fin puedo escribirte. Llegamos sin novedad a… Nuestro campamento queda a 10
millas de la ciudad. No puedo describir nuestra vida aquí, en fin, tu la
conoces; solamente quiero contarte algo de mi misma. Le doy gracias a Dios por
darme salud y por poder trabajar. Yo y la hermana “X” fuimos designadas para
trabajar en el taller. Trabajamos con las maquinas. El trabajo es difícil y la
salud de la hermana “X” es mala. Yo debo hacer el trabajo de las dos. Termino
el mío y luego le ayudo. Trabajamos de doce a trece horas diarias. Nuestro
alimento, al igual que el tuyo, es muy escaso. Pero no es sobre esto lo que
deseo escribirte.”
“Mi corazón
alaba y da gracias al Señor, porque por intermedio tuyo me mostró el camino de
salvación. Ahora estando en este camino, mi vida tiene un objetivo; se a donde
voy por quien sufro. Siento deseos de testificar a todo el mundo sobre la
alegría de la salvación que tengo en mi corazón. ¿Qué nos separara del amor de
Cristo? ¡Nadie ni nada! Ni la cárcel, ni el sufrimiento. Los sufrimientos que
Dios nos envía, solo nos fortalecen más y más en nuestra fe en El. Mi corazón
esta tan rebozante de la gracia de Dios! En el trabajo me insultan y castigan,
dándome trabajo extra, porque no puedo callar lo que el Señor ha hecho por mí.
Me ha convertido en un nuevo ser; en una nueva criatura, a mí, que estaba en el
camino de la perdición. ¿Puedo callar después de esto? ¡No, nunca! Mientras mis
labios puedan formular palabras, testificare por El a todos y contare a todos
su amor por mi.”
“Camino al
campamento nos encontramos con muchos hermanos y hermanas en Cristo. Que
extraño es, pero parece que el Espíritu Santo nos avisa cuando estamos delante
de los hijos de Dios, apenas los vemos. No es necesario hablar, desde el primer
momento nos conocemos.”
“Cuando nos
conducían a este lugar, una mujer, en una estación, nos dio comida y nos dijo
dos palabras: “Dios vive””.
“La primera
noche que llegamos aquí (era muy tarde), nos llevaron a unos galpones bajo
tierra. Saludamos a los que allí se encontraban, con las palabras: “La paz sea
con vosotros”. Con mucha alegría de nuestra parte escuchamos salir de todos los
rincones la respuesta: “les recibimos en paz”… Desde ese instante, sentíamos
que estábamos en familia.”
“Si. Así era en
realidad. Aquí hay muchas personas que tienen a Cristo en sus corazones, como
su Salvador personal. Más de la mitad de los presos son creyentes. Entre
nosotros hay muy buenos cantantes y predicadores del Evangelio. En la noche,
cuando nos reuniones después de la jornada de dura labor, que hermosos resulta
poder orar juntos, a los pies de nuestro Salvador. En Cristo hay libertad en
todo lugar. He aprendido aquí muchos hermosos himnos espirituales, y todos los
días Dios me da más y más de Su Palabra. A los 19 años, por primera vez en mi
vida, celebre el nacimiento de Jesús. ¡Jamás olvidare esa hermosa fiesta!
Tuvimos que trabajar todo el día. No obstante, algunos de nuestros hermanos
lograron llegar hasta el río. Rompieron el hielo y prepararon el lugar donde
durante la noche – de acuerdo a la Palabra de Dios – siete hermanos y yo fuimos
bautizados. ¡Oh, que feliz soy y como me gustaría que tu, Maria, estuvieras
conmigo, para que asi te pudiera dar amor, donde antes te daba odio, y así
expiar en parte el daño que te hice! Pero Dios nos ha colocado a cada una en un
lugar especial y debemos estar firmes donde Dios nos puso. Te ruego que saludes
a toda la familia de Dios. Dios recompensara tu trabajo entre ellos, como me ha
recompensado a mí también. Lee Hebreos 12.1-3”.
“Todos nuestros
hermanos te saludan y se regocijan de que tu fe en Dios sea tan inquebrantable
y que dentro de tus sufrimientos tengas alabanzas para El. Si escribes a otros
hermanos, dales nuestros saludos”
“Tuya, Varia”
Quinta carta
“Querida Maria:
Por fin encontré la oportunidad para escribirte unas pocas líneas. Te puedo
contar, querida, que con la gracia de Dios, la hermana “X” y yo gozamos de
buena salud y estamos bien. Ahora estamos en… Nos mandan a… donde
permaneceremos.”
“Agradezco tu
maternal preocupación por mi. Recibimos todo lo que nos enviaste. Te agradezco
aun más el más valioso de tus regalos: La Biblia. Gracias a todos y cuando les
escribas, te ruego les des las gracias por todo lo que han hecho por mi y les
transmitas mis saludos.”
“Desde que el
Señor me revelo el misterio de Su sagrado amor, me considero la persona mas
feliz del mundo. Las persecuciones de que soy objeto las considero como una
gracia especial.”
“Estoy feliz
porque desde los primeros días de mi conversión el Señor me encontró digna de
sufrir por El. Oren por mi, para que así puede permanecer fiel al Señor hasta
el fin.”
“Que el Señor
los proteja y les de fuerzas para la sagrada batalla”
“La hermana
“X” y yo los besamos a todos. Cuando estemos en… tal vez tengamos
oportunidad de escribirles de nuevo. No se preocupen por nosotros. Estamos
felices y jubilosas porque nuestra recompensa en el cielo es grande. Mateo
5.11-12.”
“Tu Varia”
Esta es la última carta de Varia, la jovencita
comunista que encontró a Cristo; testifico por El y fue condenada a trabajos
forzados. No se supo más de ella, pero su gran amor y testimonio por Cristo,
nos muestra la belleza espiritual de la leal y sufrida Iglesia Subterránea
dentro de ese tercio del mundo que se encuentra bajo la dictadura
comunista.
COMO LOS
CRISTIANOS DE OCCIDENTE PUEDEN AYUDAR
He sido llamado
“la voz de la Iglesia Subterránea”. No me siento merecedor de ser llamado la
voz de tan honorable parte del cuerpo de Cristo. Sin embargo, en tierras
comunistas fui dirigente de una parte de la Iglesia Subterránea. Por un milagro
pude soportar y sobrevivir a catorce años de prisión y torturas, incluyendo dos
años en una celda especial para los que se considera que están moribundos. Por
otro milagro aun más grande, Dios inexplicablemente me saco de la prisión y me
hizo llegar al Occidente para hablar a los de la Iglesia Libre.
Hablo en nombre
de mis hermanos, que yacen en innumerables e ignoradas tumbas. Hablo también
por mis hermanos, que se reúnen en forma secreta en bosques, sótanos, desvanes
y otros lugares semejantes.
La Iglesia
Subterránea de Rumania acordó sacarme del país y enviar conmigo un mensaje a
los cristianos libres del mundo. Por un milagro logre salir y pude llegar hasta
aquí, para cumplir el encargo que me encomendaron los que permanecen allí
trabajando, sufriendo, arriesgando sus vidas y muriendo en tierras comunistas.
El mensaje que
traigo de la Iglesia Subterránea es:
“¡No nos abandonen!”
“¡No nos olviden!”
“¡No nos borren de sus mentes!”
“Dennos las
herramientas que necesitamos. Estamos dispuestos a pagar el precio que
significa usarlas.”
Hablo en nombre
de la Iglesia silenciosa, la Iglesia Subterránea, la Iglesia “muda”, que no
tiene voz para gritar.
Escuchen las
voces de sus hermanos y hermanas en tierras comunistas. Ellos no piden nada
para huir, o para gozar de seguridad o una vida más fácil. Piden solamente los
medios para contrarrestar el progresivo envenenamiento de la juventud – la
próxima generación – con el ateismo. Piden Biblias para poder sembrar con ellas
la Palabra de Dios. ¿Cómo pueden sembrarla si no las tienen?
La Iglesia
Subterránea se parece a un cirujano que iba en un tren. El tren choco con otro
y cientos de personas quedaron tendidas en el suelo, heridas y agonizantes. El
cirujano se paseaba entre los moribundos diciendo: “¡Si solo tuviera mis
instrumentos!” … “¡Si solo tuviera mis instrumentos!” Por supuesto que con sus
instrumentos quirúrgicos podría haber salvado muchas vidas. Tenia deseos… pero
no tenia con que intervenir. Esto mismo es lo que sucede a la Iglesia
Subterránea. Esta tan dispuesta a darlo todo. ¡Esta tan dispuesta a
dar martires! ¡Esta pronta a arriesgar muchos, muchos años en
prisiones comunistas! Sin embargo toda su buena voluntad no
sirve de nada, si no tiene los medios para llevar a cabo su labor. El ruego de
la fiel y valiente Iglesia Subterránea, a ustedes que son libres, es: “¡Dennos
los medios - nuevos testamentos, Biblias, Literatura y ayuda – y nosotros
haremos el resto!”
Todo cristiano
libre nos puede prestar ayuda inmediata, en las siguientes formas:
Los ateos son personas
que no reconocen los orígenes invisibles de sus vidas. No sienten el misterio
de la vida ni del universo. La mejor forma en que los cristianos pueden ayudar
es guiarse ellos mismos no por vista sino por fe, y llevando una vida de
comunión con el Dios invisible.
Nos pueden
ayudar viviendo una vida cristiana consistente, una vida de sacrificios. Nos
pueden ayudar protestando públicamente cada vez que se persigue a los
cristianos.
Los cristianos
occidentales nos pueden ayudar pidiendo por la salvación de los comunistas.
Orar por esto les puede parecer ingenuo. Nosotros orábamos por ellos y al día
siguiente nos torturaban peor que antes de orar. También la oración del Señor
en Jerusalén fue ingenua, pues lo crucificaron después de la oración, pero pasados
algunos días se golpeaban el pecho, y más de cinco mil se convirtieron en un
día. Para los otros, tampoco se perdió la oración. Cualquier oración que no es
aceptada por aquel por quien se intercede, vuelve a ti, envuelta en bendiciones
y se convierte en maldición para el que no la acepto. Cumpliendo la palabra de
Cristo, yo y muchos otros cristianos orábamos continuamente por Hitler y sus
hombres, Ahora estoy seguro que nuestras oraciones ayudaron a derrotarlo, tanto
como las balas de los soldados aliados.
Debemos amar a
nuestros semejantes como a nosotros mismos. Los comunistas son nuestros
semejantes tanto como son los demás.
Los comunistas
son el resultado de nuestro incumplimiento de la palabra de Cristo, que dijo:
“He venido para dar vida, y vida en abundancia” Todavía los cristianos no han
dado vida abundante a todos. Han dejado de lado a muchos que no han obtenido lo
mejor de esta vida. Estos se han rebelado y constituyen el partido comunista.
Ellos a menudo son victimas de las injusticias sociales. Ahora están amargados
y son crueles. Tenemos que combatirlos. Pero los cristianos, aunque luchen
contra un enemigo, lo comprenden y lo aman.
Somos culpables
por el hecho que algunos sean comunistas. Somos culpables de negligencia en
nuestra labor. Debemos expiarla amándolos (esto es algo completamente distinto
a tener simpatía por ellos) y orar por ellos.
No soy tan
ingenuo como para creer que solo el amor puede solucionar el problema de los
comunistas. No recomendaría a las autoridades de un Estado que, para solucionar
el problema del gangsterismo usaran solo amor. Tiene que haber una fuerza
political, jueces y prisiones para los pandilleros; y no solamente para los
pastores. Si los gangster no se arrepienten, deben ir a prisión. Jamás usaría el
termino “amor cristianos para contrarrestar la lucha política, económica o
cultural contra el comunismo, sabiendo que no son mas que bandidos en una
escala internacional. Los gángsteres cometen delitos, robando carteras; los
comunistas roban países enteros. Sin embargo, el pastor y el cristiano
individual tiene que hacer todo lo posible por convertir al comunista,
cualquiera que sea su crimen, como también a sus inocentes victimas. Tienen que
orar por ellos con comprensión.
En segundo
lugar, los cristianos libres nos pueden ayudar enviando Biblias y porciones de
ellas. Existen medios para poder introducirlas en los países comunistas. Desde
mi salida ya he mandado muchas que han llegado sin problemas. Ciertamente hay
maneras de enviarlas si ustedes, los cristianos libres, las proveen
para los hermanos de la Iglesia Subterránea. Cuando todavía estaba en Rumania,
personalmente recibí muchas Biblias enviadas por ciertos medios. No faltan medios
para mandarlas siempre que ustedes nos proporcionen con que proveerlas.
Se necesitan con
mucha urgencia. Miles de cristianos no han visto Biblias ni Evangelios en los
últimos veinte a cincuenta años, ya sea en Rusia o en sus países satélites.
Dos aldeanos muy
sucios llegaron un día a mi casa. Habían venido de su aldea con el fin de
trabajar en las calles, limpiándolas de nieve. Pensaban trabajar durante todo
el inverno, porque querían juntar el dinero necesario para comprar una Biblia
vieja y raída, a fin de poder llevársela hasta su aldea. Como acababa de
recibir Biblias desde los EE.UU., pude darles una nueva. No podían creer lo que
sus ojos veían. Trataron de pagarme con el dinero que habían ganado. No acepte.
Regresaron a sus pueblos llevándose la Biblia. Algunos días después recibí una
carta de sincera y rebosante alegría, agradeciéndome por las Escrituras.
¡Estaba firmada por treinta aldeanos! Habían cortado la Biblia cuidadosamente
en treinta partes, que se intercambiaban entre ellos.
Es patético
escuchar a un ruso, cuando pide aunque sea una sola pagina de la Biblia. Con
ella alimenta su alma. Se sienten felices si pueden cambiar una vaca o una
cabra por una Biblia. Un hombre que conocí, cambio su anillo nupcial por un
raído Nuevo Testamento.
Nuestros niños
jamás han visto una tarjeta de Navidad. Si tuvieran una, todos los niños de la
aldea se juntarían y algún anciano podría explicarles algo del Niño Jesús y la
Virgen Maria y de allí seguiría con la historia de Cristo y la salvación. Todo esto…
¡saldría de una tarjeta de Navidad! Podemos enviarles Biblias, Nuevos
Testamentos, literatura. Esta es una de las maneras en que ustedes pueden
hacer algo.
En tercer lugar,
tenemos que imprimir y enviar literatura especial para neutralizar el veneno
ateo que se le da a la juventud, desde el kindergarten (o jardín de infantes)
hasta la universidad, los comunistas prepararon “La Guía del Ateo”, que es la
“Biblia” de los ateos. Se usan versiones elementales para los más pequeños, y a
medida que estos avanzan, se emplean versiones mas adelantadas de esta misma
Guía. Esta “Biblia” diabólica acompaña al joven a través de sus años de
estudio, envenenando su alma con el ateismo. El mundo cristiano jamás ha
impreso un libro para contrarrestar “La Guía del Ateo”. Podemos y tenemos que
imprimir uno, con la respuesta cristiana a tales enseñanzas ateas. Debemos
hacerlo de inmediato, pues la Iglesia Subterránea no tiene material que
entregar a la juventud que ha estudiado este libro venenoso. La Iglesia
Subterránea tiene las manos atadas mientras no tenga literatura especial y en
los idiomas de los países dominados por el comunismo.
Nuestra juventud
envenenada tiene que tener una respuesta - ¡La respuesta es Dios! – la
respuesta cristiana – nuestra respuesta! – Esta es otra cosa en la cual pueden
ayudarnos, colaborando a proveer esta literatura como la respuesta a “La Guía
del Ateo” – literatura ilustrada juvenil y Biblias para niños.
La cuarta cosa
que tenemos que hacer es “unir las manos” con los miembros de la Iglesia
Subterránea y darles los medios financieros para viajar y trasladarse con el
Evangelio, evangelizando en forma personal. En este momento muchos están
“inmovilizados” en sus casas por falta de fondos necesarios para pasajes en
tren, en autobuses y para gastos de alimentación mientras viajan. De esta
manera están imposibilitados de llegar aun a las aldeas a unos treinta o
cuarenta kilómetros de distancia, de donde los llaman para que asistan a las
reuniones secretas. Dándoles algunos dólares al mes (10 a 20), podemos
“desencadenarlos” para que puedan responder a quienes los reclaman desde
ciudades y aldeas distantes a fin de que les lleven la Palabra de Dios.
Los antiguos
pastores que han estado en la prisión por su fe, tiene un ardiente mensaje evangélico,
tienen un gran amor por las almas perdidas, pero no tienen los medios para
llevar el mensaje a ciudades y aldeas. Unos pocos dólares al mes les
proporcionarían los medios.
Los laicos
cristianos deben también ser ayudados. Siendo cristianos, apenas ganan lo
suficiente para poder subsistir, y no les queda ni un centavo para viajar de
aldea en aldea y de pueblo en pueblo llevando el Evangelio. Este es el
“milagro” que unos pocos dólares al mes harían por ellos.
Los pastores de
la Iglesia Oficial, que también trabajan en secreto con gran riesgo, igualmente
necesitan de fondos que se les deben proporcionar secretamente para estos
propósitos. El “salario” que reciben del gobierno comunista es bajísimo. La
buena voluntad de estos pastores que arriesgan su libertad al desobedecer las
órdenes del gobierno comunista, predicando el evangelio a los niños, jóvenes y
adultos, en reuniones secretas, no es suficiente. Deben tener los medios para
poder proseguir su fructífera labor secreta.
Con 10 a 20
dólares mensuales ese miembro de la Iglesia Subterránea puede predicar el
Evangelio en un sector más amplio y efectivo. Esta es otra de las maneras en
que ustedes pueden ayudar.
También debemos
transmitir el Evangelio por radio a los países comunistas. Por medio de
estaciones en el mundo libre podemos alimentar espiritualmente a la Iglesia
Subterránea que tanto necesita el Pan de Vida. Como el gobierno comunista
transmite sus propagandas por onda corta, millones de rusos y los de otros
pueblos esclavizados tienen radios que recibirían nuestras transmisiones. Las
puertas están abiertas para que esta clase de transmisión llegue a los
oprimidos. Debemos aprovecharla y propagarla. A toda costa la Iglesia
Subterránea debe recibir el alimento espiritual que estas transmisiones les
pueden proporcionar. Esta es otra manera de ayudar a las Iglesias Subterráneas
en los países comunistas.
Debemos prestar
ayuda a las familias de los martires cristianos. Cientos de miles están
sufriendo en forma indescriptible y trágica. Cuando se arresta a un miembro de
la Iglesia Subterránea, su familia comienza a vivir un terrible drama. El
gobierno considera ilegal el prestarle ayuda. Esto lo hacen los comunistas con
premeditación, para agudizar los sufrimientos de la esposa e hijos, que quedan
abandonados. Cuando se encarcela a un cristiano, las más de las veces esto
significa tortura y muerte, aunque el sufrimiento apenas empieza. Su familia
vive en continuo sufrimiento. Puedo decir con seguridad y entera franqueza que
si las congregaciones de las iglesias cristianas en el mundo libre no nos
hubieran ayudado a mi familia y a mi, nunca habríamos podido sobrevivir. Yo no
habría podido llegar hasta ustedes para escribir estas palabras.
En estos
momentos una nueva ola de terror y arrestos en masa, de cristianos, se ha
desencadenado en Rusia y otros países satélites. Cada día aparecen nuevos
martires. Aunque van a su tumba, y de allí a recibir su recompensa, sus
familias viven en horribles y trágicas condiciones. Podemos y tenemos que
ayudarlas. Por supuesto, también debemos ayudar a los hambrientos (en lugar de
habrientos) habitantes de India y de África. Sin embargo, ¿Quiénes son más
merecedores de la ayuda cristiana que las familias de los martires que han dado
su vida por Cristo, o que han sido torturados en las prisiones comunistas por
defender su fe?
Desde mi
liberación, La Mision Cristiana Europea ha mandado ya mucha ayuda a las
familias de los martires cristianos. Pero lo que se ha hecho hasta ahora es
poco, comparado con lo que podríamos hacer con la ayuda de ustedes, la de sus
familias y la de sus amigos.
Como un miembro
de la Iglesia Subterránea que ha sobrevivido y escapado, he traído para ustedes
este mensaje, un ruego, una petición de los hermanos que han quedado allá.
Me han mandado
aquí con un mensaje para ustedes. Por un milagro logre sobrevivir para
entregarlo.
Les he contado
la urgencia que existe de traer a Cristo a muchos comunistas. También les he
contado lo urgente que es enviar ayuda a las familias de los martires
cristianos. Les he mostrado la forma práctica en que ustedes pueden ayudar a la
Iglesia Subterránea en su Mision de propagar el Evangelio.
Cuando me
golpearon en las plantas de los pies, mi lengua lloraba. ¿Por qué lloraba mi
lengua? No había recibido los golpes. Lloraba porque la lengua y pies son
partes del mismo cuerpo, y ustedes, cristianos libres, forman parte de ese
cuerpo de Cristo, que es flagelado en las prisiones comunistas, y que esta dando
ahora tantos martires a Cristo.
¿No pueden sentir ustedes nuestro dolor?
¡Nuevamente ha
resucitado la Iglesia Primitiva en toda su belleza, sacrificio y dedicación en
todos los países comunistas!
Mientras nuestro
Señor agonizaba en su oración en el jardín de Getsemani, Pedro, Santiago y Juan
estaban a poca distancia del lugar donde se gestaba el más grande drama de la
historia, pero estaban profundamente dormidos.
¿Qué parte le
toca a usted en la ayuda a esta iglesia Mártir?
Pregunte a su pastor
y a su iglesia si acaso esta haciendo algo para ayudar a sus hermanos y
hermanas tras la Cortina de Hierro.
Tras las
murallas de la Cortina de Hierro esta aconteciendo de nuevo el drama, coraje, y
martirio de la Iglesia Primitiva y la iglesia libre esta dormida.
Nuestros
hermanos allá, solos y sin ayuda de nadie, están librando las batallas mas
importantes del siglo veinte, comparable solo con el heroísmo, valor y
dedicación de la Iglesia Primitiva. Y la Iglesia Libre duerme apática y ciega
ante esa lucha y agonía, tal como dormían Pedro, Santiago y Juan durante la
agonía de nuestro Salvador.
¿Va usted a
dormir, mientras que la Iglesia Subterránea, sus hermanos en Cristo, sufren y
luchan solos por el Evangelio?
¿Escuchara Ud. nuestro mensaje?
“¡Reacuérdennos,
ayúdennos!”
“¡No nos
abandonen!”
He cumplido con
mi propósito de entregarles el mensaje de la fiel y martirizada Iglesia
Subterránea de los países comunistas – de Sus hermanos y hermanas que están
sufriendo bajo el endeudado comunismo ateo.
Richard Wurmbrand ( 1909 a 2001)
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